En pocas cuestiones relacionadas con la política confiamos ya los ciudadanos; esto es una evidencia en cualquier conversación mantenida con familiares, amigos o desconocidos con los que coincidimos en cualquier cola del supermercado, del médico o en una cafetería. A pesar de esta premisa me llama la atención, y no para bien, una encuesta realizada por Macrosondeo El Mundo-Sigma (y VIII) publicada el pasado 7 de enero.

En la encuesta las diferencias en las respuestas de los votantes del PP, PSOE, IU y UPyD son escasas; es decir, suelen coincidir bastante.

En ella la izquierda y los sindicatos andaluces salen muy mal parados. El 63,4% de los españoles creemos que los ERE falsos en Andalucía se hicieron organizados por la Junta. El 73% que Manuel Chaves conoció y consintió la trama de los ERE. Que Antonio Griñán también (71,2%). El 50,7% que Susana Díaz cumplirá su promesa de luchar contra la corrupción en Andalucía. Y el 71,6% confía en que la juez Alaya sea una buena instructora del caso.

Además el 68,5% piensa que las facturas falsas a UGT eran una trama organizada por la dirección del sindicato; el 61,8% que Cándido Méndez es personalmente responsable de la corrupción en UGT y el 79,6% que debería dimitir. El 62,2% y el 65,7% que ni sindicatos ni patronal, respectivamente, deberían organizar cursos de formación con fondos públicos. Por último, el 87,4% creemos que los sindicatos no deberían tener empresas dedicadas a actividades lucrativas.

Los seguidores de la derecha no deben frotarse las manos ante estos datos. El macrosondeo también pregunta acerca del caso Bárcenas con estos resultados:

El 50,3% considera que los apuntes incluidos en los papeles de Bárcenas son ciertos. El 87,1% (entre ellos el 75% entre los votantes del PP) que este partido recibía dinero negro de los adjudicatarios de obra pública. El 84,4% que el PP mantenía una contabilidad B. El 85,1% que el PP pagaba sobresueldos con dinero negro; el 62,2% que Mariano Rajoy fue uno de los que cobró sobresueldos y el 64% que lo hizo siendo ministro de Aznar. El 68,2% de los españoles confiamos en el juez como instructor del caso Bárcenas. El 71% cree que Cospedal financió su campaña con una comisión de 200.000 euros de Sacyr; los votantes del PP que niegan la financiación ilegal no llegan al 10%.

Ante estos datos podemos extraer varias conclusiones, ningún halagüeña:

En España se admite la corrupción como algo normal y natural. De no ser así, la ciudadanía ya habría salido a la calle exigiendo la dimisión de todos los políticos y dirigentes sindicales actuales (salvo raras excepciones de partidos y personas que aún no han logrado el poder), pidiendo responsabilidades políticas y judiciales.

Los dirigentes de este país (derecha-izquierda) no tienen vergüenza ni ética (eso ya lo sabíamos, claro).

Estos mismos dirigentes seguirán por muchos años haciendo y deshaciendo a su antojo mientras los ciudadanos permanezcamos adormecidos por el miedo a la crisis y a seguir viendo reducidos los salarios y nos conformemos con los subsidios. Y mientras sigamos votando con el corazón, no con la cabeza. No en vano, día a día perdemos derechos sociales y civiles (reformas laborales –con el beneplácito de sindicatos-, ley de costas judiciales, ley de seguridad ciudadana, ley de educación, ley del aborto…) mientras nos ocupamos con ahínco del balón de oro de Messi o de Ronaldo y siga siendo programa de máxima audiencia “Sálvame” (no sé si se llama así)

Cualquier visionario, cuando la gente llegue al límite, puede aprovecharse de estas condiciones (Hitler ganó democraticamente unas elecciones; la revolución soviética fue organizada en un principio por la burguesía, muchos golpes militares de Centroamérica estuvieron respaldados por una amplia capa de clase media, etc.)

Solución:
Si los dirigentes mienten en sus campañas electorales, cometen delitos mientras gobiernan, cuando dejan de gobernar ostentan altos cargos en empresas públicas o privadas y a los ciudadanos no parece importarnos mucho, la solución no existe.