Siempre de paso por Valencia, o centrado numerosas veces en la visita de la ciudad, la albufera había quedado -año tras año- en la lista de lugares pendientes.
Un viaje a Cuenca y su serranía me la puso a tiro de piedra, prolongando un día el regreso con noche previa en un hotel cercano al aeropuerto. Así, amanecí junto a la playa y vi el atardecer en la laguna.
Un día de otoño completo, con un clima excepcional; disfrutando de paseos en las playas, las dunas, la maquia, los arrozales, los canales y las lagunas.
A tan sólo 10 kilómetros al sur de la ciudad del Turia, el Parc Natural de l’Albufera de València es territorio protegido desde 1986. Tiene una extensión de 21.120 hectáreas repartidas entre la albufera propiamente dicha, su entorno húmedo y el cinturón litoral adyacente a ambos.
Es obvio que la palabra albufera procede del árabe y significa «pequeño mar». En ella está ambientada la conocida novelaCañas y barro, escrita en 1902 por Vicente Blasco Ibáñez.
Tomo como base la población de El Palmar, rodeada de canales, caminos rurales y arrozales anegados por la perellonà; así se denomina la inundación provocada por el nivel máximo de la laguna. Desde su pintoresco embarcadero parten barcazas tradicionales que realizan excursiones por los canales y la laguna. Como hay poca profundidad los barqueros utilizan para impulsarse la típica pertxa.
Decido dejar la excursión lacustre para otra ocasión y opto por moverme por los caminos rurales en busca de los campos de arroz y las construcciones tradicionales dedicadas al cultivo del mismo.
Pero antes hay que parar en alguno de los numerosos restaurantes de la población para degustar una paella o fideuà, o el menos conocido all i pebre, una cazuela de anguila cocinada en un sofrito de ajo y pimentón.
De camino al aeropuerto paso por el embarcadero de la gola del Pujol y, en el crepúsculo avanzado, me encuentro con un magnífico espectáculo en la laguna.
Un magnífico broche a una jornada otoñal plena en la magnífica Albufera de Valencia. Habrá que volver.
Reportaje fotográfico completo en el blog LosviajesdeSaqura
Hoy me he decidido a hacerle un comentario.
Tiene Vd. unas fotos maravillosas, vistas desde mis ojos, los ojos de una persona enamorada de la belleza de lo inasible. La verdad es que son un gozo para los ojos del alma, Enhorabuena.