Me siento un animal subversivo
de una sociedad cuya decadencia
ingiere dignidades. Quiero salir
de esta jaula llamada mundo
en la que predomina la globalidad
en las palabras, en los hechos,
en los pecados, no los míos,
yo no he de redimirme
por los demás, nadie lo hace por mí.
Despiadado he arroyado a mi sombra, ahora he de curar sus heridas
con flores de humo, y a menudo
imagino subir a las nubes para divisar
desde lo más alto, las partes moldeables
de la tierra, de nosotros. Todo está duro,
sólo puedo hundir mis dedos en la plastilina
de los cuentos, en el barro de los sueños
y de vez en cuando, me da por gritar
poesía…dejo de soñar y…
Vuelvo a ser un animal alienado,
hambriento de paz en la hambruna
de tanta indignidad, mas, vivo
adornando palabras, ahogando
penas, esparciendo alientos de libertad.