Los arcanos de la existencia llevan aparejados en un fuerte nexo, los fenómenos de la vida y la muerte. La vida y la muerte son dos aspectos de una misma realidad. Como el norte y el sur en los imanes, como las caras de una moneda, o el ying y el yang en las culturas milenarias.

Pero a nosotros, educados en la cultura judeocristiana, nos es muy difícil unirlos. Y nos parecen contradictorios.

Recientemente, tres personas amigas, muy amigas, más o menos de mi edad, han fallecido. Dos, tras una cruel y larga enfermedad y el otro prácticamente en una semana. En estos momentos, es cuando la gente se cuestiona lo de siempre: ¿qué sentido tiene nuestra vida y la grandísima faena de que las personas mueran antinaturalmente, antes de tiempo?

Esto,también me hace replantear mi existencia, porque todos los días cuando me levanto, hago este ejercicio y aunque me encuentre mal, doy gracias a Dios por un día más, unas veces con más alegría, otras con menos. Doy gracias por tener cerca a los míos, a mis amigos, a la gente que quiero, respeto y aprecio, consciente de que tengo un día y una hora señalados para dejar este mundo.

El fallecimiento de personas a las que he querido, me ha afectado muchísimo, creo que como a todos, pero después ha servido para hacerme y sentirme creo yo, más humano, más cerca del mundo, más pisando la tierra y vivir con la mayor intensidad posible. Sólo basta la determinación de no hacer daño a nadie, con todas sus cuestiones colaterales.

No es el “buenismo” que subliminalmente pone un vela a Dios y otra al diablo, porque si todos somos “buenos” ¿Por qué está el mundo tan jodido, tan puñeteramente jodido? Porque no sólo son los demás los causantes de tantos males, sino que nosotros también.
Todo lo que ocurre tiene su por qué, su causa y su efecto, sin llegar al menos por mi parte, al concepto de “determinismo”.

He vivido una ECM (experiencia cercana a la muerte) y he salido fortalecido de ella. Porque si morir es eso, a mí se me ha ido el miedo. Las experiencias en todas las ECM son estrictamente personales y difíciles de transmitir a los demás; yo no vi ningún túnel negro con luz al fondo, pero lo que sentí, permítanme que me lo quede para mí mismo, porque no sabría explicarlo a Vds.

Hablo desde un sentido religioso y profano al mismo tiempo; hablo del ser espíritu, se sea creyente o agnóstico.

Yo cada día estoy más convencido de que existe lo que llamamos resurrección del ser humano.

Lázaro en el NT, no resucitó, sino que el Maestro lo hizo revivir, lo volvió de nuevo a la vida, que es totalmente diferente, aunque no excluyente. Yo volví a la vida después de estar muerto entre doce y quince minutos…

La resurrección es otra cosa e incluso al menos para mí, se da en cualquier ser con vida con cuerpo y espíritu.

Y esto no es ningún tipo de panteísmo, por otro lado digno de absoluto respeto.

Ya desde la cultura centro- asiática, retrotrayéndonos al menos 6.000 años, pasando posteriormente por Egipto, Grecia, etruscos, romanos y la cultura también ancestral chino-japonesa etc.., se ve la muerte de manera distinta. Para unos es la pervivencia del espíritu, alma, conciencia etc…, para otros es la nada, la no vida después de la muerte.

Pero aún así, una vez atravesada la barrera, pasaremos a formar parte de la inmensidad del cosmos, de una forma o de otra.

Desde mi óptica, una cosa es revivir, volver a esta vida y otra resucitar, pasar a un mundo puramente espiritual, a otra dimensión, a un mundo paralelo (como también se narra en las Escrituras respecto de Jesús).

Para mí, hoy, Jesús resucitó, no revivió.

Porque Dios, la Verdad, el Amor, son pura Energía Cósmica impregnada de divinidad y viceversa.

En la teoría del Evolucionismo, dice Teilhard de Chardin en una de sus obras, concretamente en El Fenómeno Humano : “Cristo, Tú nos salvas, pero la evolución te salva a Ti”.

Chardin se adelantó a su tiempo en doscientos años. Esta frase necesita una explicación algo compleja que no es posible en un artículo de opinión, pero apunto una sinopsis:

Hoy la Ciencia y la Religión están en un continuo diálogo de forma no excluyente.
El universo, según Stephen Hawking, se “autocrea” al vibrar las cuerdas. Los creyentes, los que siguen alguna religión, ven en esto la mano de Dios.

Pero eso no es una prueba de la omnipotencia de Dios. Al contrario, es una señal de que, por Amor, Dios se auto limita.

Hoy podemos ver el crecimiento evolutivo con el descubrimiento de lo que se ha dado en llamar la “partícula de Dios” o sea “El Bosón de Higgs”

En la moderna teología kenótica, Dios no es omnipotente. Al crear el Universo, Dios, como sucede en una mujer que da a luz, se desprende de algo suyo, se vacía de sí mismo, dando lugar al Universo, a lo real. Un universo que tiene sus normas de funcionamiento, que está sujeto a sus leyes naturales. Y eso no es “modernidad”. Ya lo dijo hace medio siglo el Concilio silenciado, el Vaticano II.

Con todos mis respetos a quienes no piensen como yo en este tema y argumento.

Stars - Foto: Joe Dsilva Licencia Creative Commons 2.0

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