¿Oyes el eco de mis
hormonas?
Atacan mi cuerpo
con gritos desgarradores,
queriendo nombrar
tu ombligo, como
el punto cardinal
perfecto.
Tal vez más arriba
o más abajo,
no tendré que
entenderlo.
Aunque tiraré
hacia los dos lados
y así perderme,
en el mundo de tu
cuerpo.

El punto cardinal perfecto

El punto cardinal perfecto