Nuestro mosaico de Cástulo ya tiene nombre y ha cumplido los plazos para que sea contemplado en todo el mundo como “el mosaico de los amores”. Cada cual debe ir a verlo – mejor a contemplarlo – para sentir lo que cada uno sienta ante esta maravilla de la Humanidad. Yo fui a Jaén el pasado lunes para, junto a otros, arroparlo en su presentación en la Universidad, no voy demasiado a la capital pero esta vez sí porque iba a reivindicar a mi pueblo, a compartir el orgullo por lo que es nuestro y por celebrar que por fin, y de una manera tan hermosa, algo bueno pase en Linares. Como dijo nuestro alcalde, Linares que no “había sido llamado” hacia el turismo, mira por donde cuenta con, al menos, dos cosas por lo que es y será reconocido mundialmente: su Patrimonio Minero y Cástulo, las dos por esconder, bajo sus entrañas, la gloria de un pasado compartido entre siglos: la plata que atrae a grupos humanos que crean. No quiero deciros el símil que me sugiere este pasado si se tradujera al presente, con dinero podemos hacer muchas cosas. Esperemos que el viento cambie pronto.
He tenido, con otras muchas personas, el privilegio de ser acercada a este descubrimiento por Don Marcelo Castro, nuestro director del Museo y del Forum MMX. Siempre se aprende algo – o mucho – de estos ilusionados y tenaces arqueólogos, pero esta vez se me han transmitido dos consciencias: La primera que el mosaico fue visto por última vez a finales del siglo I más o menos, y que ha estado dormido, impoluto, hasta que lo hemos podido contemplar nosotros. Entre aquellos ibero-romanos y nosotros, el silencio, el reposo, la calma necesaria para afrontar tantos avatares, conquistas, vorágine e impaciencia ante la riqueza y la creación de una ciudad. Las minas hunden la tierra, Cástulo la aflora, los dos milagros de la vida que Perséfone conoce y medita en cada una de las estaciones del año. Otro símil.
La segunda enseñanza que recibí de Marcelo Castro se refiere a la importancia de la historia. Copio sus palabras pronunciadas en la presentación del mosaico, cedidas amablemente por él porque me encantaron y me mostraron un camino a seguir. Él dijo: “Para salir adelante todos necesitamos el conocimiento. Nosotros nos dedicamos a una pequeña pero importante parcela del conocimiento: la historia. Sabemos que no vamos a llegar a verdades definitivas, pero también sabemos que no todo puede ser dicho sobre el pasado, que hay una línea que separa la verdad de la mentira, y que eso vale para el pasado, pero también para el presente”…
Me parecieron unas palabras reveladoras que merece la pena que no se pierdan por entre la maraña de un discurso. Por ellas mismas lo dicen todo, a mí se me ocurre que nos dirigen al trabajo con proyección basado en un conocimiento, que la historia nos enseña que nunca hay que parar ni rendirse, que la mezcla de ilusión y realidad no deben apartarnos de su simbiosis, habrá tiempos en que predomine una sobre otra pero que las dos nos hacen avanzar y dar sentido a la vida. Y por último que sigamos adelante, que Linares ha tenido un pasado y tendrá un futuro, un futuro que mirará de nuevo a un pasado cuando dentro de unos años, los que nos sigan, puedan ver que no cedimos, que existimos, en presente y en pretérito indefinido.
Existimos, como existió Imilce. El otro día, quizá empapado más de lo romano que de lo ibero, alguien me quiso cuestionar a Imilce a raíz de un comentario que hice cuando en el centro de interpretación de Cástulo no vi ninguna banderola con su nombre y su leyenda. Se me aducía que no se sabe apenas nada de ella, apenas servía de nada que yo me remitiera a historiadores, por lo visto “no había datos”, aunque a mi entender los suficientes para que si me tengo que creer los de los hombres también me crea, aunque sean nimios, los de las mujeres. Faltaría más. Sería largo de explicar aunque lo haré, a mi manera, no os quepa ninguna duda. Siempre hay un poblado ibero que se romaniza, siempre hay una mujer sobre la que construir una leyenda. Imilce existió, una figura concreta de mujer se recortó en Cástulo para optar por la paz, sin pensarlo dos veces. Y de ahí, siglos más tarde, pudo surgir el mosaico. Y no es un símil.
No puede ser que Imilce no tenga un apartado en ese museo y en el otro y yo desde luego haré lo posible para que esté desde mi arqueología de las palabras. Algún día será así. Y entonces diré: E pour si muove.
Señora Mercedes, su escrito sobre el Mosaico de los Amores es enternecedor como todos los suyos. Tiene Ud., toda mi simpatia y admiración. De acuerdo con recuperar la figura de Imilce.
Qué quieres que te diga Merche, que algunos hace tiempo apostamos por Cástulo. Entonces se nos hablaba de quimera, cuando fundamos la Plataforma pro Defensa del Patrimonio de Linares. ¿Recuerdas?
Esta loa amorosa hacia los vestigios históricos de nuestra tierra y en concreto a Imilce es realmente bella.
Quizá no seamos conscientes de la potencialidad de este yacimiento, ya que sólo hay excavado entre un 5 y un 7 por ciento de su totalidad. tenemos una gran suerte de tener tan formidables arqueólogos, Daniel Campos, concejal de patrimonio es arqueólogo y desde su puesto político, está haciendo muchísimo por Cástulo. Me consta. Enternecedor artículo, porque tú eres tierna. Un abrazote.