Llevo mucho tiempo diciendo que ser mujer tiene un plus, ese plus de peligrosidad añadida que ahí sí que desiguala a las mujeres con el resto de los seres humanos. No basta que mujeres mueran o sean asesinadas, hay algo más, tienen que ser humilladas, vejadas y torturadas. Ese plus es la violación y nadie la ve como una tortura, pero lo es, una tortura con plus.
En estos días ha saltado a la visibilidad internacional la violación en Nueva Delhi de Jyoti Sing Pandei, una joven estudiante de 23 años que fue violada por parte de una caterva de asquerosos humanos, en un autobús en marcha, macabro detalle que no quiero minimizar ni siquiera preguntarme quien había ni quien conducía. Nadie hizo nada, no le importó a nadie y cuando oyes esto piensas que no hay nada que hacer.
El titular de la noticia viene a decir algo así como que se ha desatado una ola de violencia sexual en India, que así han sido catalogados los brutales ataques y las violaciones masivas, como si a los hombres de India les hubiera entrado un virus puntual e imparable que les empujara a hacer algo impensable para ellos y como si fuera un hecho aislado. A veces pasa que se localizan, no sé si con premeditación, actos execrables como estos en algún país para que digamos: ¡Hay que ver cómo está India ahora…! ¿Qué les pasa? No les pasa nada, a ellos en sí no les pasa nada, sólo se trata de que nos olvidemos de que en todos los países, sin excepción, ocurren violaciones contra las mujeres, en todos. Debemos saber que en todo el mundo se producen tres violaciones de mujeres por minuto, que en España hay más de 6.000 y en EE.UU. más de un millón. Cada año. O sea, que no nos tenemos que ir a la India. Que no.
El caso es que esa chica murió, Jyoti, que hay que poner nombres a las mártires, y todavía no ha pasado nada. La sociedad ha protestado, se ha manifestado, ha habido un clamor popular a favor de la aplicación de la pena de muerte para los violadores. Eso es lo que primero nos llega y a los que nos mueve la sangre, deseosa de una venganza inmediata.
Pero tiene su trampa. En India como en muchos otros países, las penas son leves en relación con el delito, ni en el país más avanzado pasan más de 10 años en la cárcel, y cuando llegan, que suelen ser muchos menos. Pero ahí no queda la cosa, en algunos países dan la opción del perdón si el agresor accede a casarse con la agredida o lo que es lo mismo, se condena a la víctima. Estos son los subterfugios machistas que entendemos demasiado bien. Se dice que “reparar” el honor. ¡Qué honor arrebatado ni que leches! No hay honor que valga, ¿Quién se ha inventado esa idiotez? ¿El honor de quien? Es una tortura física pura y dura. Y todo esto es nauseabundo.
Pues iba diciendo que el pedir la pena de muerte es algo que dilata mucho el castigo porque hay que pensarlo bien y claro, mientras se piensa, que no piensan tanto en otras cosas, no se aplica la ley, una ley suave y poco efectiva. O sea la pena de muerte o la impunidad. Esa es la trampa que mujeres de la India intentan desenmascarar pidiendo máxima severidad en el castigo. Que ahí es donde duele. Un inmediato castigo o una severa lentitud carcelaria.
Hablar de todo esto es inútil, la ley es bastante permisiva en estos casos sobre todo. Yo solo digo una cosa: Ya llevamos bastante tiempo existiendo como género humano como para saber lo que está bien y lo que está mal. Creo que nadie ignora, ni siquiera los fanáticos, lo que es delito y lo que no, todos lo sabemos, todos sabemos, ya en este siglo XXI, que no se debe hacer algo así y no valen excusas. Que son muy sibilinas las excusas y no engañan a nadie pero que mientras tanto se sigue con esta injusticia la mires por donde la mires.
Todos sabemos que es un problema de desigualdad, machismo y subordinación de las mujeres impuesta por una permitida y mal controlada sexualidad masculina. Dicen que en India es peligroso para una mujer ir hasta en autobús, pero eso será allí que a lo mejor esos autobuses son especiales, pero en otros lados será ir al campo, entrar en un cine, ir al fútbol o yo que sé, el caso es que de ver a una mujer sola o “poco” acompañada por algún lado a pensar inmediatamente en qué tal sería aprovechar la complementariedad física, hay sólo un paso. Ni siquiera se les ocurre pensar que no es la panacea para ninguna mujer. Si lo pensaran no se divertirían tanto. Yo comparo esta abyección con la hiena, que ella cree que sonríe y es horrorosa, desagradable, rechazable, insoportable, asquerosa y punible. Una imbécil.
Merche, perece que nos adivinamos el pensamiento.
Aunque de una forma muy diferente, sobre lo mismo versa el temas de mi artículo del sábado. Besos.
El género humano hombre es tan imperfecto que su mente no le sirve de nada si se impone su salvajismo sexual y además es un salvaje en el sentido salvaje completamente. Como bien dice usted Mercedes, cuando los Estados quieren cambiar las cosas las cambian rápidamente y añado que sin consultar a nadie. Si el Estado no protege a las mujeres es porque el Estado comprende que las mujeres no tienen importancia ninguna. Al margen de pensar en leyes, me pregunto cómo un grupo de hombres puede pensar que una mujer es una cosa y no un ser humano. Cómo es posible que entre un puñado de hombres no haya uno, uno al menos, que piense y sienta humanidad por una persona débil físicamente que está siendo agredida, y vez de sentir compasión, que no es más ley que ley de corazón, se une a agredir con el grupo de, como bien dice usted, hienas humanas. Fácil: porque durante miles de años hasta en la genética llevan los hombres la creencia de que son superiores y la mujer una cosa a su servicio. Mi madre, que tiene ya 87 años y una inteligencia magnífica, con la experiencia de vida ha concluido que el hombre lleva el machismo hasta en la sangre, que ya se les ve de muy niños cuando juegan o se relacionan entre niñas: dominantes, agresivos, egocéntricos. Nacer mujer es un peligro para la mujer misma, una señal que te desprotege ante el dominio de los hombres y su nula sensibilidad. El género humano hombre es culpable de tantos asesinatos, injusticias y maldades en el mundo, que los hombres que sean buenos hombres deberían ser los primeros en arrebatarles la facilidad con que cometen sus crímenes con infancias, con mujeres, con ancianas, deberían castigar públicamente su crueldad y además los Estados son responsables absolutos porque están llenos de hombres que también piensan que ellos harían lo mismo, agredir, humillar, cosificar a la mujer. Ojalá alguna vez vean nuestros ojos que el ser humano hombre deja a un lado su maldad sexual que lo hace un peligo humano y logre convertir su corazón en humanidad. Ojalá. Mientras tanto, debemos cuidar a nuestras hijas, madres, hermanas, amigas, cuidarnos de nosotras y saber que el ser humano hombre-hiena acecha en cualquier parte e incluso en muchas partes del mundo hasta los Estados comprenden a la hiena humana que va sola o en grupo, predadores de mujeres que nada importan a los Estados que incluso ocultan o fomentan la trata de mujeres como una mercancía. Cuidémonos solidariamente, y si no se conciencian los hombres que al menos las leyes sirvan para algo y de ejemplo para detener las a hienas humanas-hombres.
Lo que yo decía, una lucha que no acaba, una guerra sin cuartel porque nos jugamos la vida en ella. Ser mujer es ser diferente porque los hombres y muchas mujeres (pensemos en las abuelas que mutilan a sus nieta cortándoles el clítoris porque creen que de esa forma las protegen) quieren que así siga siendo. La guerra sigue y hay que luchar por nosotras. y por nuestras hijas. Sra. Rueda, no sé si lo conocerá pero le recomiendo un libro titulado Una mujer de nada de Leonor Paqué.
Se define como violación “una relación sexual forzada con una persona que no ha dado su consentimiento. Puede involucrar fuerza física, amenaza de fuerza o puede darse contra alguien que es incapaz de resistirse”
Frecuentemente nos encontramos en los medios de comunicación con noticias como la que se relata en el artículo, pero teniendo en cuenta que según la mayoría de los cálculos estimativos, entre el 80 y el 90% de las violaciones no son denunciadas a la policía., el número de violaciones llega a ser aterrador. ¿A qué esperan los legisladores para endurecer realmente las penas por este delito? Quizás esto no ocurra hasta que uno de sus seres más queridos sea la víctima de una violación.
Hablando de penas por este delito hay que tener en cuenta, por duras que sean, nunca podrán compensar las secuelas que quedan en las víctimas, que no mueren, para toda su vida. Y por lo tanto comparto tu afirmación “Todos sabemos que es un problema de desigualdad, machismo y subordinación de las mujeres impuesta por una permitida y mal controlada sexualidad masculina”
Lo acontecido en Nueva Dheli y en algun que otro lugar, no tiene comparacion ninguna con la realidad normal del mundo afortunadamente, es un hecho deplorable cometido por cerdos que no merecen ni siquiera a su ejecucion, por que nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, solo tienen derecho a permanecer toda su vida en una carcel, hasta el fin de sus dias, para que no vuelvan hacer daño a ningun ser humano y para que en la carcel otros cerdos violadores practiquen con ellos. Nadie tiene derecho alguno a forzar la voluntad de nadie y menos en la practica sexual. Hay que luchar con todas las fuerzas disponibles para que estos sucesos despreciables ejecutados por cobardes no vuelvan a suceder en ningun lugar del mundo.
Con el tema de los violadores, tanto sin asesinato o con él, opino que:
En el primer caso, cárcel con cumplimiento íntegro de la pena y su correspondiente rehabilitación psicológica.
Si el violador además es un asesino que posteriormente mata a quien viola, castración total y además en la cárcel de por vida. Desde luego,la violaciones en la India, que parecen ser realizadas de forma «ritual» por las escenas en que se desarrollan y resultado de muerte, no pueden extrapolarse al resto del mundo.
Lo que sí parece cierto, al menos en mi opinión, es que la cultura, educación y extracción social, son determinantes. Con el violador, no digo yo que «tolerancia cero», sino intolerancia total y radical.
Creo que todos los hombres normales nos avergonzamos de que haya alguna bestia capaz de hacer una violación. Estas bestias ni siquera se merecen llamarse hombres.
¡Contra la violación Castración!, por supuesto; pero no caigamos en el tópico de generalizar y pensar que todos los varones somos violadores, como a cierto sector minoritario le gusta resaltar.
Exacto. Da la impresión de que algunas feministas y feministos utilizan este tipo de delito para criminalizar a todo el género masculino (siempre y cuando sea de origen occidental).
Por cierto, algunos ejemplares cristianos piden aplicar la Ley del Talión, ojo por ojo diente por diente. Buenos cristianos son, sí señor.