En este diciembre se han cumplido setenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Si miramos la actualidad no parece que sea éste un momento especialmente álgido en ese largo camino hacia la dignidad. Tal vez por ello, convenga revisar los admirables propósitos de quienes la hicieron posible y las poco idílicas circunstancias que les indujeron a tal Declaración. Siguiendo a Claire Brisset exdefensora de la Infancia en Francia, podemos saber más. Tanto la propia Declaración en 1.948 tras la Segunda Guerra Mundial,como otros acuerdos posteriores trataron que no se repitieran tales hechos. Así, el genocidio de la guerra anterior  (1948),status de refugiados(1951), discriminación racial(1965) ,derechos de las mujeres (1979), la tortura (1984), los derechos de los niños (1989), trabajadores migrantes(1990). Desde 1.948 se reconoce a todos estos Pactos el concepto de normativo y no sólo moral. De su seguimiento se encarga la Comisión de Derechos Humanos dentro de la ONU. Dicha Comisión, auxiliada por “relatores y representantes especiales”, así como de “expertos independientes”emite sus informes sobre temas o paises donde se denuncian abusos.

Llegar a esa situación requirió en largo camino anterior. En 1.776, tras la Independencia de las Trece Colonias con la filosofía de Kant en la Ilustración, aparece la primera formulación. Ésta se completaría en 1789 “los hombres nacen y permanecen iguales en derechos” en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del siglo de “las luces”. Tras la guerra de Italia de 1.859 tras la cruente batalla de Solferino, llevó a la creación de la Cruz Roja, Convenio de Ginebra 1864. Tras la guerra de 1914 el Tratado de Versalles llegó a declarar la guerra “ilegal”.  En 1.941,casi al inicio de la Segunda Guerra Mundial en un buque de guerra el presidente USA Franklin D. Roosevelt y el inglés Winston Churchill firmaron la “Carta del Alántico”. Ésta era el primer borrador que llevaría a la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y dentro de ellas a  la Declaración de 1.948. Sin embargo, ese camino ha tenido sus más y sus menos. Conviene recordar que ya entonces, en 1.791, Olympe de Gouges escribe“Los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” alegando que se le reconocían las mismas obligaciones, pero no los mismos derechos. La igualdad del voto lo habrían de pelear después las sufragistas. Incluso los derechos en general fueron objetos de clasificación. De un lado los civiles y políticos, y de otro los económicos sociales y culturales. El caso es que, pese a la reglamentación de los derechos, en conjunto o por separado, como decíamos al principio, hoy no parecen estar en su mejor momento tal, sus posibles causas, y algún indicio de solución.

Bueno será fijarnos en algunos de los acontecmientos  mundiales que ponen en cuestión la citada benéfica Declaración. En USA el plutócrata presidente Trump se declara, además de imperialista, abiertamente racista y xenófobo, como patriarcal y pro religioso machista y  homófobo, y para que no falte nada, belicista con el prójimo y con el planeta. Lamentablemente ese hecho no es exclusivo del electorado yanki. Siguiendo su estela han salido imitadores en varios países al calor del rendimiento electoral que viene dando tal cúmulo de “virtudes”. Además de en pequeños paises como la Hungría de Orbán, aparece la Italia del ministro Matteo Salvani, o la reciente elección, en el convulso y corrupto Brasil, del presidente Bolsonaro que se anuncia más extremista que los anteriores. Hay otro suceso en ese sentido que puede ser más esclarecedor aun, me refiero al fenómeno de los “chalecos amarillos” unidos en su enfrentamiento al presidente francés Macron. Como veremos en su momento, allí podremos encontrar los principales ingredientes de los casos anteriores, aunque revueltos con la más malvada habilidad.

Cómo tantos derechos y tantas y tan divididas víctimas  de tan persistentes discriminaciones, claras las más, veladas  otras. Quizá porque a la hora de sentirse estigmatizada en sus derechos opta por uno o varios de ellos, aunque no quisiera desatender a los demás. Imaginemos a una persona pobre,mujer,migrante, de color, atea,… No son pocas las discriminaciones ya acumuladas, incluso  alguna más. Si pudiera, que eso está por ver, a qué emancipación daría prioridad. Hay quienes piensan que la excesiva especialización, sobre todo con tendencia endogámica en un solo sentido, está generando una excesiva y fatal atomización en esa gran mayoría agredida. Kumi Naidoo, Secretario General de Amnistía Internacional responde que son indivisibles, como dicen en su artículo 1º:”Todos los seres humanos nacen  libres e iguales en dignidad y en derechos. Están dotados de razón y conciencia, y deben obrar los unos para con los otros con espíritu de fraternidad”. Ya  venía proclamando que no hay libertad política sin igualdad social. Y en este presente tan mercantilizado, qué puede garantizar la igualdad social.

En esa necesidad de derechos indivisibles, habrá que recomponer los de la persona, para que por inciertas prioridades, nose generen dispersión y  creciente malestar. Veamos como las discriminaciones se nos presentan ya bien engarzadas en USA, Brasil, Italia, Francia y otros. Lo podemos ver aquí con el nacionalcatolicismo, machista, homófobo, racista y xenófobo, dógmático y demócrata de ocasión.