Ahora toca “tocar las pensiones”.

No contento el gobierno actual con aumentar el tiempo de cotización para que una persona pueda percibir el 100% de su sueldo al jubilarse, ni con aumentar la edad hasta poder hacerlo, jubilarse, ni con poner trabas a los mayores de 55 años a la hora de cobrar una prestación económica si han tenido la mala suerte de engrosar las filas de parados de nuestro país, ni con buscar una variable diferente al IPC (que sin duda ha de ser la menos beneficiosa para el pensionista) tanto para incrementar (en el mejor de los casos y si algún día salimos de esta negra crisis) como para retener o disminuir las pensiones, a alguna mente preclara del partido en el poder (o a alguno de sus asesores, esos seres que parecen inexistentes, pero que no lo son en función de sus sueldos) ha sugerido la brillante idea que, por ahora es sólo propuesta (y esperemos que no vaya más allá de eso, de una mera anécdota en forma de globo sonda) que a continuación relato:

Fijar la cuantía de la pensión a percibir en función de la esperanza de vida del pensionista.

Desconozco si los funcionarios de la Seguridad Social (o quién deba hacerlo) ya han diseñado una fórmula matemática para llevar a cabo tales cálculos, la predicción de la fecha de fallecimiento de cada ciudadano y el dinero que habría de percibir hasta la misma.

De esta manera, no se le ocurra vivir más allá del tiempo que su gobierno le pronostique porque podría ser juzgado por estafa al Estado o, simplemente, dejar de percibir su pensión.

Quizá, ya se le haya ocurrido alguna solución, para esos casos en los que fallen las predicciones, a esas mentes lúcidas y con gran sentido humano que, en lugar de hallar mecanismos para generar empleo (única manera, a mi juicio, para poder salir de la crisis) se dedican a asustar a ancianitas y ancianitos y, no quisiera creer que aquélla se refiera a una eutanasia involuntaria (todo sea por el ahorro y por pagar la deuda, nos dirán entonces)

Nada más en infartos ante la noticia, descenderá el número de pensionistas considerablemente, buena estrategia también para hacer frente a la tan manida deuda.

¡De locos, esto es de locos! (Con todo mi respeto a los enfermos mentales).

La espera - Foto: Jordi Casasempere

La espera – Foto: Jordi Casasempere