Llevo mucho tiempo queriendo escribir sobre la fuerza de algunas mujeres a las que admiro, de algunas madres o, más bien, de un tipo de madres. Ya sé que en este momento hay otros temas de más actualidad y enjundia, pero total, hay tanta gente opinando sobre ellos y de manera tan sesuda que me voy a permitir la licencia de escribir sobre MUJERES.
La vida nos pone a prueba a todos, hombres o mujeres, pero tradicionalmente quienes lo han tenido más complicado para superarlas han sido las mujeres. Hoy quiero rendirles un homenaje.
Desde pequeña he escuchado grandes historias de mujeres, Mariana Pineda era mi heroína, pero conforme he ido creciendo las mujeres a las que admiro se han vuelto más cercanas.
Son heroínas a las que veo como cada día sacan fuerzas de no se sabe donde, puede de un árbol mágico, puede que del árbol de la fuerza, para ayudar a sus hijos, para seguir adelante, para sobreponerse a la enfermedad, al dolor, para ser todo en una: madres, compañeras, amigas, enfermeras, cocineras, contables, psicólogas, maestras…y, en ocasiones, hasta padres.
Historias de mujeres con coraje que han apretado los dientes y se han sobrepuesto a situaciones tan duras como las de perder a su compañero en un minuto y tener que seguir adelante con varios hijos pequeños. Y tener que ser madres, padres y todo lo que fuese necesario para conseguir que esos niños creciesen siendo felices, sintiéndose queridos. Enhorabuena, lo habéis conseguido.
Historias del día a día en que fenómenos como el de los hijos boomerang hace que tengan que volver a ocuparse de todos, los que se fueron y los que han vuelto. En una tercera edad que poco o nada tiene que ver con esa que nos venden en la televisión. ¿Me pueden decir que vejez puede ser más activa que aquella viven estas madres ya abuelas?, siguen ocupándose de sus hogares, tienen vida social, y ahora en vez de tener dos o tres hijos, tienen dos o tres familias más, porque los que vuelven no suelen hacerlo solos, vienen con pareja e hijos. Y, aunque no todas son así, yo conozco a varias, y ellas, mis heroínas, siguen apretando los dientes y tirando palante, ya mayores con goteras, con dolores y con cansancio (la edad no perdona), pero con mucho amor y mucha fuerza. Gracias por ser como sois, gracias por ser mis HEROINAS.

Mariana Pineda