No hace muchos días, en un momento de mal humor, se me antojó que hacía lo correcto manifestando en un comentario, que me iba a abstener tanto de escribir como de hacer comentarios en Linares28. Hoy animado por esa buena persona que es Juan Parrilla, habitual colaborador del mencionado diario digital, manifiesto y hago pública mi rectificación.

Para ello, voy a hablar de “Derechos y Deberes” rescatando y actualizando un viejo artículo que escribí, hace ya más de veinte años, y que se publicó en la revista que con carácter trimestral editaba la Asociación de Padres de Alumnos “APA” del colegio de mis hijas “Colegio de la Inmaculada Concepción” en Lloret de Mar, regentado por unas monjitas de una orden francesa proveniente de Castres, ciudad hermanada con Linares.

Dicho escrito, y su temática, continúan siendo hoy de plena actualidad, y dice:
Cuando alguien o algunos de nuestro entorno, nos indican de viva voz, que tienen derecho a esto o aquello, qué duda cabe que es un fiel reflejo de la sociedad creada en los últimos años, basándose en una cultura de derechos, y por tanto los reclaman con las más solidas razones. Todos conocemos nuestros derechos, sabemos hablar de ellos, derechos laborales, derechos del hombre, derechos del niño, derechos de la mujer, etc…

Pero podemos afirmar sin dudar, que para que unos gocen de unos derechos, otros han de cumplir sus deberes. Así para que unos peatones puedan cruzar la calle son el semáforo verde o por el paso de cebra, los usuarios de vehículos han de pararse y cederles el paso, tienen su semáforo en rojo y además han de cumplir con el código de circulación.

¿Es buena la cultura de los derechos?, Pues sí, conocer nuestros derechos, nos hace más libres. ¿Pero nos hace mejores?, Ahí tengo que decir lo contrario, francamente creo que no, lo que de verdad nos hace y en forma indiscutible nos hace mejores es conocer nuestros deberes y cumplirlos, sin alardear de ello, humildemente, con paciencia y con serenidad.

Es necesario inculcar en las nuevas generaciones, que no pueden existir derechos sin deberes. Debemos crear para ellos una nueva cultura, distinta de la actual, la cultura de las obligaciones, de los deberes, porque de esta forma llegaremos a la cultura de la convivencia, a la cultura del respeto y a la postre ésta nos generará mejores derechos y conseguiremos una buena dosis de esperanza en un futuro mejor y más armonioso.

También debemos enseñar a esas nuevas generaciones los derechos, pero enseñándoles a ejercitarlos con respeto al prójimo, sin imposiciones, que nunca el ejercicio de un derecho, suponga la humillación de otra persona y mucho menos por situaciones o circunstancias intrascendentes. A fin de cuentas quien en alguna ocasión no se ha extralimitado en sus derechos o quien no ha dejado algún deber por hacer, resumiéndole en una frase de los Evangelios, “El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra”. Si meditásemos profundamente ninguno de nosotros tiraría la primera piedra, nos iríamos como hicieron aquella turba de judíos justicieros.

Derechos