La democracia tal y como la conocíamos en Europa desde el segundo cuarto del siglo veinte hasta el momento presente está tocada (espero que no de muerte). El dictamen de un Tribunal Constitucional como el Portugués, declarando ilegales las medidas que anulan las pagas extraordinarias a pensionistas y funcionarios del país vecino, impuestas por Bruselas (Alemania para más señas), ha sido ignorado por su gobierno (me dirán que también fue elegido democráticamente, como el nuestro). Pero, coincidirán conmigo, con independencia de ideologías, que hay decisiones de vital importancia para una nación que se toman en los despachos políticos (y en los de los bancos muchas veces también) sin contar con los ciudadanos; desde la aniquilación de la industria y la ganadería en tiempos de Felipe González, hasta los recortes económicos y sociales de Rajoy, pasando por la entrada en la guerra de Iraq de Aznar (de Zapatero, ya mejor ni hablamos)
Hace pocos años, precisamente gobernando ZP (y eso que no quería hablar de él), cuando voces, como la mía, denunciábamos que España estaba entrando en una crisis económica de proporciones desmesuradas, que existía una burbuja inmobiliaria que no acabaría bien, no porque yo sea más listo que nadie, si no por que me gusta informarme leyendo medios de muy distinto signo, desde muchos sectores (empresariales, políticos, incluso sociales) se nos decía que éramos unos desestructuradores del sistema, que sólo queríamos que no funcionara porque lo estaba haciendo bien.
Ahora, quienes como yo anunciamos la desaparición de la clase media, la persecución cainita a funcionarios, pensionistas y parados, y la caída en picado de los derechos democráticos, ni me preocupo por conocer lo que se pueda decir, me duele más lo que se avecina para nuestros hijos, la herencia que le estamos dejando, mitad ruina económica mitad pasividad social. Y ya no me vale oír decir que “tenemos lo que nos merecemos”, eso es un concepto religioso que será válido para los que crean en el cielo y en el infierno, no para los que sufren el día a día en colas de Cáritas o cualquier otra ONG.
Nos hemos creído que tenemos una deuda enorme con Europa porque así nos lo han dicho los medios al servicio del poder, y que tenemos que pagarla de esta manera tan brutal porque es “palabra de Dios” lo que estos gobernantes europeos y españoles, que nos han llevado a la pobreza, dicen ahora.
Seguro que hay otras salidas (quizá impensables por el aborregamiento de los ciudadanos europeos; pero no utópicas). Reino Unido está pensando en salirse de la Unión Europea ¿Por qué será? Islandia salió de la crisis airosa. Irlanda ya está creciendo económicamente. Alemania se preparó bien para la crisis… Aquí nos conformamos con que el paro no aumente mucho y lo conseguimos gracias a que nuestros hijos se marchan a Europa.
Muchas plataformas ciudadanas, algunos partidos políticos incluso, proponen soluciones que son ignoradas por los medios de comunicación oficiales (¿han visto quienes son los propietarios de casi todas las televisiones que vemos en nuestro TDT?
Los Europeos diseñaron un plan estratégico cuando España entró en la Unión Europea: Hacer de España, con la ayuda de nuestros gobernantes y banqueros y de nuestra pasividad, gracias a sus limosnas, el bar de copas de Europa, eliminando todo vestigio de productividad posible, lo malo es que ahora los europeos no vienen aquí a tomarse las copas y la democracia se tambalea.
La verdad es que son noticias inquietantes las que llegan todos los días, en los que todas las mañanas lucho por olvidarme de la realidad y poner música en lugar de la radio, de no acercarme a un periódico o un ordenador. Son noticias que refuerzan el agónico pozo en el que estamos y del que no se oyen apenas voces que indique cómo salir. O las que se oyen, se ignoran y no quieren ser escuchadas. Estamos a la cola de Europa y aún resuenan lo ecos del G-20. Nos hemos tragado a diario pamplinadas de energías renovables y un mundo limpio mientras perdíamos el carro industrial (y sus valiosos puestos de trabajo) y los demás fabricaban todo con la energía de nuestro uranio (que sí, tenemos) pero que enriquecen otros, usan otros, les compramos su carísima energía por ellos creada y luego nos ponemos a la puerta a esperar la migajas de un cementerio nuclear. Y eso por poner un sólo ejemplo ¡Cuándo despertaremos!
Es de lo mejor que he leido, hasta ahora en Linares28, le felicito Sr. Ad Contrarium.
Esta leyendo esta noche una entrevista a Ramón Tamames, publicada en el suplemento dominical de este pasado domingo de un rotativo nacional, y este hombre en una de sus respuestas comentando la transición dice «Además había muchas clases medias. Cuando hay mucha clase media la situación es distinta. No es lo mismo que un enfrentamiento entre los que no tienen nada que perder y los que tienen todo por perder».
Hoy en día hay muchos que no tienen nada que perder, y hay unos pocos que tienen mucho que perder
En la transición había un 1 % de muy ricos, un 4 % de ricos, un 70 % de clase media, un 20 % de pobres y un 5 % de muy pobres.
En la actualidad, hay un 3 % de muy ricos, un 5 % de ricos, un 40 % de clase media, un 35 % de pobres y un 17 % de muy pobres.
Quiero pensar que no es culpa de la democracia, sino de los políticos incapaces y seguidistas de lo que han mandado desde Europa. !Hasta cuando!
Veo que el Sr. Ad_contrarium no tiene empacho en mezclar churras con merinas. Es consciente del alto grado de ignorancia que padecen los ciudadanos en general, y que la gente se cree todo lo que se le diga, sobre todo cuando se trata de echar la culpa de sus imposturas al vecino (deporte nacional en este país).
Le recuerdo que los planes de rescate para salir del agujero, que nos hemos escarbado nosotros solitos, se pueden rechazar; no son una imposición. Los gobiernos libremente pueden optar a no acogerse a ellos. Así que de imposición nada de nada.
El gobierno alemán no tiene una máquina de hacer dinero,los rescates salen del sudor de la frente de sus trabajadores, sería interesante saber que piensan los ciudadanos de estos países sobre la oportunidad de financiar con su esfuerzo las verbenas y derroches de sus vecinos del sur. También si fuese al revés: qué de solidarios seriamos con nuestros vecinos nosotros, que vendemos el futuro de nuestra ciudad y de nuestros hijos por un plato de lentejas, ¿seriamos capaces de hacer por nuestros vecinos lo que no somos capaces de hacer por nuestros propios hijos?; no me lo creo.
Otro punto: qué sugiere Ud. que deberiamos haber hecho para terminar con la burbuja inmobiliaria, ¿parar la construcción y mandar a los albañiles a trabajar haciendo telefonos Android y Ipads?, ¿todos camareros?, ¿recuperar viejas profesiones como limpiadores de zapatos o vendedores de picón? por favor… que vive Ud. en España.
Y la educación y la formación para cuando la dejamos?. Veo a la progresia protestar contra esto y lo otro, exigir derechos, insultar a cargos electos y robar de los parados, pero no escucho a la izquierda proponer un plan de educación riguroso y masivo, regalar Notebooks parece que no ha sido la solución ¿tienen que venir también los alemanes a arreglarlo para luego decir que nos chupan la sangre?. Mientras no se coja por los cuernos el toro de la educación y la formación, metiendo en cintura a profesores, indexando calificaciones académicas al IRPF de su progenitores, haciendo obligatoria la educación hasta los 18, y sancionando a los estudiantes irresponsables, no saldremos nunca del agujero calentito y subvencionado, pero lleno de mugre e ignorancia, en el que vivimos.
Sr. Ad Contrarium, casualmente esta tarde estaba leyendo un tema monográfico titulado «Hacia un nuevo contrato social». Monográfico bastante más extenso que su acertadísimo artículo, publicado por la Fundación Foessa. Cáritas española-Madrid.
Sus autores Oscar Mateos y G: Pérez desgranan y analizan si hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Quién es el responsable de la situación. Ganadores y perdedores y si hay alternativas.
Como no es mi intención escribir un artículo paralelo al suyo, porque esencialmente lo dice todo, es por lo que he dado la referencia para que quien quiera lea este interesantísimo monográfico publicado en el suplemento del cuaderno nº 138 de Cristianismo y Justicia.
Felicidades por el artículo.
El recientemente fallecido, economista, filosofo y profesor Jose Luís Sampedro decía » Hay dos clases de economistas; los que quieren hacer más ricos a los ricos y los que queremos hacer menos pobres a los pobres» y » Siempre se puede, cuando se quiere». Pues eso.