Algún amable lector cuestiona en ocasiones los datos que manejo al escribir sobre  asuntos, como Venezuela ente otros, para contradecir las versiones que nos dan la mayoría de los medios. Aunque he dedicado varias páginas a ”Información, poder y ciudadanía” incluyendo mis fuentes, será por mi torpeza, no tengo éxito en el empeño. Hoy, pese a los precedentes,  trataré sobre el Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por su siglas en inglés). No es un capricho,  sino atender a esta gran oportunidad  como llaman al tratado los dirigentes de la Unión Europea y de Estados Unidos. Así que, para una vez que estoy de acuerdo con dichas instancias, manos a la obra.

Para no resultar ni confuso ni difuso, paso a ofrecer un resumen de lo que he entendido común en las distintas fuentes que consulto (publicaciones digitales, algunos sindicatos y alguna otra organización) agrupado en ocho párrafos.

Este tratado se está elaborando con gran secretismo rompiendo la transparencia del Parlamento Europeo. No se facilitan los informes previos completos ni a la representación de la ciudadanía. En el debate social el 90% de los participantes han sido grandes empresas en defensa de su intereses. Se hurta competencia a los estados miembros y su seguimiento  y arbitraje se deja manos de ISDS, organismo en el que tienen gran poder  las multinacionales.

El TTIP  tendrá rango o categoría superior a la constitución de cada país  e incluirá clausulas que obliguen a los estados a indemnizar las supuesta pérdidas de las inversiones internacionales. Ello irá en línea con la reforma del artículo 135 de la Constitución Española sobre la prioridad en el pago  de la deuda exterior.

En materia laboral, por contra, se perderán aun más derechos, pues  se equipararán con los de EEUU, país que no ha ratificado seis de los ocho principales acuerdos  de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Ello aumentaría la actual precariedad y más en el caso de la mujer.

Perjudicará nuestra Sanidad al homologar, consensuando a la baja,  normas europeas a las que rigen en EEUU donde la industria farmacéutica y sanitarias privadas, por el hecho de serlo, excluyen a las clases populares.

El acuerdo favorecerá la entrada de cadenas comerciales que hoy distribuyen productos alimenticios o de otro tipo que no cumplen los controles sanitarios europeos. El 40% de la comida americana contienen ingredientes transgénicos. Hoy la UE bloquea 1.200 sustancias de los cosméticos americanos. Pondrán en mayor peligro el comercio de cercanías y comercio justo.

El mayor tamaño de corporaciones agro-ganaderas americanas ofreciendo bajos precios y sin cumplir los estándares de calidad europea, aumentarán las dificultades de estos sectores, y el recorte de mano de obra consiguiente, en países como  España.

Si no cambia mucho la actual redacción, favorecerá la presencia de empresas interesadas en actividades destructivas como el fracking (contaminación química de acuíferos) y otras exploraciones del subsuelo.

Aumentará el descontrol sobre empresas como Google, Facebook o Microsofs,.., lo que propiciará que dispongan  del mismo caudal de información de la ciudadanía europea, como ahora  ya de la americana.

Lamento ser un cenizo, pero alguien tiene airear más de estas noticias. Son las que hay, fáciles de contrastar y que no siempre se nos ofrecen con la ponderación que merecen. Hasta el momento, he tratado de no excederme en mis opiniones. Lo único que pretendo es compartir la pregunta del título. A mí al menos me pre-ocupa mucho. Y es que, para una vez que-al menos sobre el papel-se habla de oportunidades de decidir, tratemos de ocuparnos a tiempo. No miremos para otro lado permitiendo que la actual crisis-estafa se haga aun más insoportable. En el pasado hubo alguna advertencia sobre los peligros de la burbuja inmobiliaria , pero las entidades financieras, seguras de que la banca nunca pierde, ignoraron su mayor información de  la realidad económica. Así que ahora,  que hay alguna posibilidad de que a los desahucios, a la pobreza y a la precariedad laboral actual, no se añadan más agresiones. Penurias que seguirán siendo para la inmensa mayoría de la población a ambas orillas del Atlántico.