Hacía tiempo que no visitaba de esta manera la ciudad, con calma, deteniéndose en los lugares emblemáticos de la misma. Comenzó por recorrer los alrededores. Visitando las minas en activo, observando lo duro del trabajo, al tiempo que la camaradería de unos héroes que mantenían a sus familias, nunca mejor dicho, con el sudor de sus frentes; después se acercó a una de las fundiciones de plomo más importantes del país; allí todo era bullicio, ruido y color. Se apeó en una de las tres estaciones de ferrocarril de la ciudad, donde los viajeros y las mercancías entraban y salían con inusitada alegría.
Después se encaminó a los lugares de interés artístico que permanecían vivos, la casa de los Orozco, el palacio de Zambrana, el hospital de los Marqueses, el hospital de San Juan, la Iglesia de Santa María, el Teatro Olimpia… Hizo una pausa en uno de los cientos de bares del centro, tomó unas deliciosas patatas bravas y un exquisito lomo con berenjena, compartió con los parroquianos la alegría de la ciudad. Marchó hacia el Paseo de Linarejos, admiró sus árboles centenarios, sus palmeras emblemáticas, la monumental Estación de Madrid, repleta de viajeros y elegante, subió a la ermita de la Virgen de Linarejos, entró y admiró las pinturas de sus paredes y de sus techos.
Luego visitó una de las fábricas más grandes de Europa, vio como una enorme cadena de montaje fabricaba cientos de vehículos, en su mayoría todo terreno, que se apilaban en los patios donde eran cargados en vagones de tren y en camiones para ser exportados a lugares inusitados del planeta. Así, recorrió otras cuantas fábricas siderúrgicas, de maderas, de accesorios para automóviles, etc. De regreso al centro, hizo unas comprillas de rigor en algunos almacenes, así como en varios comercios familiares y, ya cansado, decidió echar una cabezadita.
Le despertó un grupo de escolares de la capital, en visita del colegio, los maestros querían que aprendieran como había sido una importante ciudad industrial de la segunda mitad del siglo XX, hoy casi deshabitada y convertida en su totalidad en museo.
«No arméis demasiado jaleo, tened en cuenta que las pocas personas que aún viven en Linares sobrepasan los setenta años de edad y son reacios a ser mostrados, ellos y su ciudad, como si de un zoo se tratara. Podréis observar las ruinas de lo que antaño fuera una hermosa y próspera ciudad, convertida hoy en un geriátrico gigante. Cuando termine la visita guiada visionaremos un film de la transformación sufrida durante los años hasta la actualidad, yo acabo de verlo hace un rato y os aseguro que se ponen los bellos de punta. Gracias por vuestra amable visita»
A finales de julio de 2016, Linares ha rebajado su cifra de población a la que tuviera en el año 1999.
Me ha gustado mucho su artículo, es un fiel reflejo de lo que sucede actualmente en nuestra ciudad. Con todo lo que había y no se ha sabido conservar nada. Da mucho en lo que pensar y lo ha expresado muy bien. Ojala sean muchas las personas que lean su artículo y reflexionen.
Muy acertado el artículo por lo real, para desgracia de los habitantes de este sufrido Pueblo. Hace falta un fuerte revulsivo social y político en Linares, que rompa con el abandono y falta de proyectos ambiciosos, cuando no incumplimientos reiterados de las múltiples promesas hechas a Linares, a las que nos tienen sometidos los poderes públicos. Recientemente el PSOE no hace campañas en Linares para no comprometerse a nada, sabiendo que tiene los votos asegurados…. La juventud está dispersa (en el resto de España y parte del extranjero), desilusionada y asqueada. ¿No habrá llegado ya el momento de enfadarnos y hacerlo patente, pues comprobamos que las quejas y los lamentos no dan resultados?. Posiblemente el la Movilización sostenida esté la Solución.
El pueblo de Linares y sus instituciones, y muy especialmente las personas de ideología progresista, han luchado muy duro, con grandes manifestaciones y huelgas generales, por hacer realidad el presente que vivimos; alegría pues.
El triste presente lo han hecho posible las políticas de recortes y favorecer lo privado frente a lo público. Y el dinero (sus propietarios) como es tan «especial» se marcha a donde hay jugosos beneficios y abandona donde no hay suficiente «negocio». Y los poderes públicos deben de velar porque no haya desigualdades o al menos corregirlas, tanto las sociales como las territoriales. De primaria vamos y constitucional, ni de derechas ni de izquierdas como el marco de la Constitución. Mientras haya quienes piensen que protestando y exigiendo justicia se retrocede, será porque le importa lo que pase una mier… o porque es un ignorante de la vida y de la Historia.
Sr. Ad Contrarium, quienes hemos conocido las realidades en esta Ciudad, rebajada ya de forma inexorable a la categoría de pueblo y con visos de ostentar el título de pedanía, no podemos por menos que rasgar nuestras vestiduras ante la sangrante realidad de lo que hoy somos. Linares ha sido una Ciudad que ha arriesgado mucho luchando. Allá por 1994, hubo una manifestación de 100.000 personas en la Plaza del Ayuntamiento cuando fuimos conscientes de ser un enfermo que casi había entrado ya en un estado de coma inducido, que quería evitar su muerte. Pues bien, ya estamos muertos. Era la crónica de una muerte anunciada desde 1977. La foto de su espeluznante artículo, dolorosamente real. lo dice todo. Pero vegetamos paralizados en nuestro sofá. Tenemos lo que nos merecemos…todos. Saludos.
Yo estuve en la manifestación que comenta el señor Parrilla. Me pareció que se estaba declarando la guerra desde el balcón del Ayuntamiento y entonces supe que no serían capaces de dejar que Santana cerrase. La verdad es que era bastante joven y creía que había cosas que, llegados a un punto, se debían hacer por las malas o por las medio malas. Y efectivamente, no lo hicieron. Sin embargo se diseñó una estrategia (soy muy conspiranoico) para cerrar Santana en frío, con paciencia, poco a poco, conformando al personal. De hecho los conformaron tanto que algunos ya ni se acuerdan que estuvieron en esa manifestación, ni en las de 1977, que a mis ojos de niño me parecía una guerra de verdad. Como dice el señor Parrilla, con el que comparto profesión y preocupación por el Sahara Occidental y poco o nada más, tenemos lo que merecemos.
Los otros días oía a Gordillo reclamando progreso para Andalucía. Sus demandas no iban dirigidas a los andaluces, que deben ser tratados como menores de edad, victimas, o minusválidos. Iban dirigidas a terceras personas: el gobierno, el Ibex 35, Obama, el Papa o a algún ente superior al que se le pueda exigir que nos progrese. Que alguien nos progrese por favor, venía a decir este entusiasta de los que pegan al vecino por pensar distinto. Porque como estemos esperando que el progreso venga del esfuerzo de los andaluces (sobre todo de los linarenses 🙂 ) nos podemos tomar el progreso con un bocadillo de tranquimazines
Esto es algo que muchos llevamos tiempo pensándolo y diciendolo, seguro que muchos de vosotros también lo habeis visto venir y con resignación e impotencia no os ha quedado más remedio que seguir siendo más que espectadores de la terrible transformación que está sufriendo, y seguirá sufriendo, nuestra ciudad.
Hoy viven jubilados y prejubilados que son los que mantienen a los cada vez menos jóvenes que quedan en nuestra ciudad, parados claro. Por desgracia estos jubilados no viviran eternamente con lo que los jóvenes cada vez menos jóvenes o emigran por pura necesidad, ya que se quedarán sin sustento, o simplemente tendrán que salir a pedir a las calles…
Es la pura realidad y quien se piense que no llegaremos a ese punto realmente es que o es un ignorante o no quiere ver la realidad… la TV nos tiene hipnotizados con el fútbol y con los programas basura en los que sale gente que a cambio de perder la verguenza y la dignidad reciben dinero a cambio, mientras nosotros nos creemos mejores por estar sentados en la casa viendolos tranquilamente desde el sofá en vez de estar buscando trabajo, en fin, no tenemos lo que nos merecemos porque si no ya nos habríamos extinguido, así de triste, pero es la realidad…