Cuando pienso el artículo de cada semana, intento que quien lo lea, esté de acuerdo o no con él, tenga la sensación de que no ha perdido su tiempo. En realidad, creo que el simple hecho, o no tan simple, de ponerse delante del ordenador y, entre los miles de millones de variables que Internet ofrece, empezar a leer un artículo de opinión, intentando comprender lo que el autor trata de transmitir y, además, tomar una posición sobre lo que se está leyendo, es algo muy de agradecer. Más aún, cuando quien lo lee pasa a un primer plano plasmando en un comentario su propia reflexión sobre lo que ha leído.
Como creo que han intuido, este artículo va de LEER, pero de leer con mayúsculas, porque creo firmemente que es a través de la lectura y del desarrollo de la comprensión lectora como maduramos como ciudadanos. Así es como aprendemos a tener opiniones propias, fundadas en el conocimiento y no en los rumores. No me malinterpreten, la transmisión oral del conocimiento es tradicional en el ser humano, antes de saber leer y aún sin saber leer aprendemos muchas cosas de todo tipo. Pero yo no me refiero a ese tipo de aprendizaje, más bien al que adquirimos cuando a través de la lectura podemos contrastar lo que nos han contado y posicionarnos sobre ello.
Un buen ejemplo de lo que trato de explicar es lo que conocemos o creemos conocer sobre el Camino de Santiago y de quién pudiera estar siendo objeto de veneración en la Catedral. Lo que nos enseñan a través de lo que escuchamos es que en esa Catedral está enterrado el apóstol Santiago, uno de los doce apóstoles que acompañó a Jesucristo en sus enseñanzas. Sin embargo, hace unas semanas cayó en mis manos una interesante tesis doctoral titulada “Bárbaros e Iglesia en el s. V”, en ella, entre otras muchas cosas la autora, plantea la posibilidad de que quien esté enterrado en el mausoleo de la Catedral sea Prisciliano. Así, tirando del hilo, me he enterado de quien era Prisciliano, de su relación con el camino de Santiago, del origen de las peregrinaciones y de lo que supuso este mito en la edad media. Del peligro que supuso Prisciliano para la Iglesia oficial en su época, de su herejía y de su ejecución. Y de que, lejos de ser una cuestión pacífica, sigue habiendo, hoy día, una polémica abierta sobre Prisciliano y Santiago.
En resumen, leer enseña, nos enseña a pensar y a posicionarnos sobre las verdades absolutas. Esas que no existen, porque en todo lo que decimos siempre hay una parte importante que puede ser discutida y ser conscientes de ello nos enseña a ser tolerantes, a encontrar mejores argumentos y más documentados. Leer nos hace libres, enseñemos a nuestros niños a ser ciudadanos, enseñémosles el amor por la lectura.
Fuentes:
http://www.elmundo.es/cronica/2003/399/1055060973.html
dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/58104.pdf
www.manuchao.net/ressources/galeria/…/prisciliano-espa.doc
Totalmente deacuerdo con lo vertido. Respecto al apóstol Santiago, decir que a este paso excomulgan a Jordi.
Isabel, leído su comentario de lo que piensa al escribir su artículo de cada semana, me apetece darle mi opinión sobre lo que pienso, cuando estoy delante del ordenador leyendo los artículos que escriben todos ustedes y las opiniones de las personas que los comentan.
Para mí lo más valioso que tiene una persona es su tiempo, pues como es lógico para todos es limitado, por ello siempre pienso que una persona, cuando escribe, me ha dedicado parte de su tiempo “vida” y esto me enseña como usted bien escribe a ser más tolerante, encontrar mejores argumentos, más documentados y a ser más libre. Quiero aprovechar la ocasión, para expresarles mi gratitud más sincera, a todos, por los artículos y las opiniones.
felicidades por este y los anteriores artículos que le he leído. Son francamente interesantes y para mi una cosa que considero importante, saber sintetizar en pocas palabras lo que dice y no escribir «testamentos»
Respecto a lo de leer, es algo que siempre he considerado de vital importancia
Primero por disfrutar, segundo por cultivarse y tercero por estar enterado.
Pero estara conmigo que eso se tiene que inculcar en la familia y desde pequeños, cosa que cada vez es menos habitual.
¿en cuantas casas ven los hijos un periódico,? y mucho menos un libro.
Pero seguramente si conocen las tapas de todos los bares y si me apura de los pueblos de los alrededores.¿
Cuantos maestros habrá hoy día que les fomenten la lectura?. Seguramente son ellos los primeros que nunca lo han hecho.
Leer te ayuda para ampliar el vocabulario, poder escribir con mas propiedad no solo dela manera como lo hacen con el móvil,y si me apura hasta para tener menos faltas de ortografía,
Pero como es algo que no se fomenta ya vemos las culturas que se nos pasean por el mundo.
Espero siga escribiendo. un saludo
Excelente artículo Sra. Estévez. Mis humildes felicitaciones.
Permítame, no obstante, una epqueña apreciación.
No basta con leer, así creo que quiere indicarlo al escibir la palabra con mayúsculas, LEER; hay también que saber entender lo que se lee, asimiarlo, acomodarlo en nuestras estructuras mentales y sacar las conclusiones más personales, al tiempo que objetivas, de lo leído.
Cómo decía una antigua profesora, «no basta con pasar por la Universidad, si no que es necesario que la Universidad pase por nosotros». Apliquémoslo a la lectura.
Un cordial saludo.
Estoy de acuerdo, yo , como sabes, soy una maestra que lee y mis alumnos, lo sigues sabiendo, también leen o les enseñé a leer… Es difícil hoy en día, por mucho que lo intentemos, conseguir a edades tempranas una buena comprensión lectora… Cuando algunos éramos pequeños nos encantaba leer, corríamos a leer cuentos, tebeos, lo que fuera… a lo mejor es que era lo más ilusionante de entonces, ahora los niños y niñas tienen demasiadas cosas que les ilusionan o les distraen y se le hace muy cuesta arriba. La solución es el hábito y la familia, el ambiente propicio de la familia… Con una tele o cualquier otro artilugio en cada habitación usurpando el lugar de una pequeña biblioteca no es posible. Ah! Los maestros /as enseñamos a leer y leemos… ¿dónde estaríamos ahora si no lo hiciéramos?
Sra. Estévez, de las impepinables verdades que proyecta en este artículo, me quedo sobre todo con el último párrafo, acerca de las verdades absolutas y nuestro posicionamiento ante ellas. Como Vd. dice “aquellas que no existen” y por tanto nos ayudan a aprender tolerancia respecto a los demás, aunque disintamos con ellos. Pero por desgracia, la asignatura de la tolerancia, es algo que muchos/as no han estudiado en el cole, y ya es tarde para matricularse en ella.
Leer nos hace libres. Se dice: “ante la oscuridad enciende un libro” pero muchas personas para su desgracia, por mucho que lean no dejarán de seguir siendo las acémilas que en su familia, sus padres formaron. En fin Sra. esto no va por Vd. y por tanto un cordial saludo.
Reiterar los comentarios elogiosos hechos a su escrito.
El hábito de la lectura, es el más importante que se puede inculcar en un niño, recuerdo aún con agrado los gratos momentos que pase leyendo de pequeño a Julio Verne o a Emilio Salgari. Ayuda a la concentración en el estudio, y al desarrollo de la personalidad. Mejora el vocabulario y la ortografía.
Tengo la costumbre de regalar libros, y mi mayor satisfacción es recorrer librerias.
Enhorabuena Sra. isabel.
Se agradecen artículos breves y directos.