Va a ser mi opinión, sólo mi opinión y sin ánimo de ofender, pero fue la frase que me vino a la cabeza cuando me enteré de los resultados de las elecciones catalanas, que por cierto no ocuparon mi mente en todo el día. Por la noche, y ya tarde, me dije: “¡anda, si han sido las elecciones en Catalunya!”. Y ya me enteré de los resultados. Y he escogido el tema, que hoy ya está bastante manido, porque aunque a mí ya me aburran ciertas cosas, he comprobado que a vosotros y vosotras no tiene por qué pasaros igual y además he echado de menos vuestros comentarios. Está claro que para todo una debe estar en este planeta a no ser que haya decidido no estarlo o quiera tomarse un tiempo de relax… Al menos ya sé que para los paréntesis lo mejor es hablar del sexo de los ángeles. Por cierto ¿todavía existen tal y como nos los habían presentado? No, es que como ya la mula y el buey no están, pues decía yo… Con los recortes esto parece un chiste de interminables variables y porque también la mula y el buey, los pobres, son los menos apreciados… Si hubiera sido un caballo o una vaca… ¿Eh?
Pues a lo que iba. Al señor Artur Mas le ha salido el tiro por la culata, sí, ya sé que ha ganado sus elecciones, pero no iba él a eso, él iba a conseguir una mayoría absoluta que le permitiera abrir un camino a la independencia o tal vez pretendía, al mismo tiempo, ocultar la pésima gestión económica que ha llevado en Catalunya, la crisis que tiene, y que es igual que la de todos pero que en ellos, acostumbrados a alardear de riqueza, progreso y avance, parece que no pega y les llena de vergüenza compartir con los demás esta pobreza que nos va invadiendo. Aparte de su deseo separatista y que se sienten superiores, yo creo que no quieren juntarse con “los pobres”… El nacionalismo vasco no quiere cuentas y nos olvida, el catalán nos desprecia. A grandes rasgos porque habría que matizar, cómo no, es lo que pienso.
El otro día llegó a mis manos un vídeo de un ciudadano israelí que se desmarcaba de la política de su gobierno en contra de los musulmanes. Venía a decir que él no tenía nada contra ellos, que los ciudadanos de a pie no nos pelearíamos si los políticos de turno no se sintieran salvadores y elegidos por la mano divina y la emprendieran con enemistarse con todo el mundo. Enemistarse por decreto. Yo pensaba entonces que no tengo nada en contra de los catalanes o los vascos per se, que si tengo que hablar con ellos, hablo y que si a veces nos ofendemos es porque los de arriba nos envenenan la sangre. A mí me da igual lo que hagan en el ejercicio de su libertad y su voto en su comunidad, aunque es de sentido común que haya una norma general que regule la convivencia porque no sabemos coexistir sin ella. Pues lo mismo en este tema, porque si hay algo bueno, y lo hay, en el estado de las autonomías, es que yo no tengo que decidir por ellos, no me faltaba más.
Me he preguntado a raíz de todo esto si este señor dimitiría, y no sólo por coherencia y honradez sino porque yo no le arriendo la ganancia, se ha quedado sin parapeto que oculte la situación económica y yo que sé cómo va a gobernar. Él se creyó, al ver la Diada, que era “toda Catalunya”, él se creyó, al ver el Nou Camp, que todos eran del Barça, él olvidó la periferia, se dejó engullir por el centralismo y… me alegro, porque no podemos olvidar los márgenes porque los márgenes cuentan y bastante. Ya lo hemos visto y no creáis que lo digo sólo por ellos, aquí también el centralismo de Andalucía la baja campa por sus respetos y tengo que recurrir a lo local para enterarme de algo. A veces me es imposible hasta saber el tiempo que va a hacer aquí, como si todos viviéramos en Sevilla o en el campo de Gibraltar. ¿No os habéis fijado? Me sé el tiempo y lo que hacen cada día los habitantes de casi cada pueblo de Sevilla o Cádiz y sin embargo me cuesta saber el mío o el de Almería. A algunos solo una desgracia nos saca del centralismo. Y eso que hablo del tiempo, de lo demás ya ni cuento… Lo que quiero decir es que los nacionalismos también tienen su talón de Aquiles, no miran a todos, se miran a sí mismos. Habas hay en todos lados.
Otra pregunta que me hago, con la que está cayendo, es quién pagará todos los gastos de estas elecciones, todos los viajes “internacionales” que ha hecho el señor Mas para vender su idea ilusoria, todo el dispendio para no conseguir nada. Para esto no se hubieran necesitado alforjas, para un político que no sepa ser estadista todo esto ha sido un batacazo que le está muy bien, lo repito. Pero es que también casi me da pena su socio de siglas: Unió. Yo respetaba a Durán i Lleida, ahora no sé cómo va a soportar el papelón sin que se le caiga la cara de vergüenza ajena. No le pega, aunque eso me dice que la política no es noble o no la hacemos noble, casi siempre se habla diferente de lo que se piensa. Por eso no quiero que os extrañéis cuándo no opine de algo candente porque la opinión siempre tendría que ir hacia una desconfianza progresiva, hacia una sensación de pérdida de valores o hacia un cabreo que no me llevaría a ninguna parte. Que me fío ya de muy pocas cosas, vaya. Y por eso, a veces me dedico a distraerme con otras cosas que no interesan a nadie.
Pero tengo que confirmar mis apreciaciones y por eso he probado a hablar de esto y no del banco de alimentos que este fin de semana estará en todas las grandes superficies de Linares y a lo que nos hemos comprometido las asociaciones vecinales. No quería arriesgarme a no contar con vuestra participación en lo actual, lo que interesa, porque… ¿qué me ibais a decir del banco de alimentos? ¿Que tenemos que ser solidarios, que no todo el mundo actúa de buena fe, que no tenemos el derecho a contemplar el hambre de los demás, que cualquier acto de ayuda debe ser anónimo y silencioso…? ¡Qué me vais a contar! Por eso he preferido hablaros de las elecciones catalanas aunque me importen bien poco.
A mí me gusta ayudar pero no me gusta que me lo agradezcan porque nunca sé por qué he podido tener más suerte que otros para poder ganármelo, todos somos iguales… Pero yo pienso ahora que, aparte de casos puntuales de despilfarros, pelotazos y cara dura, en la pobreza de hoy salen a la luz nuestros defectos… la falta de capacitación, la desigualdad que ha impedido que las mujeres ahora estén contribuyendo del mismo modo, que todos sumemos y no restemos, la cultura de protección de hijos que no se valen solos, el olvido del esfuerzo, el trapicheismo digno de un lazarillo cualquiera y la poca solidaridad, llevárnoslo calentito sin preocuparnos de haber construido el país entre todos… Y más cosas.
Hay hambre y verdadera necesidad, parece que no hablamos de otra cosa, hay que ver cómo han cambiado nuestras conversaciones y convivencias. Ahora toca compartir, ahora toca dar, o en tiempo o en especie. Se piden alimentos no perecederos y no es casual que lo no perecedero sea lo que nos haga sobrevivir, tanto de cuerpo como de alma. Lo no perecedero básico y lo no perecedero sublime. Entendámoslo y guardemos, hasta que el temporal escampe, los ideales y los valores junto con los garbanzos y el aceite… Nos van a hacer falta porque todos los años que nos quedan se van a convertir en una gran Navidad.

Artur Mas – Foto: CiU (Licencia CC)