Arrastro la pena de tu amor de oro y fuego.
Fui guitarra en tus manos, boca, muslos, pecho.

Contigo toqué el infierno y el cielo.
Mi alma cantó un aleluya,
voces extrañas entonaron un himno secreto.
Olor a incienso, claveles y lirios tomaron mi cuerpo.

Que mi boca no pronuncie tu nombre.
Que mi memoria borre tu recuerdo.
Que el aire no traiga tu aroma.
Que no venga…Que no toque mi pelo.
No me distraigas… No te quiero, no te amo, no quiero.

Foto: Leland Francisco (Licencia CC)