Posiblemente con el Plan Bolonia, la figura del profesorado universitario se vaya extinguiendo paulatinamente y con el paso del tiempo esta figura sea un ente algo difuso en la mente de muchos estudiantes, cuyo guía virtual sea Internet y no consigan saber cuál era la función del anacrónico docente.
Con este artículo cierro mi opinión sobre este apasionante mundo que es la Educación, pidiendo disculpas si en algo he sido reiterativo, pero para mí ha sido importante.
Dijo el gran pedagogo francés Celestín Freinet: “No podremos educar a nuestros alumnos para que mañana consigan el mundo de sus sueños, si nosotros no creemos ya en esos sueños”. Muchas veces cuando oigo que si determinada persona tiene tal patrimonio, me quedo pensando diciéndome a mí mismo ¿Se dará cuenta la gente que el mejor patrimonio que tiene una persona es su familia y los estudios y educación en conocimientos y valores dados a los hijos?
Porque la Educación de un/a joven es una tarea muy delicada, sumamente delicada y es una “hucha para abrir en el futuro”. Esto se lo repetía casi a diario a los alumnos. Es una tarea que los padres han de ejercitar con sus hijos día a día compartiéndola con los maestros, intentando ambos, padres y maestros estar en completa sintonía, porque si no….
Hemos de llenar a estos chavales de vida e ilusión, responsabilidad ante sí mismos y ante los demás… enseñarles a “subir a la cima y cuando estén arriba, animarles a seguir subiendo” como diría Jorge Bucay. ¡Qué hermosa palabra la de Maestro! Una excelente muestra de su papel, es la del maestro de música en la película ”Los niños del coro” en la que este hombre, con una vocación grandísima por la enseñanza, logra empatizar con los chavales, conseguir su cariño y respeto y hacerse con el control de la clase. También una gran película sobre el tema es “El club de los poetas muertos” en la que el profesor consigue que los chavales, amen la Literatura, que no es poco.
“Dijo el discípulo al Maestro…¿Por qué no quieres revelarme el secreto último de la Iluminación? Y dijo el Maestro: ¿has oído el canto de ese pájaro? Sí, respondió el discípulo. Pues entonces (dijo el Maestro) ya sabes que no te he ocultado nada”. Sería hermoso que supiéramos ver un árbol, una flor, la sonrisa de un niño, la ternura de una madre. Pero ver todo ésto con los ojos “de dentro” para hacérselo ver a los chavales. Ellos necesitan cariño, afecto , cercanía, pero también han de sentir la autoridad y la firmeza del Maestro cuando es necesario. He comprobado en mi vida docente que si actúas así con ellos, te lo agradecerán enormemente, aunque en ese momento no sean conscientes de ello. Generalmente mis alumnos se han autoevaluado a instancia mía, con la intención de que fuesen críticos con su propio trabajo… y lo conseguí. Pero asómbrense: ellos se autoevaluaban con más rigidez de la que yo pudiera tener. Luego evidentemente, la nota la ponía yo, pero la nota estaba por encima de lo que ellos esperaban. Así un año tras otro conseguí que maduraran en su personalidad amén de otras cosas. Mi trabajo ha sido maravilloso y no tengo palabras para dar gracias a Dios de lo que he disfrutado de él.
Pero infinidad de padres y madres hacen una grave dejación de sus obligaciones, y nos encontramos en las escuelas con lo que nos encontramos; muchas veces con auténticos indomables, que ni los padres pueden con ellos; así que no digan un maestro o profesor, que además no tiene armas, sólo la psicología, y muchas veces ésto falla también. Hay que saber de confección para conocer el paño y el paño en Educación tiene una trama bastante compleja, que muchas veces ni las máximas autoridades educativas conocen.
Siempre se ha tratado a los docentes no demasiado bien, quitándoles la autoridad ante los ojos de los padres y alumnos por los malditos y puñeteros votos, llegando padres e hijos a tener más poder (que no autoridad) que el profesorado ante la Administración Educativa. Pero los políticos supieron hacerlo muy bien: Hicieron llegar el “largo brazo de la Administración” a los Centros Educativos convirtiendo a algunos directores y adláteres (por suerte no todos), en sus canes guardianes, creando malestar y dividiendo así a un claustro de profesores: unos los vocacionales de su trabajo; otros los “vocacionales de medrar” aunque fuese a costa de subir escalones humanos. Sí lo hizo bien la Administración, vaya que sí.
Desde muy joven lo tuve claro: a mí me gustaba enseñar. Admiraba al gran pedagogo brasileño, Paulo Freire, a Celestín Freinet,a Bernabé Tierno ( del que sugiero lean algo). Freire revolucionó la Educación, sobre todo la de los adultos. Hoy tenemos en Linares un Centro de Formación de Adultos llamado Paulo Freire y he de decir en honor a la verdad que hay profesionales de gran calidad y un alumnado con el que da gusto trabajar, amén de una excelente Dirección.
Evidentemente, no todos los docentes somos buenos profesionales y la experiencia de algún padre con un mal profesional de la Enseñanza, puede dejarle marcado para siempre. Ocurre en todos los campos y en cualquier trabajo y profesión y es una pena.
Pero hay muchos, pero muchísimos profesores y maestros con auténtica vocación, llegando a convertir esta vocación en una suerte de sacerdocio. Hay muchos docentes que han cargado y siguen “cargando pilas” con los chavales; gente enamorada de su trabajo; gente que ve con alegría el comienzo del curso escolar, porque echan de menos a sus alumnos; gente que piensa que lo primordial es el educando y mandar el papeleo y las estadísticas a hacer gárgaras. Profesionales comprometidos con el proceso educativo de sus alumnos, que participan en todas las actividades extraescolares que se organizan; que se llevan a 60 niños/as a comer a algún restaurante en fin de semana (en su tiempo exclusivamente personal). Profesionales que no tienen inconveniente en llevar a sus alumnos de viaje, a pesar de cómo está el patio.
Hay equipos directivos buenísimos que llevan 25 años en estos puestos de responsabilidad porque el claustro los apoya y no quieren cambiar de Dirección. Directores que dejan hacer su trabajo a los Departamentos sin necesidad de estar fiscalizando continuamente, no como ocurre en algunos centros , que la Dirección es una dictadura y el profesorado tiene que pedir traslado totalmente amargado. Esa dictadura sí tendría que ser fiscalizada por los inspectores educativos, pues daña mucho y repercute en la educación de los chavales. Y el último Centro Educativo en el que he estado, ha sido un ejemplo del buen hacer de la Dirección como señalaba antes. En la Enseñanza hay de todo, como en botica y no es justo que la mayoría tenga que pagar por la falta de profesionalidad de otros.
Muchísimos docentes, tienen una preparación más que suficiente para llevar acertadamente el proceso educativo de su alumnado. Pero la Administración y los padres deben de dejarles hacer su trabajo. La primera pidiendo cuentas, sí, pero dejando al docente hacer lo que sabe que es enseñar y los padres colaborando y facilitando la tarea. Profesores que ponen clases por la tarde aparte de su horario oficial, para hacer avanzar más a sus alumnos/as (clases extra que no se pagan). La culpa del fracaso escolar, no es en su generalidad del docente(hay casos que sí), sino de la Administración Educativa que fija contenidos de risa en las distintas materias, con muchas fotos, eso sí, pero con poca chicha y esto hace que en lugar de estimular lo que hace es frenar el avance. Y claro, los inspectores educativos también tienen que obedecer a sus superiores políticos… que acaso no sepan nada de Educación.
Urge, ya lo digo en un artículo anterior, ese Gran Pacto de Estado para que la Educación levante el vuelo y adquiera la altura que este país merece. La docencia la han viciado los políticos. A veces los medios materiales acaban por convertirse en exclusivamente indispensables. Yo no lo veo así. Con los medios justos se puede hacer mucho y nuestro niños y jóvenes españoles, no son más tontos que los demás, porque en ciertos casos las carencias aumentan la creatividad. ¿Qué ha conseguido la Junta inundando los colegios de ordenadores personales en primaria? Bajo mi punto de vista nada. Con todo ese dineral ¿no podían haber contratado a profesores de apoyo?
Durante muchos años con mis alumnos de bachillerato no he utilizado libro de texto, porque quería que aprendiesen a tomar apuntes… y aprendieron. Ya sólo estudiaban con sus apuntes, porque como suele decirse: unos malos apuntes son mejores que un buen libro. Si acaso les sugería que los Reyes les trajeran como regalo tal o cual libro de la materia, porque les iba a ser indispensable en sus carreras universitarias. Hay profesores que a través de un diálogo con sus alumnos transforman la clase en una lección de ética, moralidad, de escala de valores. Muchos más profesores que lo que Uds. creen y los chavales son agradecidos. Es gratificante que los alumnos te paren por la calle para saludarte y preguntarte como estás, porque significa que has llegado a su interior, que algo has dejado en ellos, que han oído el canto del pájaro.
Urge la recuperación de la credibilidad del profesorado, hastiado de ver como la sociedad lo ningunea, para que recupere la ilusión por su trabajo. Trabajo que es uno de los más hermosos que puede haber pues la responsabilidad ante los alumnos es enorme porque es de índole moral. Casi nada.

Fotograma de «El club de los poetas muertos»