Tengo miedo.
Llueven hojas de revolución
balanceándose con gemidos
de hambruna y miseria.
Cada secuencia en la historia
de opresión, radia otra de protesta.
La gente mientras tiene algo,
mientras acaricien sueños sin
atisbos de utopía, tienen miedo,
pero cuando no queda nada,
cuando sólo la angustia
te amordaza, perfila la garganta
de ardiente herida, pierde todo temor.
No quiero respirar sangre
mas no quiero como todos
dormir en el suelo.
Que no se repitan antiguas historias
que no ensombrezcan otra vez
nuestro cielo.
La dirigente lucidez escasea,
la podredumbre arranca
cánticos en negro. El poder
quiere dejar hojas secas
y aplastarla a pisotones
contra el suelo.
Por todo esto y mucho más,
tengo miedo, pero si lo pierdo,
si me exasperan las esperanzas
y me apagan mis sueños,
aquel miedo, tendré yo también
que perderlo.