“Según toda apariencia, el artista actúa a la manera de un médium que, desde el laberinto, al otro lado del tiempo y el espacio, busca su camino hacia el claro” (Marcel Duchamp).

El pasado viernes 8-F, en “El Lugarillo” de Linares, se presentó el grupo de fotografía f/8. Una exposición colectiva que por su forma de presentación nos recuerdan a los manifiestos de los grupos de vanguardias clásicas del pasado siglo. No es que este grupo haga su puesta de largo a través de la presentación de un manifiesto fundacional, ya que cada uno de los fotógrafos posee lenguajes y estrategias estéticas propias. Tampoco se presentan con una intencionalidad emancipadora en lo artístico, propio de la avant-garden, cuestiones de la postmodernidad. Pero al igual que los artistas del salón des refusés vienen a atizar un fuerte zarandeo al exiguo panorama plástico en Linares.

Es una difícil cuestión la de establecer un lectura única sobre una exposición sin hilo conductor, como ocurre en toda exposición colectiva no comisariada o tematizada. Esto es debido a la gran diversidad de estrategias, lenguajes y poéticas. No obstante, esta disparidad puede ser sintetizada tanto en los soportes de expresión, la fotografía, como por los temas propios de nuestro tiempo: la identidad, el concepto de tiempo, la significación de los espacios, etc. El artista como médium en el laberinto de la existencia. Nietzche, en su aforismo sobre la muerte de Dios, ya nos dejó claro cuál iba a ser el papel del arte en el proyecto de modernidad: Una nueva religión del espíritu. Y en este ecosistema cultural los artistas serán sus nuevos profetas en la búsqueda de un claro donde calmar nuestro problema existencial.

La fotografía, como medio, habitualmente se ha definido por su inmediatez expresiva, Un fragmento del continuo discurrir del espacio/tiempo. La captura de un instante en la vida ajena. Aunque esta captación se sitúa a ambos lados del objetivo. Al igual que ocurre en el resto de soportes y estrategias, la mirada del artista siempre se establece en un doble sentido. Por un lado, el objeto fotografiado y por otro, el de la mirada del fotógrafo. Un dispositivo de ida y vuelta en el que, al privilegiar un encuadre o significar un objeto o personaje concreto, más que retratar una realidad externa se introduce en el terreno del autorretrato. Y por tanto más que el instante de una vida ajena está reflejando su propia interioridad.

Los fotógrafos reunidos en dicha exposición fueron los siguientes:

Mario Higueras, “Comunicación atemporal”. Nos plantea la problemática de la comunicación en la sociedad contemporánea. Una reflexión sobre las mutaciones de las tecnologías de la información y la transformación de nuestro modelo de sociedad. Pasando desde un modelo de conocimiento jerárquico y memorístico de poso ilustrado hacia una sociedad RAM donde la memoria y su clasificación jerárquica deja paso a un modelo de gestión de la información en los navegadores de Internet. Tipológicamente una especie de vanitas que nos enfrenta al inexorable paso del tiempo.

Alberto R. Cámara,“El eros electrónico”. Una propuesta acerca del individuo y la relación con los espacios en una doble estrategia. Una primera vía en la que establece la relación del ser con el medio ambiente, origen de la vida. La fluidez del agua y la cavidad de la roca nos comunican con nuestro ser más profundo, la cavidad materna y los fluidos corporales. Una estrategia que contiene un sutil mensaje erotizante desde una perspectiva contemporánea. Y una segunda vía en la que se establece una relación entre el ser y los espacios físicos. Los “no lugares”, en los que se enfrenta a la problemática de los espacios no simbolizados, no sin un cierto tono irónico e irreverente. El humor como estrategia artística.

Vicente Fernández, “la brecha de Viznar”. Series de brechas de profundidad espiritual formadas por la confrontación entre un azul de fulgor astral y un negro “vivo y transparente”, cizallan una apertura hacia un abismo oscuro de profanidad telúrica. Y que nos recuerdan a la obra maestra de Guerrero. A pesar de la dureza del contenido, la imagen contiene un profundo carácter lírico. La obra plantea los problemas de los límites, la linde con un espacio desconocido a través de la confrontación de grises, azulados y dorados, junto a negros profundos. Espacios de gran incertidumbre en los que a pesar de todo aún queda espacio para la esperanza. Las aperturas de las brechas no hacen sino adivinar la llegada de un conciliador presente non nato.

Ángel Tirado “Retratista de sombras”. Un desfile de sombras que nos conecta con la problemática de la existencia. Personajes situados en espacios nebulosos de tensión espacial que nos recuerdan la fragilidad y la soledad del alma. Por otro lado también se muestra como un renovador de iconografías clásicas. Naturalezas muertas, como sus sardinas, se revelan como una forma sutil de vanitas y que nos recuerdan la finitud de nuestra existencia: tempus fugit est. O su marinero, que se nos presenta como un nuevo Caronte en busca de la profundidad de los ojos del alma.

Joaquín Alejandre “Sensualidad de la formas”. Una doble vía de investigación plástica nos crea diversas inquietudes. Una primera estrategia de experimentación técnica y formal discurre por los límites expresivos de la sobrexposición de la luz en la fotografía digital. Colores radiantes y luminosos que soportan el contenido expresivo y nos llevan hacia los nuevos límites de la imagen de la era digital. Y una segunda estrategia sobre las naturalezas muertas. En ésta se centra en la sensualidad de sus líneas apoyadas por un uso del color atemperado, que potencia los efectos de calidez visual presente en sus líneas.

Jesús Cañas “Lamassu, el guardián de la divinidad”. De nuevo nos enfrentamos a dos lenguajes y dos estrategias distintas para habilitar dos vías de investigaciones independientes. Un primer discurso entorno a lo sagrado y el papel del médium. Encuentros en la tercera fase en un presente muy real. Circunda los umbrales de conexión entre estos dos mundos. Somos espectadores pasivos, puesto que se nos presentan espacios en los que se nos prohíbe penetrar a través de unos guardianes invisibles. Y un segundo discurso entorno a la geometría en su doble vertiente, orgánica y artificial, discurriendo por fronteras de investigación plástica compleja, en lo que lo natural se transforma en geométrico y lo geométrico en fuente de luz para lo orgánico.

Jordi Casasempere “El malecón de la Habana”. Una serie de fotografía de alto contenido social entorno a la vieja ciudad de la Habana. Más allá de las tradicionales postales sobre la arquitectura oficialista del régimen o los perfiles de los edificios del malecón, aquél al que emparentan con la Tacita de Plata, habitamos la auténtica ciudad. El fotógrafo nos muestra otro perfil del lugar, la Habana profunda, aquélla fuera de los itinerarios turísticos. Los personajes retratados, lejos de posar, se nos presentan en la cotidianidad de sus vidas, lo que le confiere un plano de objetividad. “Capitolio” nos recuerda la opulencia de tiempos pasados en contraste con la decadencia de los suburbios.

Ana Nuñez, “Triste y azul”. Fragmentos de cuerpos y sombras, mutiladas y deshumanizadas, son capaces de crear una tensión claustrofóbica entre el espacio y la materia. Personajes encerrados en espacios oscuros indeterminados que nos conectan con la idea de la caverna. Sombras que cohabitan con las fuerzas oscuras del alma en una atmósfera fría y desoladora bañada de azul. Una luz barrida en movimiento simula el efecto del neón que dicursiva y plásticamente se postula como uno de los caballos de batalla de la contemporaneidad.

Barrabás*
Dégustateur d’art

*Gregorio Fernández Porlán es Crítico de Arte, Gestor Cultural, Comunicador Cultural y Tasador de Obras de arte y antigüedades. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada, Master en Tasación de Obras de Arte por la Universidad de Alcalá y Master en Comunicación y Cultura por la Universidad Sorbonne cité Paris XIII-Nord. En la actualidad realiza periodo de investigación doctoral en la Universidad Kyung Hee en Seúl (Corea del Sur).

La muestra se podrá visitar en la sala de exposiciones de “El Lugarillo” de la Casa de la Juventud, hasta el próximo 22 de febrero. El horario será de 18 a 20:30 horas, de lunes a viernes.

Artistas componentes del Grupo f/8

Artistas componentes del Grupo f/8