La Madrugá linarense ha contado, un año más, con la tradicional Bendición de Nuestro Padre Jesús Nazareno, aunque su desfile procesional se ha visto acortado por la lluvia cuando apenas se llevaba dos horas de recorrido. Como cada año, miles de linarenses han abarrotado la Plaza de San Francisco para presenciar la Salida de la procesión más multitudinaria de la ciudad.

La lluvia empezó a dejarse notar minutos antes de las cuatro de la madrugada en Linares. Nuestro Padre Jesús Nazareno aún no había efectuado su Salida desde la Parroquia de San Francisco cuando comenzó a caer una ligera llovizna que hacía temer lo peor. Pese a ello, las puertas del Templo franciscano se abrieron y el Paso de Misterio se asomó a la abarrotada Plaza de San Francisco, que se llenó de vítores y aplausos en ese momento. Tras ello, vino la Bendición, que volvió a contar con la Banda de Cabecera de la Hermandad del Nazareno como gran protagonista.

Seguía lloviznando, aunque lo hacía de forma intermitente, de ahí que el cortejo procesional de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y San Juan Evangelista comenzara a desfilar por la calle Yanguas Messía, iniciándose así la Estación de Penitencia. En primer lugar caminaba el tercio de San Juan Evangelista, cuya Cuadrilla de Costaleras conmemora en 2013 sus 25 años de vida. Tras él, Jesús Nazareno, que ha estado acompañado musicalmente por la recién nacida Banda de Cornetas y Tambores «Centuria Nazarena». Y en última posición, María Santísima del Mayor Dolor, que ha sido mecida con cariño y devoción por sus hermanos costaleros.

Cuando apenas se llevaba hora y media de recorrido, la intensidad de la lluvia fue a más: el Paso de Misterio se encontraba en la calle Sagasta; el Palio, aún en Yanguas Messía. Fue a raíz de ese momento cuando la Hermandad tomó la decisión de regresar al Templo, ya que seguir procesionando podría acarrear un riesgo mayor. Jesús Nazareno acortó su recorrido desde Sagasta a través de Isaac Peral, mientras que María Santísima del Mayor Dolor se dirigió a resguardarse en su Casa de Hermandad.

Gran cantidad de personas estuvieron presentes, también, en la Entrada al Templo tanto del Paso de Misterio como el de San Juan Evangelista, arropando a los hermanos nazarenos en un momento tan doloroso como este. De fondo, se escuchaban en la Plaza de San Francisco los sones de la Banda de Cabecera y el tercio de trompeteros. En una Madrugá deslucida por la lluvia, al igual que la noche del Jueves Santo, el Nazareno volvía a casa antes de tiempo con la única satisfacción de haber podido bendecir a Linares otro año más.

Texto: J.J.: García Solano
Fotos y vídeo: Jordi Casasempere