El 27S es historia, historia viva de nuestra democracia, ya que el pueblo catalán ha dado una auténtica lección de lo que debe ser la convivencia democrática, en el respeto a todos los posicionamientos políticos, mediante una participación masiva e histórica en una cita electoral. La ciudadanía ha mandado un claro mensaje a dos figuras: Artur Más y Mariano Rajoy
Al primero, por apropiarse de un sentimiento lícito de mucha gente, que tapen sus meteduras de pata como gobernante. El nacionalismo es perfectamente lícito, pero este se debe de canalizar a través de los cauces establecidos y del cumplimiento a la legalidad, quien considere que tras ultimátum plebiscitario de Más no se debe hacer nada se equivoca.
A pesar de mi condición de andaluz, siento una debilidad un poco inexplicable por el sentimiento catalán, puede que mi condición de culé haya contribuido, pero hay que hacer hincapié en lo mucho que perdería España sin la aportación del pueblo catalán y cíclicamente lo mucho que perdería Cataluña sin la honestidad y la riqueza de la geografía española.
Decía que el nacionalismo es un sentimiento totalmente lícito y que no puede ser repudiado ni vapuleado por el ordenamiento, sino canalizado para dar más riqueza al mismo, ese ha sido el gran fallo por parte de populares y socialistas, que no han sabido canalizar ese nacionalismo a través de vías democráticas, sino únicamente a través de imperiosas sumas de poder, lo que ha ocasionado una auténtica eclosión de este sentimiento, repito totalmente válido. Pero su impregnación a través de un poder chantajista ha ocasionado un daño que tardará mucho en repararse.
Finalmente el bueno de Mariano tiene que saber que la política ha evolucionado, decía Offe (politólogo de prestigio) ¨Que la legitimidad constitucional tiene que verse reforzada por la capacidad del sistema de satisfacer las demandas y necesidades sociales¨ a raíz de esta afirmación del politólogo alemán, hay que establecer que El sistema debe funcionar legalmente y democráticamente y evolucionar en búsqueda de una nueva legitimidad, la legitimidad de resultados.
Estos resultados reflejan una Cataluña dividida entre dos posiciones totalmente lícitas, debe ser tarea de todos canalizar ambas posiciones para encontrar una solución común que beneficie a todos, y que cumpla uno de los mandatos constitucionales de más relevancia, el interés general.