El día 15 de octubre de 2015 aparecía en un periódico digital una noticia muy interesante: 7.000 lubricantes de uso vaginal y anal para alumnos sevillanos pagados por el ayuntamiento”

Que el titular y las primeras líneas de la noticia fueran dedicados a la cuantía del gasto que la medida iba a causar a las arcas del Ayuntamiento de Sevilla, dejaba bien claro la opinión de esta editorial sobre el hecho en cuestión y lo que pretendía con esta noticia.

La verdad es que no me hubiera enterado de ella si no hubiera sido porque un seguidor y amigo de facebook me la envió, preguntando cuál era mi opinión sobre esta decisión y el gasto que produciría. Pues allí va mi opinión por si a alguien, además de a este amigo, le interesa. Ya está bien de mojigaterías trasnochadas y de adoctrinamientos caducos.

Los lubricantes son a la salud sexual, lo que el aceite de oliva a la alimentación saludable, lo que las bebidas isotónicas al deporte, lo que la pasta de dientes a la salud bucodental. Nadie nos dice las “cifras escalofriantes” que campañas para fomentar la salud bucodental, la alimentación saludable y el deporte suponen a las administraciones en cuestión. Hay lubricantes con base de agua y otros con base de silicona, los hay de sabores, con efectos, y todos ellos son un recurso muy importante para fomentar, que todo tipo de relación sexual, sea lo más placentera posible. No solo sirven para el sexo anal, como algunos piensan, que también.

El problema es que para saber esto lo primero que tenemos que tener es una buena educación sexual y es muy triste ver como adultos que tienen puestos relevantes en nuestra sociedad, tanto en la política como en los medios de comunicación, siguen sacando un suspenso en educación sexual.

Utilizar la salud sexual para hacer demagogia tanto en la política como en los medios de comunicación me parece de tan mal gusto que tengo que pedir por favor a los políticos, que hagan política, y a los medios, que informen. La educación sexual debe ser profesionalizada, democrática, abierta y sobretodo basada en el conocimiento científico.

Ojalá estas monodosis de lubricantes sirvan también para que los jóvenes lleguen a casa con ellas y sean capaces de entablar un diálogo con sus padres y madres, y se los regalen a ellos si es que no piensan utilizarlas pronto, para que este gran gasto que tanto preocupa a algunos no se desperdicie.

Esa es la sociedad a la que aspiro y por la que trabajo a diario. Una sociedad en que la salud sexual sea importante para las administraciones y sea tan natural su fomento como cuando se fomenta la alimentación saludable o la salud bucodental. Una sociedad donde en casa se pueda preguntar igual, “¿te lavaste los dientes?” o bien “¿vas a aprovechar el lubricante, o nos lo dejas a nosotros que sí lo vamos a utilizar?”

Y termino con los mejores deseos de una reivindicadora de la salud sexual y del placer de mujeres, hombres, jóvenes, personas maduras y niños.

FELIZ SEXUALIDAD