La condición humana se supedita, fundamentalmente al bien y al mal. Todos llevamos con nosotros, a un ángel y a un demonio, aunque no queramos, es algo innato, es la cruz que debemos cargar a lo largo de nuestra vida.

Quien refiriéndose a un amigo o a otro semejante, no ha dicho alguna vez, “es un pedazo de pan” alegre, bondadoso, confiado, generoso, estamos ante una buena persona, en la que afortunadamente prevalece el bien, el ángel, aunque esto no es óbice de que el maligno no siga estando presente.

Por el contrario, quien no ha conocido a una persona huraña, siempre de mal talante, para la que todo es negativo, desconfiada, triste, con mala “uva” contemplamos no a una mala persona, dado que malas personas al ciento por ciento no existen, pero si a aquella en la que es muy probable, predomine el mal, sin negar que si escarbamos un poco, encontraremos el lado bueno.

Pues bien, la sociedad española actual, ha pasado de tener en general, una buena actitud, una actitud generosa, en el plazo de diez años, a ser una sociedad huraña llena de perjuicios, desconfiada, negativa, insolidaria, y que esta triste aturdida y con muy mala fondinga, mala leche, mala baba o uva, lo que ustedes quieran.

Señores, que estamos en 2013. En 2003, nos las prometíamos todos muy felices, ¿como hemos cambiado tanto? Podríamos culpar a la maldición bíblica de siete años de abundancia y siete de escasez, pero aquí no estamos en Egipto, ni dependemos del Nilo, aquí somos todos mayorcitos y el rasgarnos las vestiduras no es de recibo.

Cierto es que todo se ha caído como un castillo de naipes, pero ¿hicimos una buena cimentación? Está más claro que el agua, que no, que corrimos demasiado, que nos apresuramos y nos arrastró la euforia, a todos en general, sin excepciones, gobiernos, intelectuales, empresarios, trabajadores, en una palabra todos, incluida la banca, una de las mayores culpables, pero desde luego no la única.

Pero a lo hecho, como se dice, pecho, volver atrás es imposible y debemos encarar el futuro con una actitud positiva, alegre, haciendo valer, eso que llevamos oculto todos, que son nuestros talentos, de ningún modo podemos desaprovecharlos, les ruego que se relean la famosa parábola de Jesús de los Talentos, porque en esa historia tan simple, está el futuro de las generaciones que nos seguirán. Cierto que son múltiples los obstáculos a superar, cierto que es mucho lo que hay que cambiar, ¿pero no vamos a ser capaces?

La sociedad española, necesita unos buenos dirigentes, honestos y sabios, no me cabe la menor duda de que los hay, como no me cabe la menor duda de que los españoles, somos mayoritariamente, personas cabales, trabajadoras y honradas, que deseamos un futuro mejor para nuestros hijos, y en ello estamos dispuestos a darlo todo, porque tenemos talentos y los vamos a desarrollar. No vamos a ser como el criado que recibió un talento, lo guardó debajo de una piedra, tal vez fue ese uno de los errores más importantes que hicimos durante la época de bonanza, como todo venia rodado, nos dejamos arrastrar por la corriente, no haciendo valer nuestros talentos, pensando que todo se daría por añadidura, la sociedad no hizo valer sus talentos pensando que el estado ya lo hacía por ella, y el estado pensó lo mismo y así nos fue y nos va.

Pero hemos llegado ya al momento de comenzar a poner remedio al estado de cosas actual y para ello, se deben realizar un sinfín de actuaciones, que deberían hacerse dictadas por el sentido común.

En primer lugar, corresponde a los medios de comunicación, el realizar esta en positivo sin sembrar falsas o supuestas noticias. Que informen con honestidad y veracidad, no magnificando lo malo y obviando lo bueno, todos los días hay buenas noticias, debiendo desarrollar todos los aspectos de la misma, no solo los que les interese para mejorar sus ratios de ventas o de escuchas. Tiene que finalizar el guirigay actual que sobre todo en tertulias televisivas, solivianta sobremanera al pueblo llano, nada se conseguirá si los líderes de la información, no actúan con ecuanimidad y un pulcro sentido de la responsabilidad.

Es necesaria, una reforma y adelgazamiento de todas las administraciones. Los gobernantes, los políticos han de sentarse a negociar esta reforma, con todo tipo de grupos presentes en las instituciones, o no, partidos políticos, sindicatos, empresarios, y han de romperse la sesera, dando lo mejor de sí mismos, multiplicando los talentos de que han sido dotados, escondiendo personalismos, y prescindiendo de doctrinas radicales. Hasta conseguir un punto de partida que una a toda la sociedad española, detrás de sus dirigentes. Hay que reformar la Constitución, hay que hacer una nueva ley electoral más justa y una ley de referéndum, como premisas básicas de convivencia.

A la banca, le corresponde en una sociedad libre y de mercado, insuflar el carburante para el buen funcionamiento de la misma. Es muy urgente que la banca proceda a suministrar crédito a las empresas, y a los ciudadanos, de no hacerlo, todo quedará en agua de borrajas, pero lo peor es que la banca de una sociedad empobrecida y en crisis, será así mismo una banca pobre, todavía están a tiempo y quiero pensar que estarán a la altura de las circunstancias. Muchos dirán, ganando dinero, especulando yo digo que teniendo un beneficio justo, les vuelvo a decir que lean la parábola de los Talentos, alguien dejaría sus ahorros a plazo fijo a un interés del cero por ciento.

Los ciudadanos como ya he dicho a exprimir nuestros talentos. A ser emprendedores no tener miedo pero actuando con responsabilidad, honestidad y seriedad, teniendo iniciativas, no escondiendo los capitales que los hay bajo el ladrillo de casa, arriesgándose invirtiendo en mejorar lo que tenemos, perseguir el beneficio empresarial endeudándonos si es necesario, y olvidando la especulación, en una sola frase, “Ganándose el pan con el sudor de la frente” y practicando el sentido común.

Habría que reprochar y mucho a nuestra sociedad, su actuación, durante los pasados años, pero esto ya no tiene remedio y no es este el tema del escrito actual, antes bien todo lo contrario, un buen examen de conciencia, y un reconocimiento de los errores, junto con exprimir los talentos y los bolsillos y esto marchará.

Por último solidaridad. Pero solidaridad con mayúsculas, con todo el que sufre, sea de aquí o de fuera, dando lo mejor de nosotros mismos, dando nuestros mejores talentos, y al mismo tiempo exigiendo a la persona o colectivo con el que nos solidarizamos una labor honesta para que nuestro esfuerzo no sea en vano.

No son de recibo situaciones, en las que dando nosotros todo nuestro esfuerzo económico y personal, nos encontremos con personajes aprovechados.

Si así en positivo encaminamos toda nuestra fuerza si hacemos como los buenos siervos de la parábola estaremos gozosos primero ante nosotros mismos y luego ante los demás.

sdd

Foto: SantiMB