No sé qué me pasa en las desapacibles tardes de primavera  y otoño.  Con la lluvia en mi patio,  me invitan a la reflexión y  agradezco estar sólo, tras el cristal, como en ésta tarde de noviembre, en la que prácticamente ha llovido todo el día y todos están fuera de casa, incluida mi esposa Áurea, a la que quiero indeciblemente, porque es mi vida. Aunque muchas veces me gusta la soledad.
Tengo la suerte de estar rodeado de personas que me hacen crecer humana, espiritualmente, tanto familia como amigos. Quizá no sepa estar yo a la altura de ellos y de otras personas en cuanto humanidad… y seguro que no lo estaré. Pero bueno, ahí,  en ese camino de búsqueda estoy.
Creo que en nuestra vida, damos demasiadas recetas, pero valoramos poco al cocinero.
La mejor oración se sea creyente o no, y eso es lo que creo, ha de darse en soledad.

No  todo el mundo  es corrupto y ese es, el estímulo  de todos quienes ansían con Esperanza un cambio radical, un giro de 180 grados, en el timón del bajel,  para evitar ir a la deriva, porque ya hemos virado peligrosamente  a esa deriva y porque el ser humano merece la pena.

Quizá, uno de los anuncios televisivos más logrados, por los valores humanos que intenta transmitir, sea el de la lotería nacional de este año 2014.                                                            Generalmente,  se hacen anuncios de gran calidad, pero en general son hueros, vacíos, porque en el fondo de ellos, subyace el interés mediático para que los ciudadanos, compren, usen o se adscriban a aquel producto que se nos ofrece.
Pero el de la lotería nacional de este año, aunque bien pudiese inscribirse en esta tipología,  a mí, ha llegado a emocionarme, porque detrás del producto que se intenta vender, se nos ofrecen “productos” subliminalmente  mucho más profundos,  que ese que se promociona.
En él, el de la lotería de este año, se nos ofrece, de forma implícita, honradez, solidaridad, fidelidad, sentido de la amistad… en un mundo tan carente generalmente de estos valores. Y sobre todo Esperanza en el ser humano.

Esperanza de ver cómo alguien que se encuentra una cartera con dinero, un anillo de oro, una tarjeta de crédito, las devuelve, porque su honestidad y decencia está por encima de todo.                                                                                     Sentido de la amistad y fidelidad, cuando alguien, que año tras año, compra un billete suscrito de lotería, en el bar de la esquina… alguien, que este año no ha podido comprarlo dada su situación personal.
Pero el Amigo no se ha olvidado de él y sin que lo sepa, se lo ha guardado. Si no toca, el Amigo no le dirá nada… pero ha tocado y el café  ya no le cuesta 1 euro, sino 21, porque ahora sí lo podrá pagar con la suerte que ha tenido, al ser premiado el décimo con el “Gordo de Navidad”.  Sigo recordando a esta buena mujer que pedía a Dios, que le tocase algo gordo, para poner un comedor social en Linares, después de haberlo pasado muy mal su familia por la falta de trabajo.
Ha llegado un momento de mi vida en que me emociono por  cosas  que llevan implícitos estos valores tan…humanos, en un mundo tan carente de humanidad, y creo que la mayoría de Vds. también sienten esa solidaridad de la que hablo.
Testimonio de fidelidad y amistad; qué cosa tan sencilla y tan poco usual, tan rara, en el que cada vez más, jugamos a ser camaleones para con los demás, olvidándonos de que esos cambios de apariencia ante los que nos rodean, nos embrutecen de una manera indecible, volviendo esa falsedad contra nosotros mismos, haciéndonos un daño irreparable.
Es el Karma que recibimos, experimentamos y vivimos, sufrimos o disfrutamos, después de una buena o mala obra.
Una vez, me dijo un amigo del alma: “ Juan, hay que contar a nuestros enemigos, por la cantidad de buenas actitudes y obras que hayamos tenido para con ellos”  Yo me quedé a cuadros, como suele decirse. No entendía que después de un buen comportamiento para con alguien, se recibieran dardos envenenados como agradecimiento.A Vds. seguro que les habrá pasado en algún momento de la vida.

Jamás he visto palabras tan manoseadas y llevadas intencionadamente al abismo,  como son Amor y Amistad. Pienso que los amigos, los buenos amigos, no los elegimos nosotros, sino que ellos son los que nos eligen.
Este 22 de noviembre en el que nuestro hijo Buley cumple 18 años, pediremos a Dios que sepamos estarle a la altura de las circunstancias en cada momento, pues es un diamante en bruto, con tal belleza moral, que ni siquiera hace falta tallarlo. Bendito seas hijo… hijo nacido del desierto y del Amor.