Se hace camino al andar. Una persona, solo es una persona, a través de los demás. Seremos personas, según tratemos a los demás; sin los demás no somos nada.

Nos dice el pedagogo  Célestin Freinet: “No podemos educar a nuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus sueños, si nosotros hoy, ya no creemos en esos sueños”

En este artículo intento desgranar la responsabilidad de la sociedad adulta, que parece ser que no ha comprendido esta importancia, acusándose mutuamente  los sectores implicados, sobre todo en el fracaso escolar de esta juventud.

En el hogar, desde que nacemos, debería cimentarse  nuestra personalidad, nuestro yo, a base de respeto, diálogo y amor entre progenitores e hijos/as, pero en el hogar existen muchas carencias de este tipo. Luego, esos seres diminutos crecen y hemos de dejarles ser ellos, para que tomen sus decisiones como adultos, que aprendan a tropezar por ellos mismos y a sacar conclusiones de esos tropiezos, pero con los cimientos del edificio personal, bien echados, bien forjados.

El colegio; qué decir del colegio. Quienes peinamos canas, pensamos que la Educación que nosotros tuvimos, respecto de la que hoy tienen nuestros hijos/as se parecen como un huevo a una castaña. La nuestra, tuvo sus valores en el respeto, el esfuerzo y también sus antivalores, sobre todo en las imposiciones, las rigideces y en la falta de libertad.

Pero  parece ser que esa libertad de la que hoy disfrutan nuestros chavales, está llena de derechos, pero no de responsabilidades. Hoy no se les hace ver, que cada acción tiene su correspondiente reacción, es decir sus consecuencias.

Aquello de la Institución Libre de Enseñanza, de un grupo de prestigiosos pedagogos vinculados a Giner de los Ríos entre 1876 y 1936, fue algo enterrado definitivamente.

Del  profesorado, como en todas aquellas profesiones de gran responsabilidad, que decir. Que unos son vocacionales de su trabajo y otros no. Hay que invertir más en la formación de buenos pedagogos.

El /la docente, no ha tenido una formación pedagógica de calidad, que le haya permitido saber enamorar al alumnado y estimularlo en el conocimiento; pero no sólo en el saber para ganarse la vida, sino en ser auténticas personas incardinadas en su sociedad. Quizá no interesaba al poder.

Los CAP, que generalmente está demostrado, poco han servido, tal como estaban planteados, han cambiado mucho. Ahora es un Máster de dos años y, si se hace bien, puede ser muy útil e imprescindible para los docentes.  Los docentes, cuando empezamos entonces en esta bella profesión, deberíamos haber tenido auténticos pedagogos en nuestras clases, que analizasen nuestro comportamiento y decirnos después, cuáles han sido, cuáles fueron nuestros aciertos y nuestros errores, si lo que pretendemos es dar lo mejor de nosotros mismos en lo profesional y en lo humano.

Al alumnado en las clases, hay que hacerles un paréntesis en nuestras asignaturas y reflexionar con ellos sobre cosas tan importantes como el concepto de competitividad, que ha de ser una competencia sana y fiel; de no subir escalones humanos; de si se ganan el plato de habichuelas todos los días. (Jose Antonio Marina,  insiste mucho en fomentar el esfuerzo en los jóvenes)  Sí, ese plato que se encuentran  puesto en la mesa cuando llegan del colegio. De que sus estudios, son la parte alícuota del trabajo que sus padres desarrollan para poder vivir. Que no se puede perder la oportunidad de tomar el último tren. De que el esfuerzo en sus estudios es una hucha en la que diariamente han de echar la moneda de su trabajo y su personalidad, hucha que llegado el momento, cuando lo necesiten, podrán abrirla y se quedarán asombrados de todo cuanto han ahorrado con el esfuerzo diario. Y eso no es incompatible con impartir digna y profesionalmente la asignatura correspondiente. Muchos hemos aprendido por ensayo y error de nuestras actitudes docentes en clase, y de ahí viene el problema, porque todo esto, los más altos representantes educativos en política, lo han ignorado en la mayoría de los casos. Se habla de educación personalizada. Con cuarenta alumnos en un 2º de bachillerato, es toda una quimera. No puede ser.

Y todas estas cosas que apuntaba respecto a educación en valores, lo tendrían que traer mamado de sus casas, y no culpar al docente de todo.

Es preocupante la situación de muchos progenitores respecto de sus churumbeles, porque para ellos, sus niños, son los más listos, los más altos y los más guapos y a ver quién se atreve a contradecirlos. Cuando algún docente, tiembla antes de entrar en un aula, ¿qué está fallando en este engranaje? Muy posiblemente, no sea el docente.

La Inspección Educativa ha sido y es una monstruosa máquina de crear papeles, burocracia. Hay bastantes y muy buenos inspectores pero a otros, los problemas del aula le importan un bledo, ante niños sólo con derechos, sin la justa correspondencia con sus deberes. Al profesorado le han quitado toda la Autoridad; una Admón Educativa que escucha más a algunos  padres y madres que a los docentes. Siempre la Admón. ha estado de cara a la galería para las estadísticas. Bajando contenidos para inflar el nº de aprobados. ¡Qué falacia! Pero todo es para seguir en el cargo. Conozco  a  Inspectores que son auténticamente profesionales y pedagogos. Pocos Inspectores hablan con los docentes en un claustro, pidiendo sinceramente que el profesorado les cuente sus problemas con el alumnado. Y algunos Directores de Centros Educativos, que han sido y siguen siendo auténticos dictadores con sus compañeros docentes, para ganarse la “confianza” del Inspector y Delegación de turno y medrar. Otros Directores sí que han tenido las suficientes agallas de poner al Inspector en su sitio, porque no sabía de qué estaba hablando… y claro eso lo han pagado. Pueden más los primeros, los que dicen al Inspector a todo que sí. Quitaron las tarimas de las aulas,  el alumnado al profesor, lo trataban y tratan como un colega más… No era Don José, era simplemente Pepe, un coleguilla, y un sinfín de desatinos más, que gradualmente fueron robando al profesorado su Autoridad.

Pero si fallan los hogares, la  Administración y los Colegios, sólo nos queda la selva de la calle y ahí sí que hay peligro. ¿Por qué, se eliminaron los llamados Centros de reeducación para menores? ¿Qué van a hacer con el adolescente que ha matado al profesor y herido a unos cuantos?

Ah, como es menor no se le puede tocar. Pues para mí, ha de responder ante la Ley de su crimen y también sus padres, por la parte que pudiese corresponderles. ¿Qué se hace con el acoso de unos escolares a otros, hasta  llegar quien sufre el acoso al suicidio?  ¿Qué estamos haciendo con nuestros hijos?

Las cosas han cambiado en muchos sitios. Y hay profesores, padres y alumnos que son buenos, muy buenos. Tal vez resaltar que no todo es negro… pero la realidad que vemos a diario, parece ser que indica lo contrario