Un año más celebramos el Día de Andalucía y deseo que profundicemos en lo que significa ser andaluz, en lo que supone ser de una tierra diferente con su propia identidad. Sólo me quedaría decir que no me gustan los estereotipos ni los sambenitos que nos colgamos hasta nosotros mismos,  porque para mí es tan andaluza la costa este como la oeste, la tierra sur como la norte, que no llevo bien los centralismos.  Cuando vengo de la Meseta me alegra mucho que me digan los carteles: “Entra usted en Andalucía”. Y entonces pienso que me gustaría saber si también está puesto y lo ven los que vienen de África en sus pateras en los puertos del Sur, al fin y al cabo todas son puertas. Sí, entonces me da por pensar  que nosotros, Jaén, somos la puerta de entrada desde la civilización, por así decirlo, y no sé si  la parte sur, es considerada  de la “incivilización”. Nadie cierra la parte Norte, muchos cierran la parte Sur y hasta violentamente.  Y eso no le va a una tierra que acoge y acrisola todas las gentes y todas las culturas, porque todos los caminos deben facilitar llegar a la libertad.

Pero dicho esto, me voy a centrar en la satisfacción que supone para las mujeres de Linares que se le haya concedido la Bandera de Andalucía a su Consejo Local de la Mujer o Consejo de Igualdad. Los Consejos Municipales, que vienen funcionando, los que funcionan, en los Ayuntamientos, son los órganos de representación y participación de la ciudadanía en todos los asuntos que hacen la convivencia diaria de una ciudad. El Consejo Local de Igualdad aglutina a todas las mujeres de Linares, debidamente representadas, para conseguir una participación igualitaria  y así evitar  la discriminación en el ámbito local. Las mujeres componentes de este Consejo pretenden compartir en igualdad la vida ciudadana, política, económica, social y cultural con propuestas, análisis, estudios y conmemoraciones. Desde la Concejalía de Igualdad, antes de la Mujer, han salido varios Planes de Igualdad que han sido consensuados por toda la corporación municipal, así como los Planes Estratégicos entre mujeres y hombres que se supone deben impregnar todos los ámbitos municipales y ciudadanos. Se pretende mantener un compromiso público por el mantenimiento de las políticas dirigidas a lograr una igualdad real entre mujeres y hombres. No queda más remedio que legislar, porque si no lo hacemos nosotras…

Viene muy bien recordar e insistir en que las mujeres necesitamos seguir avanzando en el empoderamiento y cambio de valores, en demandar una igualdad real de los salarios, en exigir una atención preferente hacia la violencia de género y en concienciar de una vez con respecto a  organizarnos corresponsablemente con los hombres. Tal vez estas palabras que digo así tan fácilmente no quieran ser entendidas por muchos, pero yo sigo y aunque todas son importantes yo las priorizaría en la violencia de género y la corresponsabilidad, o sea que se compartan las responsabilidades familiares, laborales y sociales y que ni una mujer sea maltratada ni asesinada por serlo. Si se lograra esto habríamos avanzado mucho en la igualdad real. Real, no cacareada. Sabemos que la igualdad es la igualdad  pero que, tal y como están las cosas machistas, para conseguirla unas tienen que ganar y otros tienen que perder. Y ahí está el quid de esta balanza que no se equilibra ni queriendo. Para nosotras, claro.

Pues eso, que nos han concedido la Bandera de Andalucía al Consejo Municipal de las Mujeres, como me gusta llamarlo al igual que la FEMP, por más de dos décadas trabajando por construir, ofrecer, participar, decidir y agruparnos a todas las mujeres para luchar por  nuestros derechos.

Y es un gran paso porque recibir una bandera no es cualquier cosa. Felicidades y gracias.