Dulce lecho la oscuridad
sobre la luz del día.
El ocaso se desliza; golpe
suave en el tránsito
hacia la noche.
Tú, Real guardián
nocturno te coronas.
Los ojos te brillan, de tu voz
los duendes se esconden.
Las sombras danzan
se mofan de las estrellas
sacudiendo su luz
borrosa entre los pinos.
Rota tu cabeza cual faro
en costa, tus ojos naranjas
deslumbran; sienten miedo
los marineros del bosque.
Búho Real, guardián nocturno,
el crepúsculo llega,
con él tu mundo, tu vida,
tu corona.