Nos visitan el presidente Obama y señora cuando aun no acabamos de digerir, ajustando los efectos mediáticos a la cruel realidad del día a día, tras las elecciones. Apenas entrevemos que: 1. Rajoy ha dejado la caja de las pensiones casi vacía. 2. Las noticias sobre Venezuela ya no son importantes con las denuncias sobre Podemos de nuevo judicialmente desestimadas.3 Nuevos datos sobre la cumbre de las Azores desvelan más miserias sobre Irak. 4… Pero nuestro “Gran Hermano” se preocupa de que no suframos por esas “minucias” y nos entretengamos con “una de famoseo”adecuada para la plebe del imperio.

Ya estaba previsto que, tras las elecciones en España, se produjera el evento mediático-turístico de la visita del Presidente USA gira final de mandato. De tal guisa, se entremezclan sucesos que acaban enturbiando y olvidando la realidad más allá de los tres aspectos señalados arriba. No, no es casualidad sino un síntoma más de la “gobernanza mundial” y de los apoyos que el amigo americano tiene para con sus aliados sumisos. La visita, más allá del fiasco sevillano (y otros) de inversiones de imagen y de supuesta amistad, venía programada con objetivos varios en los que convendría reparar. La cuestión tiene mucho que ver con la supuesta democracia de nuestros días, tanto en el suelo patrio como en el concierto mundial con el protagonismo del egregio visitante. Veamos por partes.

La luz de la historia. Aparte de la parafernalia mediática, la reciente visita tiene más que ver con la que Dwight Eisenhower, presidente USA hizo al general Franco en 1.959. En ella se confirmaba el tratado de 1.953 entre USA y España por el que se reconocía la “teórica” soberanía conjunta de las bases militares de Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera y Rota. Los ajustes de agenda por los feos asuntos de violencia policial han afectado poco a las previstas escalas en Torrejón y Rota. Pese al Nóbel de la Paz, el mandatario americano de turno tiene gran prioridad por cuidar las alianzas, con dictaduras o democracias, en pos del dominio militar del planeta. Además de la amistad del poderoso, se puede pagar con 226 millones de dólares para el anticuado ejército frente al “peligro comunista” del 53,o con respaldo a un régimen acosado por la corrupción.
Otan no, bases fuera era el grito que llevó al referendum, del 24 de Febrero de 1.986, en que se impuso, por muy poco y con muchas presiones, la tesis el presidente González, tras haber prometido “de entrada no”. Después, con gobiernos PSOE-PP, hemos llegado a la realidad actual: crecimiento de las las bases de Morón y Rota en el número de efectivos amaricanos y de ingenios bélicos con el consiguiente riesgo para los aledaños. Todo sin cumplir siquiera la compensación en puestos de trabajo prometidos para la vecindad.

Pero qué importa si nuestros mandamases se codean con la crema del orbe. Rindamos también pleitesía a quien nos presiona para el TTIP. Importa poco que, además del trágala militar, aminoren, por y con la cómplice burocracia europea, las escasas garantías frente al mercado yanki. Ahora nuestro indolente presidente en funciones, que no se sometió al control popular durante medio año, alardea del aval foráneo. Por otro lado, el Jefe del Estado, quien ha tenido que substituir -sin más consulta- a su desprestigiado padre y capear como ha podido la corrupción familiar, también recibe el placet en la visita. Para que no falte nada, además de sacar los laureles de la vieja monarquía, sin pestañear por el estrambote franquista, un toque de modernismo demócrata y popular. Para ello una vistosa comparecencia de las primeras damas. Está bien que se haga algo por la equiparación de la mujer es estos tiempos de muerte y retroceso. Lástima, como se ha expuesto de manera pública, que faltara un pronunciamiento cuando hay segregación por sexos en la educación obligatoria, y que siga la prevalencia del varón en la institución monárquica.

Pelillos a la mar. Los señores Obama, con su glamur nos han visitado. ¿Nos vamos a preocupar de que sea con los inconvenientes citados y al final de una presidencia con más pena que gloria? Que no nos importe. Hemos tenido como país nuestros momentos de gloria como Cuba. No nos pongamos moños porque nos han reavalado un régimen con pedigrí franquista. ¿Lo de las bases?- Eso como en Cuba. Allí los Castro guardan un prudente silencio por la de Guantánamo, ese limbo ilegal que nuestro carismático visitante había prometido eliminar.