Mucho se está hablando estos días de la necesidad de crear empleo en nuestro país para los jóvenes, en concreto desde que la canciller alemana Angela Merkel dio consignas al respecto al Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, como si el problema del paro juvenil fuera una novedad en nuestro país (que nos lo digan en Linares), o como si de repente los líderes europeos hubieran advertido que la solución a todos los males que asolan a la vieja Europa, económicos y sociales, fuera emplear a los menores de 35 años.
Cuando concluí mis estudios, allá por los 80, la juventud era una etapa de la vida del individuo que concluía a los 28 años; cada vez se va prolongando más, creo que no sólo por el incremento en las expectativas de vida de los españoles, también por intereses económicos de quienes nos dirigen (política, social y económicamente)
Sin duda, es grave el enorme porcentaje de paro juvenil en España (que nos lo vuelvan a recordar en Linares), las evidencias no se pueden negar; pero, considero que los políticos, iba a decir “olvidan” y no es correcto, emplearé mejor la expresión “nos quieren hacer creer”, como digo, los políticos nos quieren hacer creer que la fase previa al empleo juvenil, es decir, la educativa y formativa, no es tan importante como para volcarse de lleno en ella (véanse los recortes en Educación), que es dónde está el futuro de un nación (salvo que el propósito sea precisamente conseguir que esa nación no tenga futuro; pero, ¿quién iba a desear eso para sí mismo?) y, al tiempo parece que nos quieran hacer olvidar a los ciudadanos que quienes sustentan una nación (o deberían hacerlo a través de un empleo digno y sus impuestos correspondientes) son los adultos maduros, formados ya y con experiencia, quienes tienen hipotecas que pagar, consumo a escala media que hacer de alimentos, vestido, combustibles, etc. y, sobre todo, criar y educar hijos.
Si las mentes pensantes, elegidas democráticamente, deciden crear empleo de baja calidad, con condiciones casi miserables, para los jóvenes y se olvidan hacerlo para los que brincan los cuarenta, estarán estafando a la sociedad, estarán ofreciendo “pan para hoy y hambre para mañana”, el tan manido “chocolate del loro” y, si además se resta calidad a la Educación, estarán diseñando un país con obra de mano barata y sin cualificar, es decir, sin futuro y, ¿quién iba a desear eso para sí mismo? Quizá le venga bien a algunos (pocos, quisiera suponer, y extranjeros la mayoría); pero, a nosotros seguro que no.
Las organizaciones sindicales y empresariales nunca deberían ser cómplices de este premeditado empobrecimiento nacional; por desgracia, los partidos políticos llevan tiempo siéndolo y mientras no exista una verdadera regeneración democrática, no dejarán de serlo.
¿Me gustaria preguntarle que entiende Ud., por regeneración democrática?
En el empobrecimiento colectivo que tenemos existen muchos factores, ademas de la apatía y desgana de partidos políticos y sindicatos y de la sociedad misma.
El primero un error demográfico, que viene dado por el escaso apoyo a la familia y a la natalidad que hay en este pais ¿Y Ud., me dira como? Y yo le digo como lo habría hecho, igualar la ayuda media que hay en Europa unos 300 € por hijo sin limitación de renta, Los fondos para esto los hubiese sacado dejando la prestación de desempleo en solo 6 meses como cuando se creo alla por los años 60. hoy eso es muy dificil hacerlo, pero estamos pagando no haberlo hecho.
Lo segundo también tiene que ver con la demografia. Este pais tenia 41 millones de habitantes y ha pasado en doce años a tener 47, de estos 6 que ha aumentado al menos cinco millones han llegado en edad de trabajar de fuera. Esto ha sido un tremendo error que estamos pagando.
La dictadura fue terrible, pero creo unos centros de formación profesional, llamados Universidades laborales que crearon junto con instituciones como SAFA, una serie de personas que se colocaron en una industria pujante hoy desmantelada por los partidos políticos. Estos debían haber multiplicado por 10 las citadas Universidades Laborales y las SAFA
Podria estar toda la noche encontrando factores que nos han traido a esta situación, pero creame mientras no se recupere la construcción, este pais ira para atras como los cangrejos, por que el I+D+I para lo unico que sirve es para crear diez empleos de especialistas y destruir 50 de mano de obra sin cualificar.
El sentido de juventud hasta los 35 años me resulta tan absurdo como me lo parece que una persona sea obrera hasta los 70, y veremos a ver si no lo alargan hasta los 80 ó 90 años con tal de que la clase obrera no cobre jamás su jubilación. El desempleo juvenil es desde luego un problema social pero también lo es familiar, porque estar cobijado bajo una economía familiar como si fueses un bebé teniendo ya por ejemplo 29 años, me parece un abuso imperdonable. Los años 80, como observamos, nada tienen que ver con la actualidad, pues las generaciones que por entonces éramos jóvenes sabíamos desde la infancia que la economía familiar era una cuestión del grupo, y no una cuestión individual. Llevamos unas generaciones que incluso si trabajan no aportan a la economía familiar nada, pues destinan su salario al consumismo y la diversión, estando mantenidos hasta que les parece y sin que la conciencia se les remueva. El egoísmo predominante es la causa de las pobrezas familiares y no solamente la tasa del desempleo. Más preocupante es la edad en que una persona mantiene un hogar que aquella persona que no mantiene a nadie sino que es mantenido. Sin cargas familiares, con salud, con estudios al menos la ESO, cualquier joven puede conseguir un trabajo si lo desea, así éramos anteriores generaciones obreras, buscar un salario era tener conciencia familiar y personal. Ahora bien, si se pretende que llegue el trabajo adecuado para tus gustos (se tengan estudios universitarios o no se tengan), por supuesto que eso no será ni ha sido así nunca para la clase trabajadora. Una persona obrera debe tener la conciencia de mantenerse a sí misma desde que es adolescente, y no echarse a dormir mientras padres y madres pasan un suplicio para darles de todo para complacer egoísmos y ser un mantenido de por vida. Es lamentable ver familias donde la madre limpia casas por dos céntimos y observar que hijos ya con 25 años no carecen de nada de consumismo, exigen cuanto de capricho les parezca, no colaboran en nada en los hogares, y encima son quienes quieren dominar éstos. En resumen, creo que el problema va mucho más allá que el desempleo juvenil. Saludos.
Yo creía que la culpa era del PP….siempre tan positiva… y encima ahora se te viene encima la Semana Santa, bares llenos y espectáculo en las calles a costa del ‘opio del pueblo’…te va a dar algo.
Por una vez y sin que sirva de precedentes estoy totalmente de acuerdo con lo que expone.
La laxitud de los padres, los profesores que no saben la mayoría por donde pasa el Guadalquivir, y la juventud cuya máxima es; no me cuentes penas… pues que quiere Ud: 2+2=4.
Los objetivos se consiguen con esfuerzo, palabra ésta desterrada del diccionario de la lengua española.
Los responsables del país proyectan un futuro a la medida de ese perfil: trabajillos manuales, sencillos, de pocas horas que se agobian. Lógicamente, la remuneración ha de estar a la altura. Siempre mejor que tenerlos ganduleando eternamente, porque, seamos sinceros, ni padres ni profesores están por la labor. Los padres exigen que el estado tenga a los niños entretenidos, sólo eso. Y los profesores echar menos horas y ganar más (es lo que estamos viendo estos días en los medios).
Luego están las excepciones, encomiables, merecedoras de una estatua en el Paseo.
Hay muchas medidas para meter en cintura a padres, profesores y juventud, pero quitan votos. Todo lo que no vaya en la dirección de la ley del mínimo esfuerzo, que en nuestra sociedad es como hablar de la ley de la gravedad, es rechazado; es más, ni gusta leer artículos como el presente.
Quien ahora tenga 40-50 tacos, que se vaya a costumbrando a dormir en un palo como las gallinas, será toda la comodidad que podrá ofrecer la sociedad del mañana, la juventud de ahora, a los mayores a la vuelta de 20 años.
No solo la palabra esfuerzo, si no también la de sacrificio, que ni padres ni docentes han sabido inculcar en los jovenes
Sr. Ad Contrarium, como siempre, toca un tema apasionante y complejo al tiempo, una realidad poliédrica de la que cada cuál saca su propia conclusión. Coincido con Vd. en su análisis sobre el empleo y la enseñanza. Y desde luego el toro nos pilla por todos lados. La primera cornada se da en la universidad, en la que una vez terminada la carrera, hay que hacer algunos máster que cuestan una pasta y un doctorado además como cuestión de mínimos para encontrar un trabajo, con lo cual un joven se pone en casi 30 años.
La ESO es un auténtico fracaso, y muchos alumnos con padres con poca cultura, contribuyen a este fracaso de los hijos al no saber o poder ayudarles y hacerles el seguimiento pertinente.
Así se obtiene una mano de obra no cualificada que teniendo suerte acaso pueda encontrar un trabajo con un sueldo basura que es ofensivo y denigrante.´Y no pueden haber Universidades Laborales porque eran franquistas… y una eme para quienes las destruyeron, así como la formación profesional de calidad tipo SAFA.
Los mayores de 40 lo tienen más negro que el cañón de un trabuco, porque los empresarios no los quieren.
El empleo de personas que trabajan en el hogar (500.000) la mayoría no cotizantes a la Seguridad Social, generan un déficit grandísimo al Estado, o porque no interesa a algunas de las partes o porque quien contrata no se beneficia de una mínima deducción de hacienda al generar un puesto de trabajo.
Y como colofón un caso:
Un joven con dos carreras universitarias, que tiene que trabajar dos dias a la semana en la capital, que pone su coche y la gasolina y que cobra al mes 450 euros. Y así infinidad de casos.
Nos han convertido la maldición bíblica del trabajo en una bendición y un lujo. Y cada día más incultos e ignorantes. Saludos, un buen artículo
Quizá
Los jóvenes quizá deban plantearse renunciar al legado que les estamos dejando y con sólo su voz y su esperanza construir un mundo sobre los escombros de nuestras pequeñas victorias.
Quizá sólo en sus manos esté alcanzar las utopías. Quizá sean sólo ellos los dueños de un futuro que ahora ni se vislumbra.
Quizá su demente urgencia de romperlo todo, de acabar con todo, de empezar de nuevo, sea sólo cordura.
Y nosotros entonces, quizá sólo seamos viejos locos enfangados, atrapados por palabras, vencidos por ellas mismas.
Quizá esas vidas con la edad justa para parir sueños pueden enseñarnos el camino del porvenir, quizá ellos, que caminan por el filo tienen la piel limpia de miedo y por eso se atreven a ir más allá sin el vértigo que producen los abismos.
Quizá ellos, que no tuvieron tiempo de poner remiendos a la memoria son inmunes a la hipnosis, a las mansedumbres, a las puñaladas y ven las barbas de los verdugos mucho antes de pisar la horca.
Quizá los jóvenes que no huyen, que se quedan clavados en la realidad para transformarla, que no piden permiso, que no tienen los modales de esta sociedad podrida de cruz y calaveras, quizá esos jóvenes son la sabia roja que necesitan nuestras arterias.
Y quizá nosotros, los viejos transeúntes del amor, la justicia y la ternura, debamos simplemente abrir de par en par las ideas para dejar que esa sabia roja se derrame sobre ellas.