Érase que se era, una fábrica de calzado y un empresario justo y respetuoso con sus empleados. La gente de su fábrica estaba muy satisfecha. Cada año, D. Segismundo, el dueño, repartía por Navidad además de una cesta y la paga extra correspondiente, una cantidad importante de dinero a cada uno de sus empleados, como gratificación y recompensa al esfuerzo participativo dedicado por cada uno de ellos. Era una compañía ejemplar; a los trabajadores no hacía falta mandarles demasiado, pues ellos mismos se sentían copartícipes y dueños de su empresa y siempre estaban dispuestos a todo, porque si D. Segismundo iba bien, ellos irían igual de bien.
D. Segismundo, con su familia, se regalaba unos días de viaje, generalmente por el extranjero, estos días tan entrañables. Ellos como propietarios, también se merecían un obsequio a tan ardua tarea anual. Pero un año, cambió su estrategia con los empleados, obrando de esta manera:
Llamó a todos en asamblea y a uno por uno, les fue dando calurosos abrazos, agradeciéndoles emocionado y casi con lágrimas en los ojos, el buen trabajo realizado durante el año y animándolos a seguir así en el año venidero. Después les dijo que ya podían irse a su casa, aunque faltaban dos horas para acabar la jornada, ya que el trabajo del día, anterior a las fechas navideñas, se podía dar por concluido.
No hubo sobre extra ni cesta de Navidad. Los trabajadores, ante la falta de los regalos acostumbrados, se marcharon a casa sin salir de su asombro. ¡Que les importaba a ellos un abrazo, si no tenían lo principal, que eran los regalos! Pasaron dos o tres días y el malestar y las críticas, se notaban demasiado al volver al trabajo. El descontento era generalizado y la gente ya no se sentía igual en la empresa, preguntándose que habían podido hacer para que el dueño hubiera tenido ese comportamiento, que ellos llegaron a considerar de desprecio, pues como siempre, ese año habían trabajado duro.
Una mañana, al llegar al trabajo, cada uno en su puesto, se encontró en un sobre un cheque con una cantidad que casi triplicaba lo que cada año estaban acostumbrados a recibir. Los trabajadores se quedaron sin habla, las caras y las actitudes cambiaron. D. Segismundo no se había ido de vacaciones con su familia; desde la cristalera de su oficina observaba las reacciones de sus trabajadores. El dinero que había de gastarse en su viaje de vacaciones, se lo había repartido a los trabajadores. Cuando ellos se dieron cuenta de su presencia, lo invitaron a bajar y con lágrimas en los ojos, lo fundieron a abrazos. Desde entonces esa modesta fábrica de calzado pasó a llamarse “La fábrica de los abrazos”.
¡Qué poco cuesta un abrazo sincero y cuánto nos cuesta darlo y sobre todo recibirlo! Cierto que los mayores, hemos vivido una educación represiva, basada en el no tocar, no abrazar, no sonreír al otro, si no hay un motivo especial. En el fondo todos estamos necesitados de afecto, de cariño, de emotividad…y por vergüenza ajena nos quedamos inmóviles, cuando lo más hermoso que un ser humano puede realizar, es manifestar sus sentimientos. Hemos sido también educados en el supremo bien del dinero, en el anti valor de la vil moneda, aunque esto es necesario para vivir. El dinero se gasta, las emociones y los afectos perduran para siempre. Apostaría que para muchos de nosotros, cuando alguien nos pidiera que recreásemos momentos felices de nuestra vida, no pensaríamos en cosas materiales, sino en la sonrisa de aquellos a quienes tenemos afecto, de aquellos a quienes amamos, en un caluroso abrazo, en un rato de conversación trascendente con alguna persona; en definitiva, en aquello que nos revaloriza como seres humanos. Yo con casi sesenta años he llegado a darme cuenta de que mucha gente quiere limpiar su conciencia en el paño de una dádiva de dinero, una limosna, un acto caritativo, pero no están dispuestos a darse a sí mismos que es lo más importante que puede suceder.
Ahora va a ser Navidad, no la convirtamos en algo falso, en algo ficticio, irreal. Regalemos con cabeza, con mesura, démonos a los demás sin ambigüedades, totalmente. Es lo mejor que podemos hacer si creemos en ese Niño recién nacido, porque Navidad debería ser cualquier momento del año en que una persona se acerca a otra para llamarla hermana, hermana y la trata como tal.
Cuente con mi abrazo sr. Parrilla.
Pero los empleados de la fábrica de Segismundo que se liberen cuanto antes …. xdiossss
Buen, ejemplar y necesario artículo Juan. Un abrazo a ti y a toda tu familia, y también al señor Lozano que lo conozco a través de estas páginas.
Es obvio que en esa fábrica de calzados no había sindicalistas, de lo contrario no habría durado ni seis meses.
Es obvio que con empresarios como estos no es necesario sindicalistas, con empresarios de otro tipo es obvio que son necesarios.
Ese empresario tan bondadoso, buenista, paternalista, con sus empleados fijos de toda la vida, sus regalos de navidad al personal, etc etc es el estereotipo máximo de la empresa típica del franquismo más puro. Es curioso el fenómeno de los rojos españoles : no desean avanzar, sino regresar a sesenta años atrás. Y así les va.
Hay mucho neonazi que padece de daltonismo, confunde, y a todo aquel que discrepa de su anacronismo ideológico y pelea por un mundo más justo lo tachan de rojo. Hasta opinan y creen contradictorio ser de izquierdas y creyente a la vez, creen que todos los creyentes son del Opus , o legionarios de Cristo, están en una burbuja clasista que no ven más allá del color pardo nazi o azul falangista.
Estos pardos solo echarían a los leones a los sindicalistas, y es que si eres político corrupto o empresario corrupto u obispo corrupto o juez corrupto…todos tienen perdón, ahora bien si eres sindicalista… aunque no seas corrupto cadena perpetua.
Felicidades Sr. Parrilla, por esta lección de generosidad y buen juicio. Feliz Navidad para usted y toda su familia. Aprovecho también para felicitar la Navidad a todos los que semana tras comentan los contenidos en Linares28.
Juan, no tuve la oportunidad de leer este artículo la vez anterior, pero tal y como expones es muy apropiado en la actualidad.
Los que tenemos una cierta edad podemos decir que recibimos una educación basada en el respeto a los demás y con muchos valores que desgraciadamente se están perdiendo; pero también es verdad, como dices “Cierto que los mayores, hemos vivido una educación represiva, basada en el no tocar, no abrazar, no sonreír al otro, si no hay un motivo especial” y esto supone una barrera que nos reprime y no nos deja mostrar lo que sentimos.
Comparto plenamente tu frase: “Ahora va a ser Navidad, no la convirtamos en algo falso, en algo ficticio, irreal. Regalemos con cabeza, con mesura, démonos a los demás sin ambigüedades, totalmente”
Por ello desde aquí, quiero enviaros a todos los que escribís, a los que argumentáis con vuestros comentarios y a los que dan soporte a esta Web ,un abrazo cálido y sincero.
Seguramente los empleados de Segismundo no vendian las herramientas de la fábrica en los patios de vecinos, ni se daban de baja en noviembre para trabajar en la aceituna.
Seguramente el empresario Segismundo no les obligaba a los empleados ha firmar nóminas que luego no cobraban, ha hechar horas extras que no les pagaba, no les proveia de medios de protección frente a los accidentes y enfermedades laborales, les trataba con respeto y no les amenazaba constantemente con el despido y con el desprecio de sentirse superior y poderoso. Ah y respetaba ha sus Organizaciones Sindicales,y negociaba con estas sus nuevos proyectos y sus nuevas condicciones mejoras y beneficios compartidos. El trabajador es económicamente dependiente y jurídicamente subordinado en estos momentos y parece ser que le es insuficiente ha gran parte del empresariado español. En lugar de mas reformas laborales que situan más indefenso y precario al trabajador/a, en España hace falta una grán Reforma empresarial, por no hablar del gran fraude fiscal del cal el 70%, proviene de la grán Empresa, los de nómina somos los que más contribuimos al Fisco incluso por encima de nuestras posibilidades. Salud y República en estas fechas tan entrañables.
Muy bien Sr. Parrilla. Es un cuento de Navidad que a muchos de nosotros nos hace pensar. Realmente ¿hoy abrazamos por cariño hacia los demás o por interés? Yo recuerdo cuando era pequeña que las personas se respetaban y había un aire muy bueno en estas fechas de Navidad. Hoy los jóvenes solo piensan en el botellón y en la fiesta más grande que haya, sin pensar que más vale pocos y buen avenidos, que muchos y luego los tengan que sacar en ambulancias.
Sr. Segismundo …. un ERE ya ¡¡¡
Feliz año 2013 a todos/as los que participáis.
Un abrazo sincero Sr. Parrilla.
Siento que algunas personas que han intervenido, no hayan comprendido el mensaje de este artículo, porque fuera de «coñas», es dino de alabar a ambas partes. Después del «cuento» es lo que debemos reflexionar por si nos puede ayudar en nuestro día a día.
La justicia laboral, es el único modo de que una empresa avance. No es necesario explicar que las empresas las forman la clase obrera con su trabajo. El estilo clásico y rancio, además de injusto, para muchas empresas es todo lo contrario. Una persona obrera, mientras más motivada está más rinde, mientras más explotada menos rinde. Lo que ocurre que algunas personas procuran que esta ecuación ética-laboral, funcione así: te exploto pero rinde mucho. Hasta el libro más traducido a todos los idiomas del mundo, lo dice: el obrero es digno de su salario. Motivar no es sino ser justo. Ahora bien: si una empresa lo que quiere es personas-máquinas, tendrá que esperar a que los robots les hagan todos los trabajos. Mientras no sea así, y siga habiendo clase obrera, ésta merece todo el respeto humano y la total consideración legal justa, y con “todo” se ha de comprender que el trabajo es parte de la vida y no la vida completa. Las reformas laborales que estamos padeciendo en España no son nada nuevo: los países tercermundistas las llevan aplicando desde siempre, y fijaos qué países, ejemplos de nada sino de las miserias laborales-humanas al máximo exponente. Una persona entra a una empresa por la mañana temprano y sale por la noche bien tarde, de lunes a lunes su vida es estar en la empresa y sin embargo su economía no sale de la miseria. A muchas empresas debería darles vergüenza que su plantilla no tenga ni para pipas, y sin embargo sus accionistas o dueños de la empresa tengan una vida de lujo. La ética empresarial en España es prácticamente ninguna. Estrujar a la clase obrera les parece hasta lógico y considerar que el Estado debe asumir los gastos en derechos laborales para así conseguir más beneficio, una desvergüenza. Considerando que el trabajo no es una organización natural del ser humano, lo más razonable sería que al menos las empresas tratasen con ética humana a la clase obrera, y no que se sirven de ella para enriquecerse en el mínimo tiempo posible, injusta y descaradamente. Esto, de toda la vida, se ha llamado explotar. La empresa no es la madre de nadie, porque madre sólo es quien nos da la vida. Es decir no les debemos nuestra vida. Y tampoco un obrero es una máquina. Esto es, el trabajo es para poder vivir y no para entregar la vida. Cuando comprendamos que empresa y clase obrera debe ser una unión justa donde nadie sale perjudicado, entonces avanzaremos. Mientras no sea así, hay que seguir reivindicando.
Retórica y demagogia una vez y otra, palabras vacías y huecas, siempre con el mismo discurso decimonónico-marxista. Y es que la progresía española sigue en 1890 y no en 2013.
Dentro de muy muy pocos años China será el país más próspero económicamente y entonces ellos os van a dar muchos abrazos, y van a tener los obreros muchos derechos. Iros preparando, ellos viven en el 4711 y no en el siglo XIX.
Los sindicatos españoles, ferozmente reaccionarios, están anclados en el pasado remoto y sólo saben destruir y aterrorizar al ciudadano honrado y trabajador. Deberían aprender de sus colegas sindicalistas del norte de Europa, pero pedir eso en un país como Spain es una quimera.
¿Que clase de justicia reivindicas tu mujer progresista?, habria que verte a ti y a los que haceis tantas reivincidaciones sindicalistas y progresistas con 100 millones de euros en el banco, porque estoy casi seguro que cambiariais alzar el puño por extender el brazo. !Ahi esta santana! que nos han vendido ciertos sindicatos progresistas de los que se llaman defensores de la clase trabajadora y que solo buscan como sus primos hermanos los politicos, un puesto en la administraccion o situarse en el parlamento, diputacion, ayuntamiento, con los votos de los idiotas que siempre hemos crido en ellos; mientras unos muchos bastantes nos hemos quedado, sin paro, sin dinero, sin trabajo ¿a esto les llamais justicia social?. antes hace años aunque a ti o a algunos sociatas de pacotilla no os guste, tambien habia empresarios buenos, emprendedores, personas que se preocupaban de crear empleo, hoy solo hay EMPRESARIOS, unos afines al PSOE y otros afines al PP, pero que solo son eso «EMPRESARIOS».
El peor esclavo es el que consuela a su amo mientras le aprieta los grilletes, Sam. Y tu nombre también suena a viejo esclavo de EEUU, cuando los defensores de la esclavitud eran tan benevolentes con los esclavos, que les ponían nombres bíblicos. Además de tu comentario, claro está.
Lo que dije anteriormente: los progres españoles aún viven en el siglo XIX. Mujer progresista, que la esclavitud se erradicó de USA en 1865. ¿Nadie se lo dijo aún?
Estimada maruja progresista, me viene a mi memoria un viejo refranillo:
Cierto hortelano tuvo durante varios años un viejo nogal en su huerto, seco ya por las huellas del tiempo, decidio una mañana cortarlo y partiendolo en dos mitades, con la primera decidio hacer un pesebre para poner comida a los animales y con la otra la vendio a un buen imaginero para hacer la imagen de un santo; pasado un tiempo el buen hortelano cuando acudia a la misa dominical, se postraba ante la imagen del santo y con devocion le rezaba:
«Ay! San Blas, San Blas, criado en mi rabanal, del pesebre de mi burra primo hermano eres carnal, tus frutos nunca los vi, los milagros que tu hagas que me los claven a mi».
Los grilletes a los que se refiere usted son los que llevaron durante setenta años los trabajadores de la extinta Union Sovietica ¿no?. y los amos fueron, ¿el partido comunista sovietico, verdad?.
Pues mire dice el refranero castellano «NI PIDAS A QUIEN PIDIO, NI SIRVAS A QUIEN SIRVIO». y todos los refranes por suerte o por desgracia funcionan. Sra o Señorita, tenga usted muy buenas tardes.
Su bobería es demasiado extensa; otra vez abrevie más, Sam.
Sra mujer progresista yo no soy soberbio, solo soy de verdad de izquierdas pero democrata, defraudado por ver en lo que se ha convertido o se esta convirtiendo la izquierda en España a nivel politico y sindical, por eso si alguien me pincha, le pincho, siempre con educacion y cortesia, con respeto porque soy de izquierdas y creo en la democracia. Igual me he alargado en este comentario un poco, disculpeme……
Qué más quisieras tú, ser de izquierdas, Sam. Más quisieras.