Se detuvo el tiempo en la Sierra profunda de Segura. Las estaciones se revelaron y cuando crees encontrar un verano moribundo y seco, encuentras una primavera tardía, adormecida, con sus umbrales verdes y alguna que otra flor escondida.

Se detuvo el tiempo en sus casas, en sus gentes, en sus paisajes. Receloso está el futuro con ese pasado semiconstante de estos lugares. Emplazamientos dominados por grandes montañas de picos ensalzados, llamados allí puntales, como el de la Misa o las Pilillas. Puntales cuyos inquilinos, los buitres, dan sosiego al observarlos con su vuelo tranquilo y apaciguado.

Abriendo brechas, sus ríos, Zumeta y Segura, que esquivos forman sus hermosos valles, uniéndose en las llamadas Juntas, como se unen dos enamorados en un beso eterno deteniéndose el tiempo también para ellos.

Aldeas como Miller, La Toba, Los Anchos, Las Gorgollitas, enclaves serranos con sus historias, sus pasiones y sus idas y venidas de viajeros del tiempo. El tiempo, la carcoma de la vida que para estos lares dejaron de existir.

Nosotros, visitantes y amantes de estas Sierras, almas embriagadas de tus imágenes y sensaciones, consigues relacionarnos desde diferentes y alejados lugares para contemplarte y admirarte fraguando amistad, y tras suplicar al dios Kronos; se detuvo el tiempo también para nosotros.

 

 

Se detuvo el tiempo

por un momento, y nuestras miradas
abarrotadas, del espeso verdor de tus paisajes,
se limpiaron de asfaltos despiadados
que nos nublan el alma cada mañana.
 

Se detuvo el tiempo
y nuestras mentes se enlazaron
todas en una, al contemplarte,
por un momento.

 
Se detuvo el tiempo
en la Sierra de Segura,
y el torbellino de tu grandeza,
nos envolvió a todos
en un lazo de amistad.

 
Se detuvo el tiempo
en un hermoso momento,
momento que no podremos olvidar…

Por la sierra profunda de Segura

Por la sierra profunda de Segura