Pues sí, hay que ver cómo pasa el tiempo, o nosotros mejor dicho, pero el caso es que marzo ha pasado volando, yo creo que era por el deseo de que llegara la primavera y apareciera un mes de abril más abierto, con más perspectiva. La Semana Santa provocaba un parón para vivir las procesiones, descansar lejos de las mismas o simplemente cambiar de actividad, cada cual según lo haya querido, o podido. Yo he elegido la segunda opción y el tiempo nos ha respetado a todos. Un poco sabor a mar sí traigo y su azul ha quedado en el recuerdo aunque él siempre espera.

Sin embargo sí me he mantenido informada de todo lo que acontecía en Linares. Y así he sabido que por primera vez en mucho tiempo nadie se ha sentido amenazado por el mal tiempo y las procesiones han lucido espléndidas. También he podido saber que la Feria del Libro este año se ha quedado sin que tenga una opinión certera de cómo ha ido en la última semana. Algo que me ha gustado es la inauguración de la carretera que va a conectar la Fuente El Pisar con Cantarranas y el Campus Científico Tecnológico, tengo que ir a verlo muy pronto. También voy viendo avanzadas las obras en la Avenida de España, con lo que quedará todo un poco más abierto.

Dicen que es porque vienen las elecciones y yo lo creo aunque no pienso que eso sea patente de corso para nada. Sin embargo también he oído que el paro ha disminuido algo, que se ha contratado a mucha gente para solucionar el problema unos pocos meses con lo que tendrán un paro precario en vez de contratar a menos personas para más tiempo y un paro de mayor “calidad”. Por aquí sí creo que se pueda deducir alguna intención electoral. No sé, imagino que tendré respuestas que arrojen más luz sobre estas cosas que no me ha dado tiempo a deglutir convenientemente. No suelo dejarme llevar por los fuegos fatuos, aunque me gustan, porque luego queda el sabor a pólvora tan difícil de quitar.

La situación está mala, veo algo más de trabajo aunque me temo que muy de parcheo, de no contentar a nadie.  Me dedico a observar. El otro día observaba cómo una sola persona pintaba tranquilamente la pared del recinto que abría la carretera nueva, pintura y brocha, nada más y sólo una persona, no un retén de ellas afanadas y a brochazo limpio. También en la Avenida de España veo gente sin demasiado entusiasmo. Es por lo que digo que veo trabajo pero no veo actividad, noto demasiado silencio, la gente no hace ruido, los coches no proliferan, todo está al ralentí y no sé cuánto durará la vuelta a los días de vino y rosas o se han ido para siempre.

En fin, que todo está por ver y desde luego que lo veremos, no hay nada nuevo bajo el sol, como digo muy a menudo. Y lo seguiré diciendo, sólo falta que aterrice definitivamente aunque sea para seguir pensando lo mismo.