Ya no pinta azul el mar
ni tiemblan gaviotas
levitando en el cielo.
Deforestada vida
de bosques inmensos,
sólo muestran sus
esqueletos, y ramas secas
en el suelo.
La luz se torna en velo
de opaca forma, y el horizonte
respira miedo.
Las olas no desprenden espuma,
si no escarchas negras
de aspavientos marineros.
Hay peces escritos en leyendas,
que no fueron leyendas,
por que realmente existieron.
Hubo también animalillos,
unos grandes, otros pequeños,
todos vivos ayer,
hoy,
todos muertos.
Habitó vida en bosque y océanos,
mientras los hombres absorbían
hombres, ellos al paisaje,
el paisaje convertido en nada,
nada,… la mayor creación del hombre.
Hoy no hay hombres, ni peces
ni gaviotas levitando el cielo,
ni animalillos llenos de vida,
bajo frondosos árboles
de ensueño.
Sólo lodos espumosos,
residuos, relojes enfermos,
pasados abstractos,
escenario oscuro, por
mentes deformes, egoísmos
presentes, sin futuro.
Bosque y mar
pulmón y sangre
de esta tierra
masacrada por el hombre.
El sol seguirá saliendo,
no para todos, sólo,
para los muertos.