Casi con este titular quiero afrontar el verano, dejar atrás la política y sus políticos y desear que trabajen en este tiempo hasta que consigan formar un gobierno responsable y no tengan vacaciones hasta que no lo hayan conseguido, para eso nos han tenido medio año, que se dice pronto, al ralentí.
Por mi parte quiero hacer un análisis a mi manera de estas pasadas elecciones, algo personal que no pretende acertar aunque sí que se respete porque hay gente de todas las opiniones, unas que lo tiene muy claro, otros menos y otros, como me pasa a mí, que no entendiendo algunas cosas pero parece que lo comprendo, o lo atisbo, o al menos lo acepto. Yo siempre he mantenido eso de que el pueblo aunque es soberano no es sabio, es como cada cual en conjunto, con sus aciertos, sus errores y sus incongruencias pero sin embargo sí llego a entender que cada cual hace lo que quiere con su voto, que tiene su opinión y su trayectoria, las cosas no son lineales y es curioso cómo ante un hecho clarísimo, hay diferentes miradas. No sé de dónde puede venir que cada cual tenga su verdad y que no haya una sola, pero esto es así, por eso digo que somos como somos, como españoles, como andaluces, como acompañados, como solos, como de una idea o como de otra, como de una religión u otra, una dirección u otra. El caso es que somos diferentes y la verdad es que estoy aprendiendo a respetarlo siempre que no haya discusión ni controversia emanada de una honestidad personal y unos parámetros comunes a todos. Todo al 50% , o al 60-40, y sopesando los aciertos y errores, que tal vez quiera decir con respeto hacia el otro que un poco de razón tendrá.
No han sido iguales estas elecciones a las anteriores, no, incluso yo creo que han sido un poco más esclarecedoras sobre el espectro político de nuestro país. Para mí está bastante claro y lo que antes no era posible a lo mejor ahora sí lo es y me refiero a un consenso y a empezar a gobernar en serio, que ya sabemos lo que opinamos, incluso los que no han votado. En primer lugar parece haber sido verdad aquello de que “los extremos se tocan”, que a veces sucede que dos posicionamientos opuestos puedan tener entre sí más semejanzas que otras más moderadas. Es lo que puedo pensar, sólo por elucubrar, que ha pasado entre el PP y Unidos Podemos, entre ver las caras de unos y otros. Las encuestas son un fiasco a no ser que quieran dirigirnos y lo hagan intencionadamente, porque nadie se esperaba esta subida y esta bajada y claro, las euforias y los desencantos se desataron. Era su día. Ahora me gustaría ver a un PP más dialogante, que gobierne solo o con algunos parecidos si ha sido así la voluntad popular, pero para los demás, y por otra parte, ver a Podemos por si llega al Parlamento más educada y responsablemente y aprende que ya allí no valen populismos, que la representación es la que es, que habrá que trabajar sin tantas alharacas, que habrá que documentarse, que tendrán que tener programa, que habrá que ser democrático, que también aprendan consensos, no por el sillón sino por la pela que ya es suficiente, yo les invito a observar la lustrez externa que van a adquirir algunos. En fin, que aprendan a convivir con todas las diferencias y se ganen el respeto, si es que duran, que ahí se verá. Yo, sinceramente, he mirado más a Podemos, era mi prueba del algodón y por supuesto me he alegrado de que no haya habido lo que dieron en llamar “sorpasso” porque sin entrar en que no me gustan demasiado los bipartidismos, no hubiera soportado la prepotencia ni la ocultación de un partido de izquierdas, el PSOE, que tanto ha dado a este país. Lo de Ciudadanos no lo entiendo mucho a no ser por la fuga de votos por un intento loable de pactar en lo fundamental. Veremos a ver que hacen todos ahora. Puede ser interesante.
No quiero dejar de decir, como muchos, que es un contrasentido que se vote a los corruptos, pero es que como he empezado, digo que “somos como somos” y tal vez si reconociéramos que todos en mayor o menor medida somos corruptos, no podríamos votar a nadie, pero a nadie, eso parece que lo tengo claro. Y nosotros no somos un gobierno bananero. Por otra parte no creo que seamos bruscos, tal vez seamos timoratos ante los cambios, preferimos esperar a verlas venir para a lo mejor así, al final, madurar y equilibrarnos un poco.
Estamos en época de cambio, es natural por la cronología, pero los cambios son lentos, hay que dar tiempo a que unos lleguen y otros se vayan. Y que yo sepa, algunos, muchos, como yo, todavía no nos hemos ido.