Deja en libertad a la palabra, ella
no tiene la culpa, sólo se disfraza
de emociones y sentimientos, de ideas,
de historias más o menos
complejas, de rezos o cantos.
Palabra que mueve el mundo
o lo cambia, que atemoriza o une y derrota,
la que gana y pierde batallas, sin balas.
Deja en libertad al verbo,
que haya movimiento, que se mojen
con lluvias de letras nuestros párrafos.
Déjanos vivir de paz y en paz, e incluso,
deja en libertad nuestros silencios.