Ha sucedido en el silencio
con una luz empobrecida entre
las brumosas copas de los árboles.
Ha sucedido y tú, no estabas
para verlo, para sentir
la tímida mirada del pequeño
gamo manchado de motas blancas
que irá perdiendo con el trote del tiempo.
Él me miró, lo miré
y su madre distraída, dibujaba
silueta en la espesura del bosque.
Curiosas miradas nos unían;
él, libre entre las hojas, yo,
encarcelado por las palabras;
plácidas ideas para soñar un texto.
Todo esto y más sucedía
en el bosque, y tú, tú mi amor,
no estabas para verlo, sólo
el pequeño gamo, mi silencio
y el viento.