Me gustaría pensar que es de buen augurio que la justicia ya haya retirado la venda que le cubría los ojos porque fuera una señal de que es imposible permanecer equitativa en los tiempos que corremos. Por primera vez, para mí, el que todo el estamento de la Justicia, aún con su corporativismo, con su elitismo, con su lentitud y hasta con sus errores, se haya puesto en pie de guerra contra la reforma que se le prepara, es un síntoma de que no podemos estar equivocados todos todo el tiempo. Para mí el que desde un gobierno se empiece a socavar uno de los pilares fundamentales de la convivencia, vuelvo a repetir que con sus errores, no es buen camino. Y no sé qué decir sobre qué me preocupa más, si los recortes económicos o el sesgo ideológico que se nos quiere colar. Yo os confieso que cuando veo, como ciudadana de a pie indefensa y a la que no hacen ningún caso, que estamentos como los médicos, la universidad y los jueces también salen a la calle a desgañitarse, como simples mortales, no sé si me siento aliviada, creo que no, más bien me siento anonadada y quieta esperando a ver cómo acaba esto. Sólo ya me tumbaría del todo que también se les calentara la sangre a los políticos de la oposición, que se declararan en huelga de asistencia, que les descontaran del sueldo lo que no hacen “de facto”. Ese día, que no veré, creo que ya sería el acabose. Y no pretendo que se convoquen elecciones, entre otras cosas porque yo no tendría a quién votar, pero si desearía que con un golpe de efecto se propiciara un pacto, un consenso, una reflexión conjunta y serena que es lo que corresponde al estado de emergencia nacional que tenemos.

Empezamos con que no había programa y a ver qué pasaba. Entonces se fueron dando palos de ciego, se fueron haciendo recortes, se fue desmantelando el estado del bienestar y la justicia social. Ahora resulta que no se equilibran las pensiones porque “no se tiene más remedio”, y con esa frase está todo dicho. Lo siento pero “no he tenido más remedio” es la frase que se lleva y a aguantar. Yo siempre he pensado que cuando se equivoca uno tanto o ignora uno tanto o no sabe uno qué hacer, se deja paso a otro a ver si lo hace mejor. Pero no, esa no es la cuestión, que no me la creo en absoluto. Yo sólo tengo una fe y no es esa.
¿Sabéis lo que pienso? Que todo es estrategia. Que el presidente va a su economía, a tratar de hacer lo que dice Europa, él lo ve así, que el presidente no quiere cargar con el coste ideológico y que deja a dos arietes como Wert y Gallardón para que hagan el trabajo sucio y enciendan mechas para ocultar el verdadero fuego. Y nos traen en jaque a todos y ya sí somos todos. No puedo creer que no esté todo orquestado para confundir, no puedo creer que justo cuando va a haber un incumplimiento más con respecto a las pensiones se provoque al catalanismo o a los jueces, no me puedo creer que las declaraciones de estos ministros, totalmente alejadas del diálogo, en vez de pacificar, cabreen más a quienes están protestando por algo. Todo el mundo puede cometer errores pero no los mismos y por parte de la misma gente. Hay que dialogar, bajar a la arena, cambiar el gesto adusto y ofensivo por otro que escuche, y en consenso, tal vez intentar que haya un término medio que podamos entender.

Todo tiene que ser una estrategia para sacar adelante la línea económica y social que pretenden y a cualquier precio en el más puro y duro absolutismo. Me ha dado por imaginar lo que hablarán en el consejo de ministros, cómo se confabularán para colarnos los recortes económicos y sociales. ¿Os lo imagináis? Me imagino al Wert estratega y al Gallardón punta de lanza. Bien, dirá el presidente, que este soliviante a los catalanes, que le ponga al caramelo el papel del españolismo y así no se enteran de más; que tú soliviantes a los jueces con una reforma injusta y les distraigas atacándoles por las pelas que pierden; que tú callada ante los médicos, ya se les pasará con sus consultas privadas, y que tú pongas cara de patata cuando tengas que explicar lo que hemos decidido, que se te da bien hacerte la impasible. Yo a recoger el premio Nobel nada menos que de la Paz como Unión Europea, que esa es otra que clama al cielo. Que en ese consejo de ministros se hable así a espaldas del pueblo no es soportable, es un ataque a nuestra dignidad como ciudadanía pero también un desgaste democrático que podemos lamentar y sufrir durante mucho tiempo.

Creo que así lo veo a fuerza de no entender nada. Si presupongo que nadie es tonto, y seguro que no lo es, tengo que pensar que todo está orquestado. Si presupongo que un presidente está al tanto de todo, tengo que pensar que es con su consentimiento. Todo el gobierno está de acuerdo en llevar adelante su plan, todo tiene que ser un plan para desgastarnos, ya no queda nadie sin salir a la calle, ya no sabemos qué hacer, sólo irnos empequeñeciendo.

La balanza siempre fue el símbolo de la Justicia, pero no parece ser lo importante en este caso, lo clamoroso es los vaivenes de la venda. La diosa griega Themis, no tenía venda porque era la diosa dulce del buen consejo, sin violencia ni cólera. Tampoco la Fas o Iustitia romana la tenía, aunque ya aplicaba el derecho creado por los hombres, de ahí el león. El cristianismo entronizó la espada y es ya después de la Revolución Francesa cuando se pone la venda, no era suficiente la balanza, ya era necesaria la imparcialidad. Pero desde entonces hemos ido en picado.

Ahora no hay división de poderes que equilibren, todo es uno, el ejecutivo. El ejecutivo quiere intervenir en los otros dos, los socava. El uno no sabe no contesta, está en su escaño y sus prebendas, y el otro ya ha empezado por quitarse la venda y puede estar a punto de darle a alguien con la balanza en la cabeza. No podéis imaginar los chistes gráficos que me vienen a la mente. Me congratulo de seguir teniendo imaginación pero tampoco con chistes vamos a ninguna parte.