Todos y todas hemos escuchado alguna vez la frase aquella de que “la mujer del Cesar no solo tiene que ser decente sino también parecerlo”. Eso es lo que he pensado cuando escuchando la radio me contaban que en el parlamento andaluz, el presidente y los portavoces adjuntos, allá por el mes de marzo y por unanimidad se habían subido el sueldo vía incremento de las dietas que cobran de manera mensual. Como es natural, todos los medios, locales, regionales y de ámbito estatal se han hecho eco de la notica.

En esta situación resultan tristes, bueno no, indignantes varios hechos: primero que los partidos políticos solo sean capaces de ponerse de acuerdo cuando se trata de subirse los sueldos. Segundo, que este acuerdo, que tiene una repercusión directa en como se gestionan nuestros impuestos no se publicase de manera inmediata, y hayamos tenido que tardar dos meses en conocerlo. Por no conocerlo, parece que ni tan siquiera el máximo responsable de la Junta de Andalucía, su Presidente, lo conocía. Tercero, que precisamente sea el Presidente de la Junta, o sea el poder ejecutivo, el que tenga de decirle al Presidente de la Cámara, esto es del poder legislativo, que se anule el acuerdo.

Desde la posición de ciudadana de a pie, que sigue creyendo en la democracia, resulta duro tragarse y digerir noticias como esta. Mientras los ciudadanos, los de la extinta clase media, ahora vivimos de las prestaciones, de los subsidios, de los pocos ahorros que puedan quedar, de las pensiones de los abuelos, de la caridad de la familia, de los bancos de alimentos, etc. Nuestros representantes, todos, aquellos que nos pidieron que les confiáramos nuestros destinos, los que tienen en sus manos cambiar o no las reglas de juego para conseguir el “bien común”, usan esa confianza para engordar sus carteras, para asegurarse de que a ellos la crisis no les toque, para afianzar posiciones y patrimonios.

Ya sé, que las generalizaciones son odiosas, pero no estoy hablando de todos los políticos, estoy hablando de aquellos, en los que la ideología es un accidente, la ética una quimera y la política un buen medio para ganarse la vida, su vida.

Cuando leo o escucho estas noticias me pregunto ¿cómo pueden sacarnos de ésta quienes llevan 40 años trabajando de políticos, sin otra experiencia laboral?, ¿Cómo pueden entender a una familia que ve mes a mes acercarse la ruina a sus vidas sin encontrar ninguna solución? ¿Cómo pueden ponerse en la piel de los padres y madres de familia que comen gracias a las pensiones de los abuelos o de los que tienen que explicar a sus hijos porqué les van a desahuciar de sus casas?, ¿Cómo empatizan con quién no se siente parad@ sino desemplead@?, que parecen igual pero no son lo mismo. ¿Cómo con quienes tras muchas entrevistas, vuelven a su casa pensando si compran el litro de leche o la barra de pan, que para los dos ya no queda?.

Resulta triste, indignante, abochornante, y todas las …ante que quieran ponerles ustedes, que todos se hayan apuntado “por unanimidad” al carro de las subidas de sueldos cuando en la Junta hay infinidad de programas que desaparecen, o se recortan, o el dinero no llega a donde tiene que llegar, se bajan los porcentajes de sustituciones, de contrataciones, …

¿Dónde están nuestros diputad@s, dónde las soluciones, dónde la ética?.

Así no se puede solucionar nada, así no salimos de esta crisis los que la estamos sufriendo. Comencemos por regenerar el sistema, por creer de verdad en la democracia, en el trabajo para el bien común, en el servicio público, limpiemos las eras, que ya va haciendo falta, generemos confianza e ilusión porque de ésta se sale.

Pero desde luego lo que es fundamental, parece mentira que tengamos que decirlo, es que señores y señoras que se dedican a la política, no sólo lo parezcan SÉANLO. Trabajen por los ciudadan@s.

San Telmo

San Telmo – Foto: Jose Estepa (Licencia Creative Commons 2.0.)