Espero, ha dejado de llover y en la luna
del coche, han quedado cientos de burbujas
esparcidas sin control, migajas de lluvia fresca
adheridas al cristal por no perder su forma.
Entre los pinos, retumban mil voces aladas.
Hoy no cantan los pájaros, hoy parlotean,
discuten sin sentido no sé que cosa, tal vez
por un mal cruce en el aire, tal vez por un nido.
Espero, y mi mente esboza un sueño, una idea,
un tropel de fantasías sin dueño, un túnel,
un camino, una salida… nuestros silencios.
Y allá a lo lejos, con los brazos abiertos,
siempre abiertos, allá en la meta traviesa
de mi imaginación, allá, estás tú.
Espero, comienza a llover, he de marchar
y me dispongo a doblar sueños, ideas,
fantasías e ilusiones, intento no arrugarlos
para guardarlos hasta otro momento.
Los llevaré guardados dentro, muy dentro.
Espero, aunque soy paciente, desespero.