Hoy es el Día de Reyes, y en este día y porque me coincide, tengo que seguir hablando de las efemérides porque todos estaréis con los regalos y con los niños y niñas tan coloristas y contentos. Ya no sé si todavía se pone el zapato en el balcón y se acostarán pronto y se levantarán a los amaneceres, creo que en muchos casos sí pero depende de las familias, como en todo. Tampoco sé si se deja algún libro, de esos que también permanecen y que algunos atesoramos. Yo, como soy ya la última de la fila, se me permite todo y suelo regalar cosas imperecederas. Este año a mis dos niños, y son pequeños, les he dejado una edición preciosa de Platero, que bien me hubiera gustado para mí, como el año pasado una edición entrañable de El Principito y así año a año tendrán cuentos clásicos, de los que no pasan. De momento los dibujos les harán familiarizarse con el burrito pequeño, peludo y suave y con el niño venido de otro asteroide y que estaba preocupado por su rosa. Yo lo hago, ya tienen juguetes y artilugios de los demás y me parece muy bien, también yo tuve esa época, pero los libros permanecen. Al menos eso espero.

Sin embargo me preocupa que la mayoría de los niños y niñas tendrán un móvil, ya todos tenemos un móvil y no es que esté en contra porque es algo muy útil, pero para los niños no. Se ha dicho que hasta los 16 años no se les debe regalar uno a no ser que sea sólo para llamar. Pero a ver quién aguanta todos estos años que les quedan dando la tabarra de que quieren un móvil en condiciones, porque ¿para qué necesitan ellos llamar? Ellos quieren manejarlo, ver las múltiples aplicaciones para estar todo el día pegados a ellos y lo peor es que quien no tenga y sus amigos sí, se van a sentir mal, a no ser que lo tengan bien asimilado de las explicaciones de los padres. Estoy segura de que muchos padres y madres estarán tan orgullosos de haberles comprado un móvil de último modelo, me parece estarlo viendo. Y ya el día de reyes les tenemos incomunicados. Después lo tendrán siempre consigo, para la escuela, para comer, para dormir, para todo. Me imagino una escuela sin ruido humano, sólo el tic tic de los móviles, aunque espero que no. O lo tienen cerca por si pita de vez en cuando. Yo alucino cuando veo a parejas jóvenes, o menos jóvenes, sin mirarse, cada uno con su móvil, para estar más cerca que quién tienen al lado. Vamos que estoy segura de que después de hacer el amor, que ya se ha adelantado mucho en esto, cada cual coge su móvil y a otra cosa. Vamos es que estoy segura. Antes era el cigarrillo y no sé lo que es peor. En fin, que no parece que se aburran o se enfaden si tienen un móvil, si no lo tienen les da la sensación de estar vacíos. ¡Vaya tiempos estos!

No quiero dar la sensación de estar en contra de los avances porque lo veo bien aunque para mí los quiera poco o regladamente. Si los tiempos vienen así, habrá que adaptarse a los tiempos pero de una forma estructurada, con una utilización correcta, que no impida una educación personal e íntegra y unas vivencias para recordar. Si no es así nos encontraremos, ya está vigente, que los jóvenes ya no saben ni escribir correctamente, ni se conocen la geografía ni la historia, son unos analfabetos funcionales que da mucha pena. A mí me da el ataque cuando veo que no saben nada, que no tienen cultura, al menos la general. A lo mejor estoy muy antigua pero prefiero levantar los ojos y henchir el alma ante la belleza, que buscar un selfie en el que luego no saben ni donde han estado.

Pero bueno, cada cual intenta ser feliz con lo que tenga. Por eso os deseo que tengáis lo que necesitéis procurando que los demás también lo tengan. Menos mal que a cada generación le basta su propio afán.

Que tengáis un día alegre, que se terminan las vacaciones.