Mucha, demasiada desidia, hay en la Hispania Ulterior y Citerior que llamaran los romanos y que hoy se ha convertido en la España de la indiferencia. Siempre de pelea.

Pido a diario a San Judas Tadeo, abogado de las causas perdidas, que las dolorosas dos “Españas”, se miren a los ojos y se tiendan la mano, se tiendan puentes de diálogo, ahora es el momento incuestionable, después será tarde. Pero San Judas parece dormido.

Hay mucha gente que necesita, ansía, ver a quienes nos rigen, y también a sus adláteres, salir de esta ausencia de rectitud moral, que nos tiene sumidos en la desesperación, y ya para algunos, en la falta de sueño por ver cómo pueden pagar sus hipotecas, sus deudas, que no le corten ni la luz ni el agua y no pasar hambre. Aunque ya hay una inefable persona en la alta política que ha dicho que lo primero es pagar y si queda para comer… pues eso… y si no… pues se siente.

Pero creo, que a pesar de nuestros gobernantes, es el pueblo quien tiene que librarse de la ponzoña de la “frialdad”. No se puede ser indiferente nunca, nunca. Porque en ocasiones como ésta, la indolencia, en el pueblo, se convierte en silencio cobarde anta tanta injusticia. Se mira de soslayo y con la boca cerrada. El silencio y el conformismo no tienen ideología o no la deberían tener. Todos somos culpables, unos por nuestro cobarde silencio, permitiendo que otros en grado sumo, lleven el país a la ruina con demasiados casos “Gürtel”; demasiados “Fondos reptiles” “Eres” “Nóos”, demasiados Gal, demasiados Artur Mas, demasiados Griñán, Camps, Matas, demasiadas Cospedal, demasiados batasunos, ahora mutados, como las gripes de invierno, en otros proyectos de partidos con deseos electorales… ¿serán los mismos? Y después a seguir matando.

Cada vez nos parecemos más a Italia en cotas de corrupción, de mafia, con la diferencia de que Italia ha aprendido a vivir y sobrevivir sin gobernantes. Les da igual unos que otros y a pesar de ello, la vida italiana medio funcionó siempre.

Sobran ideologías. Faltan ideas e ideales. Porque las ideologías a veces constriñen, nos anulan y además y es lo más grave, violentan el derecho del ser humano.

La idea, los ideales generadores de esperanza, han tornado en ideología, fagocitando, al individuo. Aquella idea, que pudo haberse convertido en un hermoso ideal, fue descalificada, ejecutada, vilipendiada, por la preponderancia de las ideologías políticas de la que ahora España es esclava.

Nos falta la libertad y la sabia entereza, de mirar mutuamente en lontananza (así lo hizo Alemania, cuando lo necesitaba como el respirar, tras la guerra y la posterior caída del muro de la vergüenza). Nosotros no somos menos para hacerlo. Es necesario superar diatribas, luchas intestinas, gratuitas, segregadoras.

Mi ideología no es la mejor; la tuya tampoco. Después que vengan todas las ideologías, que cuando seamos cultos, las mandaremos a los infiernos de Dante. Pero ahora no. No somos todavía ciudadanos que sepamos establecer una escala de valores auténticamente social, desinteresadamente social; sin consignas, sin órdenes y para eso es necesario ser un pueblo culto.

Ahora necesitamos de todas las manos posibles para salir de la inmundicia en que nos han metido banqueros sin escrúpulos, especuladores, multinacionales… en fin, terroristas económicos, que como en el caso anterior, mutan también, generando nuevas necesidades en el mercado, esto es, en nosotros, pobres imbéciles que nos creemos sabios, porque por acción u omisión, con nuestra indigna indiferencia hemos dicho amén a todo.

Porque el mercado, regula nuestras vidas, hiriéndolas mortalmente. Nos hace falta una ética periodística; que no esté hipotecada políticamente, para decir alto y claro lo que nos está pasando. Que no vuelva a proyectarse sobre el suelo, la sombra de la indiferencia, por su rastrero vuelo. Sobran actores y mentirosos. Tanto la derecha como la izquierda han de hacerse creíbles para la ciudadanía, sin falsos golpes de efecto, sacrificándose para el pueblo. Atónito me quedo cuando en este país, después de lo que nos ha pasado, el poder político otorga carta hegemónica al “dios” mercado, como regulador de la vida ciudadana. Sólo nos falta que el capitalismo, nos regule la ética y la integridad moral a cada uno. Con pena observo, que no hemos aprendido nada. Numancia, defendió a muerte su integridad frente al invasor, con un coste total de vidas numantinas.

Hoy, en el Congreso de los Diputados, sus habitantes, es decir sus señorías, defienden a modo numantino sus privilegios frente a una “chusma” que lo único que pide es trabajo para que sus familias puedan al menos comer. En esto, excluyo radicalmente el comportamiento de muchos congregados frente al Congreso el 25 de Abril.

Triste España, triste y conformista pueblo español. Hace poco un comentarista de opinión en este medio, establecía las comparaciones entre la Alemania pre-nazi con la situación de España actualmente… y por desgracia no se equivocaba ¿Tenemos lo que nos merecemos? ¿Nos llegará un nuevo salvapatrias dado que los políticos han traicionado al pueblo con más de 1500 casos de corrupción y éste pueblo sigue dormido? Pregunto.

Malas políticas - Foto: Jordi Casasempere

Malas políticas – Foto: Jordi Casasempere