Me contaba Nemesio que conoció a “Juan sin Sangre” haciendo la mili en Canarias y sirvió en la cocina.
El tío, medía oficialmente, un metro y noventa y ocho centímetros, pero la verdad es que rondaba los dos metros y tres centímetros. Calzaba un cincuenta y seis y como quería ir a la mili para hacerla en la cocina en aquellos tiempos del hambre, porque era cocinero y comía como una pupa viva, cuando lo midieron s

e arrugó y así pasó el examen físico, porque con más de dos metros los tiraban para atrás.
Me decía Nemesio, que el padre de Juan sin Sangre, rondaba escasamente los uno sesenta y cinco y su madre, uno sesenta. El abuelo me lo contaba con una enorme cara de satisfacción, dado que él es también un tragaldabas.
Semejante bestia no sé de donde salió, me decía Nemesio, porque dao el porte de sus padres, era inexplicable la estatura que llegó a tener.
Mira Parri, era más perro que un yegüero, se acostaba en el cuartel vestío, porque le daba mucha pereza hacerlo por la mañana. Esto lo sabía toíto el cuartel, incluido D. Manuel Federico, su Comandante, pero los oficiales se lo permitían y no se sabe exactamente por qué.
Posiblemente fuese por las comidas que llevaba al comedor de oficiales.
Para desayunar se jincaba media docena de huevos fritos, socorríos por media docena de chorizos, varias lonchas de tocino y regao tó, con medio litro de mollati.
Luego se tomaba “las once” (sopas de tomate) porque era extremeño y de toa la vida lo había hecho, que si no, llegaba desmayao a la comía de medio día.
Cocinaba mu bien, pero era guarro como él solo, porque cuando tenía mocos se sonaba directamente al suelo de la cocina y luego se limpiaba los deos  en los paños, con los que secaba las cucharas y toíta la cubertería.
Tós lo habían visto –prosiguió Nemesio- pero el hambre era mucha. Un día se le volcó un perol lleno de manitas de cerdo con habichuelas, justo a la hora de comer y  tomó el badil y recogió el guiso del suelo echándolo de nuevo al perol, calentándolo de nuevo ¡Cualquiera hacía esperar a la tropa!

Nene, me decía Nemesio… me contaron que cuando le hicieron la “frimosis” en el campamento, estuvo tres meses sin lavarse por si cogía una “afreción” 
El uniforme no lo colgaba en su taquilla, lo ponía de pié en el suelo, y se quedaba tiesico  de la mierda que tenía.
La gorra militar, aseguraban sus compañeros, que a menudo la veían andar sola, tanto que a veces, el tío perro y guarro, mandaba a la gorra a por un paquete de tabaco a la cantina.
Sus sobaqueras, no vieron el agua en toa la mili, porque se las lavaba con “alcól” de romero, que decía que estaba menos frío que el agua y dejaba cierto perfume.
Jamás lo vieron lavarse los dientes, porque decía que el “coñás” lo desinfectaba tó. Nunca fregó un perol, lo hacían sus ayudantes, porque aseguraba en un latín esperpéntico, algunas frases hechas que había aprendido de D. Manuel Federico, psicólogo y oficial cultísimo: “Aquila sum” que traducío al cristiano quería icí, que un águila no “frega” peroles
Esta frasecita, me la aprendí yo también de memoria -me comentaba el abuelo-
Podía hundirse el mundo que ni se inmutaba.
Una noche, le metieron un petardo de gordo como un puño debajo la cama; él estaba viendo una revista porno acostao y… “el caramelo” pegó un peo de aquellos, que hasta levantó la cama en el aire.
Sin inmutarse dijo al de la cama de al lao: ¡Perales, cojones, no te tires esos peos!
Con razón lo llamaban Juan sin Sangre. Pero era el enchufao del Comandante.

Parrillosky, yo no he conocío a un tío con los güevos tan cuadraos como ese.
Pues yo sí, Nemesio.
¿Más que el Juan sin Sangre?.
Sí Nemesio sí, al Alberto Español.
¡Joer nene, pues tiés razón, que el Farru y el Alberto de los cojones tienen una boquita!
Pero siga, siga Nemesio, que me gusta escucharle estas historias…
Pero Parri de mis entretelas, ¿por qué crees que te aguanto y te dejo que me envites a unos tintorros?
Pues prepárese Nemesio, que la Evarista está deseandito de tener unas cuitas con Vd.
¿Y eso de cuitas, qué sirnifica? ¿Es que a la Evarista le gusto como macho ibérico?
¡Váyase a  hacer puñetas que siempre piensa en lo mismo. Si lo supiera su Dolores!