En esta primera vez que pretendo encontrarme con vosotros, desde estas páginas que no podremos tocar más que con los ojos de mirar y con esos otros ojos del interior que es donde me gustaría que llegaran mis palabras, me planteo presentarme para que quien no me conozca lo haga y para quien ya sí me haya llegado a atisbar, me recobre. Y lo haré escribiendo que es lo que mejor puedo ofrecer. Quizá, alguna vez, no se lleguen a entender del todo mis palabras porque el engarce de unas con otras se haya escapado en el chisporroteo del momento, o porque la mente haya ido más deprisa y relacionado demasiadas experiencias personales que nadie tiene por qué conocer o porque también, a veces, la atmósfera que envuelve el acto creativo te hace levitar impalpablemente. En cualquier caso os recomendaría que lo tomarais como momentos íntimos con ansias de ser compartidos, para aclarar siempre hay tiempo, sobre todo si ponéis el acento que se me hubiera olvidado. A veces olvido los acentos.
Con esto quiero decir que muchas veces haré literatura.
Haré literatura en los días en los que me apetezca jugar en un ir y venir de cometas. Las cometas no siempre vuelan, se inician y caen y es en esos dos momentos cuando os puedo garantizar que entenderéis por donde va mi sentimiento, lo que de verdad me interesa y lo que sinceramente me golpea aún cuando vaya revestido de una contención premeditada y lógica para el tiempo en el que estoy, en el que vivo y al que he llegado.
Otro aviso que siempre he deseado es deciros que os voy a tutear, con vuestro permiso. Me encantará tutearos porque no sois desconocidos para mí, somos habitantes del mismo lugar, nos tropezamos continuamente, miramos desde las mismas cosas hacia las mismas cosas, nos será familiar la cercanía y eso se merece un trato distendido, un tono cálido y un respeto esperado. Y todo con esa aportación a este puzzle que todas las opiniones van a formar. Me gusta el símil del puzzle, me gustan esos rompecabezas grandes a los que recurrimos para relajarnos al atardecer. En principio no sabemos qué saldrá reflejado en él pero estará hecho con todas las opiniones y todos los puntos de vista. Y éste, el mío, sólo será uno más.
Y cuando se coincida, pensaremos que encontramos las innumerables piezas de un mar azul e inmenso; y cuando pensemos diferente, colocaremos gaviotas dispersas que también embellecen el cuadro: y cuando haya cosas que sí y cosas que no, pensaremos en aquellos barcos de distintos colores que al menos tienen en común el motor que los impulsa. Y cuando no estemos de acuerdo en nada, el foco se abrirá para ver que en la orilla también existe alguien que contempla incluso la fantasía de quien faena y lucha con las olas. Todos cabemos en ese cuadro que cada día se verá moteado de algo que nos recuerde que lo hemos confeccionado juntos. No me importará por tanto que no se esté de acuerdo con lo que diga ni agradeceré demasiado que se compartan mis opiniones. ¿Por qué? Porque escribir es mojarse y todos estaremos rezumando agua, preferiblemente salada. Por lo que cauteriza.
Escribir es mojarse. No puede alguien escribir para decir banalidades porque no se puede engañarse ni engañar siempre sobre lo mismo y durante mucho tiempo. Y para escribir se necesitan palabras y que esas palabras lleven un tono y que ese tono acerque a lo que realmente pensamos y de la manera que lo pensamos.
De mí nunca se va a poder esperar que haga sangre, no hace falta que lo escandaloso del líquido, por muy vital que nos sea, nos aleje de la claridad con la que nos hemos querido expresar. De mí se puede esperar la palabra exacta, colocada en el lugar conveniente y lo más aproximada, si es posible porque muchas veces no lo es, a lo que vaya a ser capaz de defender. Ella siempre me consolará en su veracidad o me reprenderá en su falacia. Pero sé que, por muy escritora que sea, no sé inventar, sólo sé decir lo que pienso de la mejor manera posible para mí: la mía.
Eso os ofrezco en la humildad de mi pluma convertida en teclado. Y es un honor para mí, porque os respeto, queridos lectores de Linares28. De momento tengo las piezas del puzzle en la caja pero será un placer abrirla y compartir ratos mirando, remirando, pensando y decidiendo hasta colocar con un gesto de satisfacción el trozo de azul, negó, verde, rojo y mezclas que nos haya tocado. Y no será por casualidad, porque la casualidad no existe.
Estoy impaciente porque sueltes amarras.
Bonito símil, Miguel… me has «reconducido». Gracias.
Bienvenida Merche, a la plataforma digital que Linares necesitaba en todos los temas y aspectos en los que se mueve esta Ciudad. Eres una excelente escritora y articulista de la que yo bebo. Sólo decirte que encontrarás a tus artículos respuestas de todo tipo, unas con más educación que otras.
Las respuestas de los contertulios, cuando las hacen con educación, son edificantes, constructivas. Las otras no tienes que hacerles caso, pues son las típicas personas que incapaces de crear nada y firmarlo con nombre y apellidos nada arriesgan y por tanto no merece la pena tenerlas en consideración. Bienvenida, pues con tu participación das mucho caché a esta sección de opinión.
Está bien la aclaración que haces al inicio: “Quizá, alguna vez, no se lleguen a entender del todo mis palabras” para quien te ha leído en alguna ocasión, como es mi caso, lo entiende y quien te siga por primera vez, está avisado. Pero lo que más me ha gustado es el símil del puzzle, las gaviotas y los barcos de distintos colores. Qué importante es que las personas entendamos que cada uno tenemos unas “gafas” para ver el mundo y para cada uno de nosotros las nuestras son las mejores, pero por favor, un respeto hacia los demás y sus ideas, es fundamental en la vida.
Siempre es un placer escucharte… Bueno, leerte en este caso. Estabas bastante perdida y me alegra saber de ti. Espero poder seguir leyéndote.
¡Hola Mercedes,que alegría encontrate! Ha sido algo casual y de veras me llena de felicidad el saber de ti. Más aún, el que continúes con tu labor de escritora. Magnífico.
Tu artículo es muy bueno (como todo lo tuyo) ¡Y tanto que es mojarse! Es ponerse chorreando, qué nos vamos a contar… Escribir opinión es desnudarse, es un acto de valentía.
Me gustaría hablar largo y tendido contigo. Ojalá nos encontremos pronto.Te mando el mejor de mis deseos. Chao
Mª Dolores Rodríguez Infante