Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora. (Proverbio hindú).
Después de esta pequeña reflexión, paso a recomendar un libro que me impresionó desde el principio. En el prólogo, nos habla de la vida de la autora, que ya es en sí una novela. También me gustó, porque la escritora siendo judía, estando ya perseguida toda su familia, es capaz de tratar con ecuanimidad al ejército alemán.
«La suite francesa», de Irene Nemirovsky)
Para lectores experimentados, para los que quieran aprender disfrutando, es tan interesante su vida como su obra. La novela de Irene Nemirovsky, escrita a vuela pluma, no nos deja indiferentes.
Se compone de dos partes. La primera Tempestad en Junio, escrita con forma de crónica, se divide en una serie de pequeños capítulos. En ellos se nos narra, la huida de los habitantes de París, por el temor a la invasión alemana. En esta huida ciega y alocada, provocada por el miedo, descubrimos, como el ser humano es capaz de mostrar lo mejor y lo peor de sus instintos; la humanidad y la generosidad se van perdiendo por el camino. La escritora nos da de vez en cuando pinceladas de humor, como queriendo que el lector se relaje.
La segunda parte titulada Dolce, está escrita en forma de novela. Comienza los capítulos con unas descripciones muy poéticas, y mucha riqueza de vocabulario, para que el lector perciba el paisaje, para que se sienta inmerso; un personaje más de ese momento.
La autora tenía idea de escribir un libro de mil páginas, compuesto como una obra musical dividida en cinco partes, tomando como referencia la Quinta Sinfonía de Beethowen. Esto nunca pudo llegar a realizarlo, porque cuando llevaba escritas las dos primeras partes fue detenida, y recluida en el campo de concentración de Auschwitz, en donde murió a los pocos días. Por tanto, estamos ante una novela inacabada.
En el apéndice del libro, se detalla los apuntes manuscritos que Irene tenía preparados, para la continuación de la novela.