Entramos en un apretado periodo electoral, si es que no lo estuviéramos siempre, habida cuenta de la permanente confrontación y bronca, en especial, de algunos. Trato de apartarme del ruido mediático que lamentablemente confunde lo esencial con una y mil anécdotas. Aunque me cuesta, llego a la conclusión de por qué tendremos comicios ya en abril. Si, recuerdo que hubo una sentencia que condenó al PP como currupto. Si, y sigo recordando que la mayoría de los demás partidos, excepción hecha del mismo y sus apoyos, plantearon y ganaron una moción de censura. Se suponía que , teniendo en cuenta la causa de la tal censura, habría una cierta catarsis para la conveniente generación del colectivo condenado. No parece que fuera así, pues desde el primer momento han puesto todos los obstáculos posibles. Unos formalmente lícitos, como los de la Mesa del Congreso y el Senado para retrasar la tarea de gobierno, y otros deleznables como las injurias y acusaciones infundadas y permanentes. Tal acoso, culminó con su oposición a unos presupuestos que atendían las necesidades posiblemente más sentidas en la calle. Una vez convocadas las elecciones, se critica de manera acerba la aprobación de disposiciones ya debatidas y su lógica información a la ciudadanía. De tal manera, se eterniza la crispación que provoca el desapego de la ciudadanía de una representación política que no se baja del insulto en eterna confrontación. Después de este repaso a los sucesos, convendría una reflexión sobre las causas de la principal.

Como hay quienes olvidan, por su memoria frágil y su soberbia patriotera, la légítima actitud parlamentaria de regeneración trató de acabar con un ejecutivo sostenido en la degradación. Degradación que describe acertadamente un periodista de un medio digital, instando a acabar con:
Un país en que un Comisario de Policía se implica en un incendio de un racacielos de Madrid al destruir documentos que incriminan al expresidente del segundo banco más poderoso de España.
Un país en que otro Comisario de Policía revela que su superior y el Fiscal de Madrid entorpecen su investigación sobre cargos del PP relacionados con el caso de “los espías”.
País en que el ex ministro Zaplana, liberado de la cárcel supuesta causa de salud, lamenta de manera comprobable su requerimiento para que le devuelvan el dinero depositado en Andorra.
Un país en el que se monta una “policía política” para impedir la acción de oponentes políticos.
Un país en que el Ministerio del Interior habilita fondos reservados para el secuestro de la familia de un ex-tesorero corrupto del propio PP.
Un país en que el propio Gobierno montó un dispositivo para robar y destruir pruebas contra el PP.
Un país en que un importante bufete de abogados instalado en el centro de Madrid orientaba a clientes vip sobre cómo defraudar a Hacienda.
Un país en que candidatos de la derecha pelean por ser entrevistados por un telepredicador que amenaza de muerte a políticos, o exige el cierre de La Sexta y de El País.

Por si no fuera poco el listado de felonías citadas a cargo de personas identificadas con el propio partido hay más. Unas relacionadas con los dos partidos y medio que han sido expulsados del poder. La presidenta del Parlamento Castellano imputada por el abuso de un cargo institucional, no tiene inconveniente de saltar del PP a Cs. De la misma manera, al señor Casado, “aventajado” estudiante en lugar de dimitir como ha ocurrido en varios partidos, incluido el propio, se le asciende.
con y que pudieran estar también en la cárcel y o en la reserva, podemos lamentar que no hay propósito de la enmienda de quienes buscan el aval de la ciudadanía. He hablado de dos partidos y medio. Sí, creo que conviene llamar escisión a ese grupo de extremistas que han vivido en el PP con buenas retribuciones como su líder o pertrechándose con delincuentes como el de Canarias, o algún ex juez. Por si faltara poco esta derecha recompuesta con oferta variada de cara a las elecciones, no deja de mejorar el escaparate. Por aquí un ex-ministro socialista. Por allí una soflama conservadora del otrora socialista que se puede completar con el libro de su segundo. Mientras, para lo que pueda pasar, dejamos a doña Susana y compañía por si hay que desfenestrar a alguién más.

En en fin, mientras miedo a los extremistas porque ya hay barra libre. Incluso rehacer aquel brote machista que se iba superando. Miedo que dicen también que puede venir de toda mujer.