Me vienen a la memoria  aquellas palabras del profeta Isaías:   ”El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá,  la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.  El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado… “

Posiblemente, estas generaciones nuestras no lo veamos, pero al final se impondrá la cordura, el amor, frente a la locura y la muerte.

Profeta no es el que adivina el futuro, sino que es (para mí) el que habla en  nombre de Dios y cree que debe comunicar un mensaje liberador de Dios. Para el no creyente,  profeta es el que habla en nombre de la Verdad y el Amor. Profeta es el que condena la injusticia y se implica en la lucha contra ella.

Veía y oía con dolor, el reportaje de Jon Sistiaga titulado “A lomos de la Bestia”.

La Bestia, es un tren que recorre Centro América y Méjico, que recoge emigrantes desesperados hasta llevarlos a la frontera estadounidense huyendo de las guerras, el hambre y la miseria de sus países. Y cuando llegan se encuentran la nada. En ese tren, hay muchas muertes en el camino, hay mucha mafia.

Y la escena se repite en la frontera serbo-húngara; en Hungría, tratados como bestias  en que se tiran a garata, escasísimos alimentos a miles de refugiados encerrados en un recinto de alambrada como si fuesen animales, gaseados y agredidos por mangueras de agua a presión.

Son 12 millones de seres humanos los que huyen de la muerte en Siria. Más millones de otros países. No hay refugiados de primera y segunda clase, como se nos está haciendo ver por la UE, para justificar el acogimiento de los sirios, dejando a los demás en los trenes de la desesperanza y la muerte, en otra “Bestia” como se ha visto recientemente en Hungría. A Hungría se le ha olvidado el horror que vivió bajo el nazismo, por no ser de una raza superior. A Hungría se le ha olvidado el terror stalinista.  Es paradójico que países pobres como Turquía, Líbano, Jordania, hayan acogido a 4 millones de refugiados y mientras, Arabia, Omán, Kuwait, Emiratos… con cero refugiados, cierren  sus fronteras a cal y canto, mientras Europa saca pecho y de mala gana, se reparten  160.000 (está por ver) para lavar su conciencia. Para España 15.000 cuando hace meses no quería ni a 4.000. Y Rajoy  habla de solidaridad, cuando esa palabra no la conoce, ya que España ha sufrido el azote insolidario del Gobierno que preside y que ha logrado hoy, hacernos retroceder en derechos y bienestar a tiempos jamás vistos, con más de tres millones de españoles en riesgo de exclusión social. ¿Cómo ayudará a las familias españolas que rayan el umbral de la pobreza? ¿A qué juega pues el Sr. Rajoy, cuando se ha gastado una barbaridad en la valla y concertinas de Melilla, para preservar, según dice,  nuestro “Estado de Bienestar”?  ¿En el Sur, coloca concertinas y en el Norte abre el grifo a la inmigración?

Más de cinco años, lleva Europa mirando para otro lado con el asunto de Siria, agravado ahora con los islamistas radicales de ISIS, a los  que algunas potencias europeas han armado para derrocar al dictador Basar, tratando de apagar un fuego con gasolina.

Y ahora, sólo la foto del pequeño Aylan, ahogado en el mar y el movimiento de los pueblos de Europa, han tirado del caballo a nuestros políticos y les han hecho morder el polvo de la cruda realidad, una realidad que no querían ver.

Sr. Rajoy, ciertamente hemos de ser solidarios, pero ni su Gobierno, ni ningún Gobierno anterior pueden presumir de solidaridad, cuando a los saharauis, cada vez le exigen más documentación y permisos para no ser deportados a un desierto en el que sólo hay hambre, arena y escorpiones. Le invito sólo a pasar una semana, con lo puesto, durmiendo en el suelo en una haima en los Campamentos de Refugiados Saharauis y después hablamos.  No se le olvide Presidente, que el Sáhara era español y los dejamos tirados como a las heces. ¿Será solidario también con el Sáhara? ¡Ah no, eso no se lo ordena Merkel!

Existe una máxima que reza así: “Si un hombre pasa hambre y le das un pez, comerá ese día, pero si lo enseñas a pescar, ya nuca pasará hambre”  Y añado, que mientras aprende a pescar tendrá que comer ¿no?

Ellos quieren volver a sus países, con sus familias, vivir en sus tierras, pero con unas condiciones de vida que les permitan vivir con dignidad humana… y el rico, que mira para otro lado, es responsable del hambre del pobre. Si empezamos a cambiar esto, en  cuando haremos realidad las palabras del profeta Isaías haciendo posible que el lobo habite con el cordero.