Me preguntaba Nemesio cómo me iba y yo le contesté que bien. Nos metimos a tomar chocolate con churros en la feria, en una carpa ambulante de esas. Fue pagar, levantarme y notar un pistonazo en el estómago, que me hizo salir disparado para un bar del paseo, porque me retorcía de forma inmisericorde. Y es que el chocolate tenía narices. Después, ya aliviado, pero todavía con retortijones, volví con Nemesio y entonces me dijo: Resurta que en un “congreso de rojos” que tuvimos en la Universidá de Cheste, a eso de las 6 de la madrugá me entraron unas ganas de giñar como a ti ahora, porque nos pusieron pa cenar huevos revuertos con chorizo, fritos con aceite de girasó. Salí de mi habitación y después de correr por un inmenso pasillo, llegué a los servicios. Enormes, con veinte o treinta retretes, lavabos y duchas. Los retretes eran de esos que te pones de pié, con un profundo bujero en el centro, de aquellos que cuando cae la plasta, salta y hace “plash” y te llenas toíto el pandero.
Bien, pues me encontraba yo “obrando” y en ese momento se fue la luz en toa la planta. A tientas intenté coger el rollo de papel pa limpiarme, que estaba en el suelo, de tal modo que no carculé bien y mescurrí, sentándome en toíto el bujero.
El mismo asco que me dio hizo que empezara a vomitar. Figúrate hijo; por un lao el culo lleno de aquello, por otro lleno de vómitos y yo de rodillas buscando a tientas el dichoso rollo de papel, que había rodao por debajo de la puerta, que era como la de los bares del Oeste con más de una cuarta de vano por cima del suelo.
Imagínate: a gatas, arrastrándome de rodillas, toíto lleno de “megdefuá”. Y había salío ya de rodillas casi hasta la mitad de los aseos, en busca del dichoso rollo, cuando en ese momento vino la luz. Encontrándome yo así, se conoce que a otro tío le dio el apretón y entró justo cuando vino la lestricidá.
Al verme arrodillao, llenetito de tó, pegó un grito que resonó en toa la Universidá y salió en estampía, a to lo largo del pasillo y se cagaría en los pantalones seguro. Imagino que acabaría como yo, hasta las asas. Me metí en la ducha y me tiré allí tres horas cayéndome agua, porque allí no había jabón; al salir de la ducha mescurrí y patinando con el culo llegué otra vez al reguero que había dejao… y vuerta a ducharme. Pa cormo, dormía en literas con tres tíos tan rojos como yo, uno era cura, pero se conoce que tampoco se lavaba y había un pestazo en la habitación que pa qué contarte. No pude desayunar, pues era mu tarde cuando llegué al comedor que estaba como a un kilómetro de los dormitorios.
A medio día y hambriento, veía como la gente me miraba y es que el sujeto que salió corriendo se lo chivó a tó el mundo. Ese mamón, seguro que era un facha infiltrao. Yo cabreao me levanté y sorté con voz en grito: ¡Que pasa cojones! ¿Es que uno no se puede caer en la taza del ritrete? Los días siguientes era conocío como el de la “Cagá de Linares” cosa que me hizo famoso.
Cáspita Nemesio, ésto es surrealismo puro y duro y eso que estuvo Vd. en la Universidad un fin de semana, que si llega a hacer una carrera de cinco años…Nemesio, es que tiene Vd. mucho afán de notoriedad…
Pero to ésto que te contao, no se lo vayas a soltar al Alberto Español de los cojones, que si no se lía, porque ese sí que es facha.
Mira, Parrillosky, te voy a icí que tiés unas amistás mu raras, porque tú eres rojo también ¿no?
Yo le contesté : ¿Es que acaso lo duda Vd?
Entonces no sé por qué te ajuntas con esos desalmaos fachas.
Nemesio, es que están a punto de convertirse al rojerío, pero hay que tener paciencia y ya sabe, una de cal y otra de arena.
¡Ése es mi Parri, óle ahí tus cojones!
Y ahora Parrillosky, por lo bien que has hablao, envítame a unos tintorros.
Sí Nemesio, pero sólo a dos y de 1,50 leurones, o sea de pobres, que no hay para más.
¡Si eres un santo, hijo. Si eres un santo!
Y claro, el abuelo se siente religioso cuando le interesa. ¡Qué mamón!
Les deseo a mis lectores, compartan o no mis artículos, una religiosa y piadosa reflexión ante las votaciones del 24M… para seguir igual. Pero si están Vds. por Linares de echa y bebe viendo las urnas, no les pase como a Nemesio o a mí. Salgan con sus “deberes” hechos de casa. Descomidos y desbebidos, que vaya añito que nos queda de papeletas y urnas.