Desde luego cuando hayan pasado las elecciones generales, esperemos que podamos descansar un poco la cabeza de esta campaña electoral continua, nada menos que todo el año. Me bulle la ídem de tantas propuestas, de estar hablando siempre de lo mismo, de no saber lo que podemos creer y de ir eligiendo quien queremos que nos represente en buena hora. Esta vez parece que es más importante afinar bien a quien votaremos porque nos jugamos mucho aparte de  que ya sabemos cómo funcionan estas cosas.

El otro día hubo un debate inédito propiciado por El País, y me sonaba inédito porque en primer lugar el candidato del PP no asistió y el sitio vacío lo hacía ostensible.  La verdad es que no creí que llegara a tanto el actual presidente del gobierno porque lo consideré una falta ante todo de educación por no pensar en prepotencia o en temor a ser la diana donde se iban a dirigir todas las intervenciones y no tener explicaciones que dar. Yo me inclino por esto además de pensar que tiene tan asumido que no va a ganar y que el juego está entre tres con sus consiguientes pactos, que no le merece la pena admitir la forma de quedar. Terminará como se ha evidenciado en estos cuatro años. Morir con las botas puestas no debe ser su prioridad. Se manchan.

Pero volviendo a lo mismo, me gustó ver a los tres candidatos, aunque los atriles les daban un aspecto un poco lúgubre y además muy monocorde, no había ninguna mujer. Pero bueno, a mí me gustaron sus respuestas, no digo que las creyera, muy en la línea de lo que venimos viendo y de cómo es cada cual. Los vi un poco cansados de repetir lo mismo pero no me extraña nada, deben estar agotados, como agotados estamos todos de esperar a ver qué pasa. Lo que va a pasar  está entre ellos, no importa quién saque más escaños sin minoría, soy de las que piensan que los pactos están para eso y ellos verán. Están nominados tres, bueno lo puedo poner en cuatro pero creo que todo va a estar entre dos, dos son los partidos que pueden renovar con orden, que saben dialogar mejor y que pueden representar a una mayoría suficiente. Los pactos van a ser necesarios y convenientes porque así se equilibrarían las respuestas. Hay que reformar la Constitución pero no hacerla un guiñapo, hay que modificar el Senado, afrontar el problema catalán, equilibrar las diferencias entre las comunidades, federalmente o no, y volver al estado de bienestar. Si todo esto se hiciera serenamente habríamos dado un gran paso en modernizar una de las democracias más sólidas de Europa.

Yo, entre otras cosas y pactos de estado para la igualdad, la educación, el poder judicial, el paro y la corrupción, tengo muy claro lo que deseo. No paso por cambios bruscos, sí por modificaciones y extensiones de las leyes para que sean de verdad iguales para todos. Una forma de volver a la tranquilidad, a las ayudas justas, al trabajo, a la productividad de lo que somos productivos, a suprimir lo que no nos hace falta… En fin, no le arriendo la ganancia a quien resulte elegido pero sí me conforta que sea gente joven, con ilusión por empezar algo nuevo suprimiendo lo corrupto. El cambio generacional está servido. Bienvenido. Y espero no equivocarme.