Ahora le ha dado al abuelo cebolleta, por llevar un par de huevos crudos en el bolsillo “pal tapeo” En el bar, pide su tapa de callos y luego le saca al camarero un huevo y le dice que se lo fría sin aceite en el microondas, que es para echárselo a los callos, porque el médico le ha dicho que tiene que comer más proteínas y menos grasas. Yo alucino con este abuelo que tendría que formar parte del grupo del los “Maimónides”, mis amigos del Ángelus, que rezamos a las una del mediodía con el tintorro en la mano.   Entre esta peña de los Maimónides, con el fútbol, la política, la Cofradía del Cristo de las Tres Caídas, que uno de ellos quiere fundar y este abuelo mamón e imprevisible, un día de éstos me estalla la cabeza con ellos.
                                   
Lo del huevo al microondas es un poema, porque una vez pasado por el artefacto, huele a rayos mellizos, a no ser que al llevarlos en el bolsillo se contaminen, porque me da que Nemesio es de los que se lavan una vez al trimestre, le toque o no.
                                                                                                                      Me dio auténtico asco al ver una pasta como él dice, “radiastiva” gelatinosa y verduzca  sobre la cazuela de callos, que el viejo se comía con auténtica fruición, pidiendo  al camarero más pan para el mojeteo y diciendo: “¿Ves Parrillosky cateto? Y esto sin aceite y sin nitrógeno de ese mierdoso  que echa el Ferrán Adriá de los cojones,  porque yo como sano”.
                                                                                                                                   No sé cómo este abuelo no explota, con los  carajillos de por la mañana, los cartones de vino marca “La Pava”  los Ideales y ahora con los huevos fritos sin aceite, al microondas. Tengo a una amiga experta en  nutrición y me ha dicho de Nemesio, que su estómago es un laboratorio digno de estudio, al estilo de las aguas rojas de las minas de Riotinto, que la NASA investiga.
Dolores, su santa esposa, no sabe lo de los huevos radiactivos, y cuando se entere, sí que  le va a freír, pero los de verdad. A mí Nemesio, me tendrá castigado un par de meses sin hablarme, porque desde luego me lo chivo a su Dolores.

Tendrá jeta el abuelo, que los otros días lo llevé a la joyería de mi amigo “Paco el joyero” uno de los Maimónides, para que lo saludara  y quería que Paco le regalase una pulserita de oro que costaba 125 euros. A Paco se le descompuso la cara y a cambio, le quiso regalar un almanaque del Nazareno. A lo que el esperpento senil respondió: “¡Métete el almanaque en los güevos, beato de mierda, yo lo que quiero es esa pulsera!”                                                             Total que entre los dos lo apaciguamos y luego Paco, que es buena gente y generoso, dijo de invitarlo a un vino  bueno en una taberna cercana.
El  viejete le dijo: “Yo por un vino no doy esse viaje”. Y estábamos a 50 metros de la taberna.  Así que a Paco le salió más cara la invitación que si le hubiera regalado la dichosa pulserita, porque se puso de grana y oro pidiendo tapas extras y “mollati der güeno”
E hincándonos el divino caldo de Baco, me suelta: “Parrillosky, eres un facha de mierda que vas de pijo con la mierdosa pipa esa, so gilipollas. ¿Es pa impresionar a las titis? No tiés güevos a fumarte un petardo de picadura de ésta del camarada Fidel”
                                                                           Yo para demostrarle mi valor, se lo acepte (craso error). Aunque conociéndolo, le dije que me lo liara y yo humedecía el papel para pegarlo. No me hizo caso, y de pronto oigo ¡plash! Y le echa medio kilo de baba al puñetero cigarro, que chorreaba un líquido espeso como si fueran estalactitas. Y por narices me lo tuve que fumar. No comí en 24 horas porque tenía el estómago, más revuelto que un charco de patos. Después de esto, me rio de los microbios, las bacterias, el ébola… desde entonces estoy inmunizado.
Pero es una pasada tomarse unos vinos con este abuelo rojo, ateo, masón y mamón…además de gorrón, que se ha hecho al vodka, dice que “en solidaridad con las Madres Rusias” “Niñato, recuérdame que otro día te cuente una ´nésdota´ que tuve con nuestro Fidel” yo le dije: ¡Sera su Fidel de los coj…no te jode! Me echó unos ojos que me acojonaron. Y siguió pidiendo más caldo, oreja con chorizo y otro huevo “radiastivo” encima de la tapa.

Tiene en el cabecero de su cama una foto de su camarada Lenin, junto a la Virgen del Carmen, para contentar a su Dolores, una mujer que es una santa. ¡Tiene tela el abuelo!